Baches en Guayaquil: “Bajarme en el paradero es como bajarme en la Luna”
La cantidad de huecos que hay en la ciudad afectan a conductores y usuarios de los buses. Los desperfectos ocasionan lodazales en las vías y las aceras
Circular por algunos tramos de la calle Esmeraldas es toda una odisea. Implica ir saltando de bache en bache y escuchar los golpes que los vehículos se dan contra el pavimento, e intentar sortear los huecos zigzagueando y hasta corriendo el riesgo de frenar a raya para no chocarse. La molestia es diaria y no afecta solo a los conductores. La sufren también los pasajeros de los buses de transporte público que no tienen como bajarse en los paraderos, debido a que si lo hacen caen en los hoyos.
Guayaquil: La falta de electrolineras y los baches limitan al taxi eléctrico
Leer másZuzetti Beltrán trabaja en un negocio ubicado en esta arteria, y sin importar el día y la hora, se sube y baja de los colectivos siempre en el carril central o tres cuadras más adelante de donde le toca por ese problema. En la calle Esmeraldas, entre Aguirre y Vélez, hay huecos en cada orilla. “En ellos me he doblado los tobillos, me he caído y hasta mi madre casi se rompe la cadera”, explica.
Para el también usuario Darío Ponce, tener la “mala suerte” de que el bus se estacione en los puntos donde están los imperfectos, incrementa el riesgo a caer en un “pozo sin fondo”.
El enorme hoyo que existe, por ejemplo, entre las calles Luque y Vélez, lo tiene harto, resalta. “Nunca me puedo bajar donde me toca, y es horrible porque más de uno cree que lo hacemos por irreverentes. Y no es así, si no pido bajarme en el paradero es porque de caer en tremenda depresión que hay sobre el concreto, fácil puedo entrar en una dimensión desconocida...”.
La pesadilla que se revive cada invierno en las vías de Daule
Leer másLos baches de Guayaquil son de otro mundo, coinciden.
En Rumichaca, a media cuadra de la intersección con la avenida 9 de Octubre, un tramo de unos 20 metros luce como aquellas típicas imágenes de la superficie del planeta Marte... llena de cráteres.
Tomar un bus en este punto céntrico de la urbe, parece una carrera de obstáculos. Hay que esquivar dos grandes baches para subir a las unidades de transporte.
Son espacios dañados que, por su extensión, acumulan el agua de las lluvias. El líquido adquiere un color café oscuro al mezclarse con pedazos levantados de la vía, formando una especie de lodo. Esto, además, ocasiona que se ensucie una pintura de loros y papagayos que se exhibe en la acera, obra artística inaugurada en julio de 2020.
“Hace unos días casi me caigo al bajar de un carro”, cuenta Víctor Velasco, un ciudadano que coge autobuses en la zona.
Especial Guayaquil: Retos pendientes de la ciudad en el 2021
Leer másSu testimonio se corrobora al ver que otros usuarios hacen la misma maniobra. Unos pocos tienen la suerte de no bajar en pleno bache si el chofer apega el pesado automotor a la vereda. Pero la mayoría de conductores para lejos del área peatonal, ocasionando que las personas, entre ellos el usuario Agustín Darquea, salten, caminen de puntas o den pasos largos para no tropezar con los charcos.
“Bajarme en el paradero implica bajarme en la Luna. Varias veces lo he hice y el pantalón, cada vez que llovía, terminó manchado de lodo. No sé por qué las autoridades no hacen algo para solucionar la molestia. No sé por qué no lo hacen cuando es evidente el calvario”, se queja.
“Oiga cómo suenan los carros. Los amortiguadores se dañan cuando se pasa por estos huecos”, comenta Luis Moncada. Él es miembro de la cooperativa de buses Río Guayas (línea 135), una de las que incluyen en su ruta a la calle Rumichaca.
En 6 de Marzo, entre Franco Dávila y Ayacucho, la situación es similar. Allí también hay un tramo con averías viales. Ahí, por meses tomar una unidad ha sido una tarea difícil, pues muchos de los conductores no utilizan el carril exclusivo para no pasar por la parte dañada de la calle. En vez de eso se estacionan en la mitad de la vía, lo que genera embotellamientos.
Es común ver que en la calle Rumichaca, los vehículos bañan a los peatones cada que pasan por los baches que, por la época invernal, permanecen con agua. Es lamentable.
Respecto a esta problemática y los trabajos previstos a realizarse para reducir o eliminar de una vez por todas las molestias, Andrés Burbano, director municipal de Obras Públicas, aseguró que en los puntos más conflictivos de las calles Rumichaca y 6 de Marzo, han iniciado ya trabajos de bacheo; pero que, a mediano plazo, a esas estructuras afectadas se les colocará pavimento. Sobre los otros puntos afectados, Burbano asegura que los tienen identicados y que serán atendidos según lo planificado.
Una montaña rusa que dura seiscientos metros
Leer másLa explicación, no obstante, no convence a los ciudadanos, puesto que, advierten, los daños no se han generado en estos últimos meses, sino que llevan años.
En las vías, lo que se siente al interior de los pocos buses que optan por sí pasar por el carril que les corresponde, pese al estado de las vías, es agobiante. Cuando atraviesan el tramo lleno de baches, el carro se mueve de izquierda a derecha, como si fuera un barco navegando en alta mar durante una tormenta.
Este Diario hizo un recorrido por el Puerto Principal y confirmó que otras vías deterioradas son la Benjamín Carrión Mora (en la Alborada), la Velasco Ibarra (cerca de Bellavista), la Pío Montúfar, Luis Urdaneta, la 25 de Julio... En este último punto, de hecho la calzada -en ciertos tramos- está cuarteada y presenta depresiones que no permiten movilizarse en línea recta por ningún punto.
Movilizarte por la ciudad es un caos. Hay huecos enormes que más parecen que son el túnel a una dimensión desconocida. Lo triste es que la autoridad no actúa como debería.
“Nos toca ir como el gusanito y ni cómo reclamarle al conductor, si los huecos son seguidos y unos más grandes que otros”, advierte Orlando Zambrano, quien labora cerca de la Base Naval Sur.
Los baches ganan terreno
Leer másFrente a este escenario, los usuarios y conductores hacen un llamado al Cabildo a que se usen mejores materiales en los trabajos de pavimentación. En varios reportajes publicados por EXPRESO, expertos en movilidad y planificación urbana han señalado este factor como el principal para que las arterias de Guayaquil continúen deterioradas o se desgasten al poco tiempo de ser rehabilitadas.