La calle Córdova devolvió un brillo momentáneo a Guayaquil

En la víspera de otro aniversario de la fundación de Guayaquil, la calle Córdova, en el centro de la ciudad, se vistió de celeste y blanco. Familias enteras disfrutaron de un domingo acompañado de música en vivo y buena comida local, tratando de olvidar la peligrosa realidad que se vive.

La cita empezó desde las 09:00 y se extendió hasta las 22:00. El epicentro estuvo entre las calles Mendiburu y Tomás Martínez, en el corazón de Guayaquil. En ese punto, cientos de ciudadanos llegaron para disfrutar de un tiempo de esparcimiento, diversión y gastronomía guayaca en el reconocido Festival de la Calle Córdova.

“He venido con mis dos abuelos, mi madre y mis hijos. Es una jornada familiar para disfrutar”, dijo Aníbal Bohórquez, guayaquileño de nacimiento que celebró el cumpleaños de una de sus hijas. “Ella es bien guayaca. Nació el 24 de julio y le encanta el encebollado”, añadió el padre de familia, mientras la homenajeada de 9 años esperaba ansiosa su plato de comida en La Culata, uno de los locales organizadores del evento anual.

A lo largo de la vía se colocó otra decena de comercios, que ofertaron principalmente comida clásica de la ciudad. El encebollado, el sánduche de chancho, la cazuela y el arroz con menestra fueron los platos que más se vendieron.

Lorena Vásconez, propietaria de un negocio, animó a sus clientes no solo a disfrutar de la gastronomía de su local, sino también a levantar el ánimo. “Vamos, todos a bailar. ¡Viva Guayaquil!”, gritó la mujer, que se movió al ritmo de canciones de cumbia que colocó uno de sus clientes. El buen ambiente, la camaradería, el baile y las risas destacaron entre los asistentes.

Durante gran parte del día, una tarima que cubrió toda una cuadra acogió las presentaciones de artistas musicales, bailarines y otras distracciones. Cada vez que se entonaba el ‘Guayaquileño madera de guerrero’, los visitantes se levantaban de sus sillas y se ponían a bailar.

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Las familias agradecieron la oportunidad de vivir esta clase de eventos y mostraron su aprobación para que se repitan con frecuencia.

“Es una forma de recuperar el espacio público. Es nuestro centro y debe permanecer vivo. Esto no debería ser una novedad y cada fin de semana se deben hacer esta clase de ferias”, indicó Manuel Manosalvas, que lamentó que la inseguridad juega en contra de las fiestas.

“Años anteriores esto era aún más repleto. Hoy hay personas, pero no tanto como antes. Todo se debe a la inseguridad”, comentó.

Algunos visitantes resaltaron que una de las características del guayaquileño es salir adelante a pesar de la adversidad. “Guayaquil es una ciudad que ha sufrido mucho durante los últimos años, pero su espíritu guerrero siempre está ahí. Hoy destacamos eso, que a pesar de todo, el guayaquileño busca salir adelante y no se queda parado”, sentenció el guayaquileño Armando García.

La seguridad, lo que más se anheló

Durante la jornada, uniformados de la Policía Nacional custodiaron las calles y estuvieron atentos a cualquier incidente. En los alrededores, personal de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) cerró algunas calles y controló el tránsito.

“Mantener un Guayaquil vivo sí es posible. Solo es cuestión de unirse y trabajar en conjunto”, remarcó Melissa Gavilánez, que estuvo en el sitio con un puesto de sánduches de chancho.

La jornada se completó con la elección de la criolla bonita, juegos tradicionales, presentación de bandas musicales invitadas y un sorteo de órdenes de consumo en distintos restaurantes del sector.

Ahora el guayaquileño se alista para celebrar a su ciudad en los próximos días. “Esta clase de eventos es un golpe a la delincuencia. Demostramos que unidos los buenos somos más y que podemos hacer de Guayaquil una ciudad mejor”, expresó emocionada la ciudadana Laura Cárdenas.

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