Bultos sospechosos en Albán Borja: el experimento que desató pánico en Guayaquil
La propuesta fue duramente cuestionada en redes sociales por su falta de sensibilidad ante la realidad social
La mañana de este viernes 13 de diciembre 2024, un insólito hallazgo desató el pánico en los exteriores del centro comercial Albán Borja, en Guayaquil. Dos bultos envueltos en fundas negras y decorados con pompones de colores fueron encontrados en el estacionamiento cercano al complejo judicial, lo que activó de inmediato la movilización de la Policía y equipos especializados. Sin embargo, lo que parecía una amenaza grave resultó ser parte de un proyecto estudiantil.
La notificación del hallazgo llegó a las 06:00
A las 06:00, un guardia de seguridad notificó la presencia de los paquetes sospechosos. Ante el temor de que se tratara de cuerpos humanos o explosivos, unidades del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) acudieron al lugar, junto con peritos en explosivos y patrullas de control.
Tras una minuciosa inspección, se confirmó que los paquetes contenían únicamente papel y hojas. Según el mayor Jorge Lozaña, del distrito Florida, el objetivo de estos elementos parecía ser crear alarma, que además coincidía con una audiencia judicial programada para la mañana. “El 90% de estas alertas buscan generar caos o distracción en procesos judiciales”, afirmó el oficial.
Otras alertas similares en Guayaquil
Minutos después del hallazgo en Albán Borja, más bultos fueron reportados en sectores residenciales como Guayacanes y Sauces 3, incrementando la tensión entre los moradores. "Esto parece un mensaje subliminal. No es normal ver este tipo de cosas en nuestras calles", comentó Alexandra Moreno, residente de Guayacanes.
El contexto no ayudó a calmar los temores. En días anteriores, se habían recibido alertas de explosivos en el mismo complejo judicial, aunque finalmente se trató de artefactos pirotécnicos. Este patrón ha sido recurrente en Guayaquil, donde se han registrado alrededor de 20 alertas falsas en lo que va del año, según la Policía.
Un proyecto de alumnos de la Casa Grande que cruzó la línea
Horas más tarde, se confirmó que los bultos eran parte de un proyecto de intervención artística de la materia Taller de Arte, Comunidad y Espacio Público de la Universidad Casa Grande, liderado por el artista y docente Saidel Brito. La obra, titulada Presente, buscaba reflexionar sobre problemáticas sociales como la violencia, utilizando el espacio público para generar impacto y conciencia. Según un comunicado del departamento de comunicación de la universidad, los paquetes, que inicialmente alarmaron a la ciudadanía, contenían únicamente papel.
No obstante, en un país afectado por una creciente ola de violencia y hallazgos de cuerpos en circunstancias similares, la propuesta fue duramente cuestionada en redes sociales por su falta de sensibilidad ante la realidad social.
Ciudadanos calificaron el proyecto como "desatinado". En redes sociales, la indignación fue evidente. Comentarios como el de @nellavillamar apuntaron a la supuesta irresponsabilidad de la universidad, señalando que "obligan a los estudiantes a hacer pendejadas" sin considerar su seguridad. Otros, como @verocorsoto, cuestionaron la elección del lugar para el proyecto, sugiriendo que los bultos debieron ser colocados en espacios privados en lugar de públicos.
El rechazo también incluyó reflexiones más amplias sobre la educación y la sensibilidad en el contexto actual del país. Usuarios como @alexandra.rodriguez.14 criticaron la desconexión de los jóvenes con los problemas de Ecuador, mientras que @mirian_001 calificó el proyecto como "macabro" y exigió consecuencias para los responsables. Otros comentarios enfatizaron el impacto psicológico del evento, considerando que, en un país golpeado por la violencia, esta intervención artística rozó los límites del buen gusto y la responsabilidad social.
Casos previos y sensibilidad en un contexto de violencia
Ecuador ha vivido episodios reales que recuerdan macabros escenarios de este tipo. Desde cuerpos colgados en puentes hasta alertas de explosivos en lugares públicos, el país enfrenta una crisis de inseguridad que dificulta aceptar este tipo de intervenciones con un enfoque creativo.
Un ejemplo reciente ocurrió en octubre, cuando una tienda en Guayaquil decoró su fachada con muñecos colgados simulando cadáveres, como parte de una temática de Halloween. La respuesta de los ciudadanos fue negativa, calificando la decoración como insensible ante las realidades que vive el país.
El caso de los bultos en Albán Borja ha abierto un debate sobre los límites entre la creatividad y la ética en iniciativas comunicacionales. En un contexto donde la violencia y la inseguridad son parte del día a día, la sensibilidad y la responsabilidad son necesarias.
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