El bulevar 9 de Octubre sigue marcando el pulso guayaquileño
Proclamado como símbolo de independencia, 9 de Octubre es la calle guayaquileña por tradición
Al grito del vendedor de lotería que vocifera que “hoy juega”, se le suma el silbatazo del agente de tránsito para que rueden los carros que había detenido segundos antes solo al alzar su mano derecha. El sonido del motor de un articulado de la Metrovía irrumpe con fuerza, pero desaparece enseguida. El calor es lo de menos al mediodía de un miércoles en el bulevar 9 de Octubre.
El trabajador de un local de venta de electrodomésticos en la intersección con Escobedo baila una salsa que dice “Yo no sé mañana”, mientras una de sus compañeras infla un globo y le hace señas a un transeúnte para que observe las ofertas de las lavadoras. A pocos metros, dos caballeros, sexagenarios seguramente, portando guayaberas, caminan con carpetas en sus manos, conversando a paso apresurado.
Eso es Guayaquil. Y el bulevar 9 de Octubre, o simplemente “La 9”, es el escenario en el que se refleja el espíritu del porteño: luchador, alegre y optimista frente a las adversidades, y trabajador, siempre intentando salir hacia adelante.
¿Cómo se inició el bulevar 9 de Octubre?
El bulevar ha sido testigo del desarrollo y transformación de la ciudad, manteniéndose como la vía guayaquileña por tradición. Si bien su actual denominación data de finales del siglo XIX, por la gesta libertadora de los patriotas locales en 1820, su origen se remonta 200 años antes, con el traslado de Ciudad Vieja, donde nació la ciudad, en el actual Cerro Santa Ana, hacia la zona del estero Sabaneta.
El sabor del cangrejo une al guayaquileño
Leer más“En el primer croquis del padre Morán de Buitrón, ya en Sabaneta, Ciudad Nueva, está la plaza de San Francisco con la forma que tiene ahora. Ese plano es de 1740. Pero la (hoy) 9 de Octubre no aparece ahí porque viene a ser una calle perimetral de la época; es la última calle donde está San Francisco, al norte no hay nada en ese plano, era un terreno baldío”, explicó Fernando Mancero, investigador histórico y líder de la fundación Bienvenido Guayaquil.
A finales del siglo XVIII, fue conocida como Calle de las Damas, por la presencia de mujeres dedicadas a oficios nocturnos, y luego tomó la denominación de Calle de los Franciscanos, por la ubicación del templo católico, dijo Mancero.
El investigador narró que ya desde finales del siglo XIX, los guayaquileños estaban emocionados por celebrar el centenario de la independencia. Al ser una calle ancha, el Concejo Cantonal entonces dispuso que esa vía fuera denominada 9 de Octubre.
“Se pensó justamente como bulevar, y así es como se la debe tratar”, agregó Mancero.
El arquitecto e investigador Javier Castillo contó que la idea de convertir esta calle en un bulevar surgió en 1916, de la mano de la Junta Patriótica, un comité que proponía modernizar y embellecer la ciudad “muy a semejanza de París”.
“Se crea la Junta Patriótica para celebrar los 100 años de la independencia y se plantean varias obras, entre ellas el mejoramiento de la calle 9 de Octubre, para dotarla de arborización, de adecentamiento de las calzadas y también volverla un bulevar, que eran tramos que siempre terminaban con un monumento”, dijo el arquitecto.
"Cuando el Concejo Cantonal decidió crear la plaza del Centenario, le puso el nombre de 9 de Octubre a la calle e inauguró La Rotonda, lo que quiso fue crear una zona ceremonial que dé albergue a las manifestaciones cívicas y espontáneas", manifestó Mancero.
En 1918 se inauguró la Columna de los Próceres, en la plaza Centenario, y en la década de los 30 fue edificado el Hemiciclo de la Rotonda, con las esculturas de los libertadores José de San Martín y Simón Bolívar estrechando sus manos, lo que estableció el único bulevar en el Puerto Principal.
“Alrededor de la 9 de Octubre giraba todo el movimiento comercial en la primera mitad del siglo pasado; residía la gente más pudiente, y su importancia tomó realce con los dos monumentos”, agregó.
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A lo largo de los años, el bulevar ha acogido diversos eventos, desde manifestaciones sociales hasta explosiones de júbilo deportivo. En sus 24 cuadras de extensión se imponen al menos 20 edificios patrimoniales, que también han sido testigos de la historia porteña.
No se puede hablar de Guayaquil sin hablar de la 9 de Octubre. Es el alma, vida y corazón de la ciudad. Es el bulevar que tiene miles de historias, que ha acogido la risa de los niños, los pasos de los amantes y el fervor de los comerciantes que han hecho de esta avenida su hogar, donde la tradición y la modernidad conviven en armonía.
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