Bicentenario: Corporación El Rosado recibió una placa conmemorativa
La entregó el Comité Cívico Bicentenario junto a la Cámara de Comercio de Guayaquil.
El Comité Cívico Bicentenario, presidido por el exalcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, entregó una placa conmemorativa a la Corporación El Rosado por ser una de las empresas que forman parte de la 'Ruta Héroes del Comercio', y que reconoce a varios locales en el sector céntrico de la urbe que generaron fuentes de trabajo.
El evento se desarrolló en los exteriores de la institución, en las calles Nueve de Octubre y Boyacá, donde asistieron familiares del presidente ejecutivo, Johnny Czarninski, la prefecta del Guayas, Susana González, concejales de Guayaquil, entre otros invitados especiales.
Jaime Nebot dio inicio a la ceremonia y recordó al comerciante y filántropo Alfredo Czarninski y la transformación de la empresa con el paso de los años. "El 80 % de las empresas de este país son familiares, alguien quiso destruir eso, el pueblo se lo impidió gracias a Dios. Ojalá no se repita ese intento por haber sabido arriesgar, trabajar, producir, crear empleo, dar servicios, pagar impuestos. De manera que es un ejemplo para el pueblo ecuatoriano", dijo Nebot.
En su discurso señaló que se pueden superar las adversidades y que este reconocimiento tiene un especial significado para la ciudad.
Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, rememoró que cuando se planteó la idea de estos reconocimientos, la idea "caló muy bien" y destacó la historia de esta empresa que actualmente cuenta con 10.000 colaboradores.
Todo lo grande comenzó pequeño, desde abajo. Estamos cerrando esta fase de entrega de placas con broche de oro. Esta es una empresa que así como hay liderazgo en el sector público, también hay liderazgo en el sector privado
Por su parte, Johnny Czarninski expresó su agrado por la fecha del develamiento de la placa, pues coincidió con la llegada de su padre al Ecuador. "Fue en noviembre de 1936 así que la fecha está perfecta", añadió y agradecidió a su amigo de toda la vida, Nebot e hizo una reseña sobre el Guayaquil antiguo.
"Mi padre me contaba que la vida en Guayaquil, hace 84 años, era difícil. La humedad y enfermedades golpeaban a la población. La gente caminaba y de repente caía desmayaba o muerta presa de la malaria paludismo y fiebre amarilla", puntualizó.
