
El Baño de la Cruz en Ballenita: una fusión de fe, cultura y tradición costera
Los pescadores peninsulares cumplieron con su rito de fe en Martes Santo
“¡Viva Jesús!”, “¡Viva María!”, “¡Viva Ballenita!” fueron los vítores que resonaron entre olas y plegarias durante el tradicional Baño de la Cruz, un rito de profunda fe católica que se celebra cada Martes Santo en el balneario de Ballenita, provincia de Santa Elena.
Ceremonia y devoción
Esta ceremonia, cargada de simbolismo religioso, ha perdurado por más de medio siglo, convirtiéndose no solo en una manifestación espiritual, sino también en un ícono cultural y atractivo turístico de la región.
Con solemnidad y devoción, los pescadores locales ingresaron al mar portando una gran cruz de madera, convencidos de que este acto representa una forma de purificación espiritual y una súplica por bendiciones, protección y buenas faenas de pesca. Para muchos creyentes, sumergir la cruz en las aguas del océano es un gesto de fe semejante al bautismo de Jesucristo en el río Jordán.
“Se siente un alivio a nuestras culpas, como si el mar nos limpiara por dentro”, expresó Carlos Reyes, uno de los feligreses que participó activamente en la procesión. Por su parte, José Yagual, pescador y residente de Ballenita, elevó una oración por seguridad y abundancia en su labor diaria: “Cada vez que entro al mar, le pido a Dios que me proteja, y esta tradición fortalece mi fe”.

Intenso sol y algas en el mar no fueron impedimentos
El evento comienza con una peregrinación simbólica. La cruz es llevada por los llamados Santos Varones, hombres de fe que parten desde la Catedral de Santa Elena hasta la capilla Nuestra Señora de las Nubes, en Ballenita. Allí, en un acto litúrgico lleno de espiritualidad, se realiza la entrega de la cruz a los pescadores, quienes posteriormente la introducen al mar en medio de cánticos, rezos y la esperanza de milagros.
El máster Efrén Mendoza, docente de la Facultad de Turismo de la Universidad Estatal Península de Santa Elena (UPSE), destaca la triple dimensión del evento: “El Baño de la Cruz es una manifestación con tres protagonistas fundamentales: lo religioso, lo cultural y lo turístico. Cada año llegan miles de visitantes de distintos rincones del país, atraídos por la profundidad espiritual de la ceremonia y la riqueza cultural de nuestra tierra”.
A pesar del intenso sol y de las algas que cubrían la orilla este año, nada impidió que cientos de personas —turistas, fieles y curiosos— se unieran en oración y devoción, reafirmando que esta tradición no solo fortalece el espíritu, sino que también enriquece la identidad cultural de Santa Elena y dinamiza su actividad turística.
El Baño de la Cruz es, sin duda, un reflejo de la fe viva de un pueblo costero que encuentra en el mar no solo su sustento, sino también el escenario donde se entrelazan lo sagrado, lo ancestral y lo comunitario.