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Seis sujetos asaltaron un pasaje comercial en la Bahía, centro de Guayaquil.CHRISTIAN VINUEZA

Asalto en la Bahía: Comerciantes exigen seguridad para Navidad

Dicen sentirse abandonados. Continuos incidentes los impulsa a tomar acción por sus propias cuentas

Estamos de frente al ‘viernes negro’, y dichas ofertas son la excusa para que la Bahía de Guayaquil se aglomere. Sin embargo, el temor a que ocurra -de nuevo- un hecho delictivo que ahuyente las ventas se cristalizó la mañana del 23 de noviembre, cuando detonaciones irrumpieron en la normalidad.

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El miedo colectivo 

Empezó con la llegada sorpresiva de seis sujetos armados, a bordo de un carro y una moto. Ellos, según testigos, cometieron un asalto en un pasaje comercial ubicado frente al Malecón 2000, en el sector conocido como La Cadena. “Llegaron a robar, se llevaron una caja con celulares de un local”, dijo un ciudadano que trabaja en un local del área. 

En el momento del alboroto y del temor ocasionados por la acción delictiva, los malhechores empezaron a huir de la zona. Uno de ellos corrió hacia la avenida Olmedo, pero fue interceptado por transeúntes y comerciantes, quienes lo retuvieron hasta la llegada de Agentes de Control Municipal, quienes lo entregaron a la Policía Nacional para que lo detengan. Los demás sí escaparon.

De acuerdo con las versiones de los testigos del acto delictivo, los hampones, mientras efectuaban el atraco, dispararon en varias ocasiones, hiriendo a un colaborador de un comercio. Paramédicos del Cuerpo de Bomberos llegaron al lugar en una ambulancia para dar los primeros auxilios a la persona lastimada y llevarlo hacia una casa de salud.

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El lugar del hecho fue cerrado mientras la Policía levantaba investigaciones.CHRISTIAN VINUEZA

La indignación invade el sentir de los comerciantes, pues no se sienten protegidos. ‘‘Ya los pillos saben que pueden robar productos que se venden fácilmente. Como es muy informal a veces, hay también grandes cantidades de efectivo. En mi negocio hemos optado por no manejar efecto por lo mismo’’, cuenta Mario León, quien administra un local de productos tecnológicos aledaño a la zona del violento asalto.

Él opina que tanto el alcalde como el presidente deberían dejar sus diferencias a un lado para garantizar seguridad en estas fechas de alta demanda. ‘‘Son tan ‘conchudos’ que aquí roban los mismos hasta cinco veces. Uno se endeuda con los bancos por estos robos, prestando para mantener un capital. Es una estupidez que luego los jueces los dejen libres’’, manifestó León con agravio.

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De extorsiones y otros riesgos

María José de la Torre, quien maneja una distribuidora de juguetes, dice que tuvo que retirar el letrero de su local, ‘‘porque a uno después lo quieren vacunar, dijo’’. Así, ella intenta prevenir que la extorsión le arruine la Navidad. 

Paula Almeida, quien se dedica a la importación de artículos por temporada, expresa a este Diario que hay mucho en riesgo con la latente inseguridad: ‘‘Ya de por sí estamos mal por los apagones. Esos mismos que hacen que todo esto a cierta hora esté oscuro y nadie quiera venir. Opinan los demás que hagamos ventas en línea, pero tampoco hay garantías de seguridad allí para concretar ventas.’’, explica Almeida.

‘‘Las extorsiones han hecho que la gente deje sus negocios, se vayan del centro de la ciudad. Además cuando ocurren este tipo de sucesos (balaceras), la gente se va y no regresa a comprar. Ya está dañada la imagen de la Bahía’’, sentencia, añadiendo también que está considerando importar menos, por prever pérdidas. 

Destaca de la indignación colectiva que los comerciantes se junten a ‘linchar’ al delincuente capturado, pero ellos defienden que es lo que les ha tocado. ‘‘Estamos solos. Son ellos o nosotros, no hay que tener piedad’’, contó un comerciante que evitó dar su nombre por miedo a represalias.

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