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Las personas deben esperar por más de una hora para que llegue un bus con rampa.JIMMY NEGRETE/EXPRESO

Los buses le cierran la puerta a la discapacidad

Las personas con movilidad reducida esperan al menos una hora por una unidad con rampa hidráulica.  No hay control ni sanción para los conductores.

Hace tres años, luego de alzar incesantemente la voz para una transportación inclusiva, las asociaciones de personas con movilidad reducida y con otras discapacidades en Guayaquil fueron escuchadas, pero solo parcialmente.

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Reclamaron buses urbanos con ascensores hidráulicos y con espacios para las sillas de ruedas. Ahora, pese a la implementación de estas herramientas en 135 unidades de las 2.700 que recorren la urbe, el sueño de viajar sin complicaciones para las personas con discapacidad aún está lejos de arrancar su marcha.

“Si tenemos suerte nos paran. Y si no, los choferes se van por el carril izquierdo, se esconden tras otros carros, nos ignoran o nos dicen que se olvidaron de sacar las llaves para habilitar el ascensor y que será para otra ocasión. Entonces debemos esperar entre una hora y dos para que vuelva a pasar otro bus con rampa, a veces bajo un fuerte sol o bajo la lluvia”, cuenta a EXPRESO José Quispe, quien vive el drama a diario. Apenas el miércoles pasado el bus de la línea 27 con disco 0779 lo ignoró.

Quispe toma el carro para regresar a casa después del trabajo, en la calle Lorenzo de Garaycoa, entre Vélez y Luque, en el centro porteño. Es un paradero informal, pero de fácil acceso para él y para otros en similares condiciones.

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En ese punto la única línea de bus que con seguridad le abre las puertas a la discapacidad es la C1. Los automotores de la cooperativa 27, que también pasan por ahí, irrespetan ese derecho casi todo el tiempo. Así lo corroboró este medio.

En enero pasado, la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) sancionó a uno de estos malos conductores, pero desde entonces, dicen los pasajeros, no se han aplicado más controles.

Con esta discriminatoria acción, los operadores del volante suman las carencias de Guayaquil que le impiden convertirse en una ciudad inclusiva, pues como ya ha publicado este Diario, le falta incorporar rampas en sus aceras, espacios públicos y edificaciones; sacar del paso postes y anuncios publicitarios; además de ensanchar varias veredas.

Por cada cooperativa de bus, solo hay dos unidades con plataformas electrohidráulicas, por eso la larga espera. Y cada carro solo puede llevar a dos pasajeros en sillas de ruedas. Por eso quienes no cuentan con sus piernas para poder caminar, piden que más unidades adquieran las rampas y que las autoridades hagan respetar el servicio.

Carlos Fernández, quien también tiene discapacidad física y vive esta desventaja, resalta además la necesidad de colocar letreros en la parte frontal de los buses con rampas, que adviertan qué unidades cuentan con el servicio. “Si le pusieran un logotipo nosotros no le alzaríamos la mano a todos los carros”, pide.

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Esperar la buena voluntad de los conductores no es la única odisea a la que se enfrenta este grupo vulnerable de la población: los taxis también evitan llevarlos.

“Los taxis, en lugar de darnos un precio cómodo, nos suben excesivamente la tarifa para no hacernos la carrera. Ellos, como el resto de la ciudadanía, deben tomar conciencia de que las personas con discapacidad tenemos el derecho a acceder a todo servicio de transporte público”, protesta Danny Caicedo, abogado no vidente y presidente de la Asociación Nacional de Personas con Discapacidad.

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La línea 27 ignora a las personas con discapacidad.JIMMY NEGRETE/EXPRESO

Sandra Párraga, de la asociación Asopléjica, quien se suma a las voces de Quispe, Fernández y Caicedo, lamenta el hecho. “No luchamos tanto para que ciertos buses tengan rampa, para que ahora nos nieguen el servicio. No estamos pidiendo un favor, es nuestro derecho y pedimos concienciación y respeto”, exige.

EXPRESO buscó la respuesta de la ATM para conocer cómo controlará que se haga efectivo este servicio y cuáles son las sanciones para quienes no cumplan. El Departamento de Comunicaciones de esa institución prometió responder pronto.

"Los choferes de todas las líneas urbanas y provinciales deben hacer conciencia y entender que nosotros también somos parte de la ciudadanía y tenemos derechos"

Danny Caicedo, no vidente y presidente de de la Asociación Nacional de Personas con Discapacidad.