Guayaquil: Menos calle, más escombros
La caída de piedras del cerro San Eduardo ha reducido la avenida Modesto Apolo a un carril. Expertos enumeran las medidas a tomar para evitar riesgos
No es la primera vez que las piedras caen desde lo más alto del cerro San Eduardo, pero sí la primera vez que un tramo de la avenida Modesto Apolo, que conecta con los túneles de San Eduardo y es de tres carriles, ha quedado reducido a un carril de circulación para evitar accidentes.
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Leer másEn los últimos cinco años, Daniel Rendón, habitante de la ciudadela Bellavista, aledaña al sector, ha visto caer rocas, ramas y arbustos; y se ha acostumbrado a circular por esa ruta (que lo lleva a su trabajo, en la vía a la costa) teniendo como vecina a esa larga cinta amarilla que advierte de un peligro; pero jamás se ha visto obligado a circular por un camino tan angosto.
“Llevamos días así y no veo a nadie trabajando. Hasta la semana pasada era solo un carril el que estaba cerrado, ahora dos y lo que han hecho las autoridades es hacer la cinta más larga. ¿Será que aquí hay un riesgo más grande del que nadie nos quiere hablar?”, cuestiona, mientras intenta ver qué ha pasado ahora con el cerro.
Como conductor y residente, me preocupa lo que pueda pasar con el cerro. Es nuestro pulmón, no solo me preocupa la parte vial, que hoy tengamos menos espacio para circular; sino que con el pasar del tiempo, este vaya desapareciendo a causa de daños que pueden evitarse.
Ya en 2019 EXPRESO publicó el problema que, según explicó entonces el Cabildo, fue generado por unas fisuras detectadas en la estructura, debido a los constantes movimientos telúricos. Los primeros deslizamientos se presentaron en el 2016, a raíz del terremoto de abril, y se intensificaron en el 2018, con los movimientos telúricos subsiguientes, había informado.
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Leer másHoy Alexandra Rivadeneira, directora encargada de la dirección municipal de Gestión de Riesgos, sin entrar en detalles sobre lo que ya se ha hecho o prevé hacer, señala que se están ejecutando varias gestiones técnicas para determinar cuál es la situación real de la colina y coordinar acciones posteriores con otras entidades.
“Hay sitios en la ciudad en los que se hacen trabajos de construcción sin permisos o en los que levantan obras sin conocimiento técnico. Eso ha puesto en riesgo algunas viviendas y muros de contención en varios puntos. Se está analizando qué está pasando en este sitio”, manifiesta.
Consultado el Municipio sobre acciones más específicas tomadas desde que el primer deslizamiento de material pétreo se dio, el Cabildo señaló que el departamento de Obras Públicas lo detallaría, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
El pasado martes, un día después de la torrencial lluvia que cayó sobre Guayaquil, EXPRESO recorrió el lugar en el que la cinta de alerta se extiende por casi 300 metros. “Años anteriores no ha sido por más de 150 metros, la advertencia ha estado en solo la mitad del espacio de lo que está ahora. Me preocupa que con las lluvias, una parte del San Eduardo se venga abajo”, piensa el conductor Manuel Segovia, quien tiene su casa en la avenida Barcelona, cerca del área afectada.
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Leer másHace dos años, José María Fuentes, expresidente del Colegio de Ingenieros Civiles del Guayas, se refirió a los desprendimientos en los taludes, advirtiendo que son normales en las zonas donde hay carreteras, por el tránsito vehicular u otros factores, como las lluvias.
El arquitecto y planificador urbano Jhonny Cóndor y el ingeniero geotécnico David Stay, profesor de la facultad de Ingeniería Civil de la Universidad de Guayaquil, corroboran la información; pero advierten que existen soluciones para impedir que las rocas se cristalicen y desmoronen.
Hay medidas que se pueden tomar de forma inmediata, que van a ayudar y que no son costosas. Todo es cuestión de que las autoridades se decidan a ejecutarlas.
Para Cóndor, diseñar un talud aterrazado y paisajístico, como los que existen en la Sierra, o en el Puerto Principal en la Perimetral, es práctico y posible. “Con hormigón se puede aterrazar la estructura para amortiguar la caída del material. O ese material se lo puede inyectar en la pendiente debilitada para darle resistencia”, sostiene.
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Leer másStay, cuyos estudiantes (como parte de un trabajo de tesis) han hecho investigaciones en el cerro, propone que sobre este se coloquen mallas ancladas que le den estabilidad; y en tierra, que se instalen estructuras que protejan a la calle de las rocas. “Son medidas no costosas y que son válidas ahora, cuando la firmeza del macizo rocoso no está comprometida. No es falla de talud lo que hemos visto”, advierte.
Las lluvias, el terremoto, el mismo hecho de ampliar años atrás la arteria para facilitar el ingreso al túnel, debilitaron al cerro. Y es normal que pase, pero ahora hay que actuar.
Y Cóndor concuerda. A su juicio, las acciones no deben ni pueden esperar, puesto que entre más pasa el tiempo, existe la posibilidad de que el fallo se agrande o las piedras se aflojen, a tal punto de que el único carril habilitado se vea comprometido. O peor aún, que “se ponga en riesgo la vida”.