
Bancas en las calles, el refugio urbano que le urge al caminante en Guayaquil
Guayaquileños piden colocarlas en barrios y sitios de servicio, mejorando la convivencia en barrios y protegería al ciudadano
En el norte, en el centro o en el sur, es común ver a personas caminando por las amplias avenidas de Guayaquil. Trasladarse a pie de un sitio a otro es algo característico de quienes viven en esta ciudad; sin embargo, los espacios para poder descansar en esas largas caminatas escasean.
Caminar por la avenida Venezuela, ubicada en el sur de Guayaquil, es muy común para el venezolano Domingo Balaguer, pero le resulta angustiante no encontrar dónde sentarse cuando está agotado y cansado por transitar bajo el sol que abrasa la ciudad. Es por esto que le gusta el mobiliario que está a lo largo del Bulevar 9 de Octubre. Allí puede descansar mientras espera que la oficina donde labora abra.
Esto es algo que en ninguna ciudad de su país ha visto, solo en los parques. Esto lo corrobora su coterránea Yaritza Briceño, quien comenta que este tipo de mobiliario es una buena opción para que las personas puedan sentarse a conversar, leer un periódico, esperar un taxi o descansar. “Me parece muy bueno”.
Desde la calle Lorenzo de Garaicoa hasta el Malecón Simón Bolívar hay 105 bancas, según datos de la Fundación Guayaquil Siglo XXI. Y desde la calle Tungurahua hasta la calle Pedro Moncayo hay 54.
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Carlos Guerrero
¿Dónde deberían ser colocadas estas bancas?
El guayaquileño José Jiménez gusta de recorrer el centro y sentarse en una de estas bancas. Él expresa que estos sitios son importantes, sobre todo para los adultos mayores que pueden presentar dolores en sus piernas. A su juicio, estos asientos no solo deberían estar en el Bulevar, sino también en calles aledañas al centro y en las ciudadelas del norte, como La Alborada, Samanes y Los Vergeles, es decir, en los barrios, porque son sitios donde la gente generalmente camina largos tramos. “Sería bonito que colocaran estas bancas allí para uno descansar”.
Guido Bajaña concuerda con Jiménez. Cuenta que, por lo general, al guayaquileño le gusta caminar bastante, pero hay veces que requiere un descanso y no encuentra, en su camino, un sitio donde sentarse. Es por esto que también sugiere que esto se replique en sectores regenerados, como en la avenida Portete, en el suroeste de la ciudad.
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Fernando Insua
Para Víctor Zambrano, estos mobiliarios no solo deben estar en las áreas abiertas, sino también en sitios de espera, como en la Terminal Terrestre, donde no hay bancas o las hay pero pocas: “poquísimas”. Así también, donde haya afluencia de público, como en las dependencias judiciales, comisarías y centros de salud. Expresa que la gente suele estar parada, tanto en el interior como en el exterior de los establecimientos.
¿A qué se debe que la ciudad no goce de estos espacios?
Para el historiador Fernando Insua, esta carencia de espacios para descansar se debe a una tendencia de copiar a otras ciudades, convirtiendo el espacio público en algo hostil para las personas, porque “en el imaginario de las autoridades, las bancas podrían ser usadas como dormitorios”. Sin embargo, ese criterio es erróneo, comenta. Por otro lado, agrega que la forma en cómo ha ido creciendo la urbe ha ido perdiendo su identidad, ya que esta se había caracterizado por tener soportales y bancas, lo que permitía que la gente pudiera caminar y hubiera una vinculación con el espacio público.
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Fernando Naranjo
Además de que se rescate el mobiliario urbano, también se debe cuidar, expone el historiador Ángel Emilio Hidalgo. Ante esto, la Fundación Guayaquil Siglo XXI asegura que “aquellas bancas que no se encuentran en buen estado reciben mantenimiento para que los ciudadanos puedan utilizarlas”.
¿Por qué la ciudad debería colocar este tipo de inmobiliario?
Fernando Naranjo, arquitecto y exdirector de la Casa de la Cultura Ecuatoriana-Núcleo del Guayas, considera esencial que estas bancas también sean colocadas en los paraderos de buses, ya que no solo permitirían el descanso de la población mientras espera, sino que también generarían un punto de encuentro. “Al sentarse al lado de alguien, en algún momento surgirá una conversación; esto le hace mucha falta a Guayaquil”, ya que manifiesta que la gente está muy polarizada y el hablar con otros permitirá que se acepten otros puntos de vista.
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Para Carlos Guerrero, arquitecto y docente de la Universidad de Guayaquil, es necesario que el Cabildo trabaje en un proyecto integral en el que las bancas no se vean como un detalle en la propuesta urbana, sino que se piense también en el rescate de la cultura urbana que tuvo la ciudad en años pasados. Además, la ubicación de este mobiliario debe abarcar también el uso que se le dará: descanso, espera o contemplación, es decir, debe atender todo el quehacer de la urbe.
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