La calle Panamá, el 'after office' de Guayaquil al aire libre
Los clientes salen de su trabajo y disfrutan un tiempo entre amigos en esta calle del centro. Los propietarios aseguran que la tradición está creciendo
Es el sitio donde decenas de trabajadores se reúnen luego de su jornada laboral. La calle Panamá se ha convertido en el ‘after office’, bautizada así por sus visitantes.
“Aquí nos reunimos después del trabajo. Lo que no podemos conversar allá, lo hacemos acá. Es nuestro ‘after office’ lleno de relax, risas y de vez en cuando una que otra bebida”, comentaba muy risueño Janio Rocafuerte, quien asegura que este es el lugar preferido de muchos guayaquileños en el centro de la ciudad.
En uno de los restaurantes ubicados en Panamá e Imbabura está un grupo de cinco amigos. Todos ellos trabajan juntos y desde hace meses tienen como costumbre reunirse luego del horario laboral para relajarse y compartir. “Estamos un poco estresados y este es el lugar ideal para distraernos. Nos queda cerca del trabajo, comemos algo, nos tomamos una cerveza y de ahí cada quien a su casa”, dice Carlos Clavijo, quien además confiesa que esta es solo una “escapadita de un par de horas y luego va con su familia”.
Cerca de 15 restaurantes y restobares a lo largo de dos cuadras ponen sus mesas en la parte de afuera de los locales y reciben a los clientes, que llegan con la intención de salir de la rutina. En el sitio hay cafeterías, comida italiana, venta de vino, lugares de platos típicos y demás gastronomía nacional y extranjera.
Es el lugar ideal para reunirnos entre amigas. Es tranquilo, seguro y lo mejor es que podemos disfrutar de un espacio al aire libre. Esta es la cuarta vez que vengo.
A la famosa calle Panamá, también llegan las parejitas que hacen de este lugar su sitio de encuentro. “Venimos aquí porque es relajado, descomplicado y lo más importante: la comida es rica”, decía entre risas Sofía Molina, quien llega al lugar con su enamorado, Ernesto Garnica.
Él explica por qué este es su sitio favorito. “A nosotros nos gustan los lugares abiertos, donde podamos conversar, reír y tomar algo. Creo que aquí lo encontramos. Aparte nos queda perfecto porque ella trabaja en la Nueve de Octubre y yo por la Bahía. La paso viendo y aquí nos sentimos chévere juntos”, dijo el hombre de 29 años.
En esta calle se demuestra que atrás quedaron los miedos por la COVID-19 y las restricciones, ya que en la mayoría, al ser lugares abiertos, se permite estar sin mascarillas. “Esa es otra de las razones por las que venimos acá: no nos exigen mascarilla mientras esperamos la comida. Es hasta más seguro porque estamos al aire libre”, comentó Garnica.
En el lugar, los visitantes no solo son trabajadores del sector, también hay quienes llegan de varias partes del mundo. “Esto es muy similar a los restaurantes que hay en Europa, al aire libre y descomplicados. Así nos gusta a nosotros”, decía Ignacio Sorín, un turista argentino que disfruta de viajar por el mundo. “Me gusta conocer lugares y de Guayaquil me llevo varios lugares muy chéveres, pero la buena onda que se vive aquí en esta calle está ‘cool’”, opinó el extranjero, que lleva dos semanas en la ciudad.
La calle Panamá también suele ser muy concurrida al mediodía, pues muchos la utilizan hasta para tener almuerzos de trabajo. “Entre las 12:00 y las 14:00 esto se llena. La gente viene de los trabajos a almorzar aquí. Luego baja un poco la afluencia y vuelve a estar lleno a partir de las 17:30, cuando la gente sale del trabajo”, explicó Junior Pazmiño, administrador de un local de venta de comida con mariscos, quien aseguró que siempre todos son bien recibidos. “Atendemos a personas de todos lados y de todas las nacionalidades, siempre los recibimos con una sonrisa a la hora que sea”, acota.
Estos espacios sirven mucho para que los artistas se den más a conocer en el medio. Aquí disfrutan mucho los amigos de lunes a viernes y los domingos es más familiar.
En Panamá y Manuel Luzarraga es muy común observar a músicos independientes. Ellos se encargan de entonar canciones con sus guitarras y luego piden una colaboración. Esto es bien visto y permitido por los comensales. “Eso le da un toque más familiar. Nosotros ya conocemos a los artistas de aquí y a veces hasta les pedimos canciones”, indicó Sofía Molina.
Joel Rodríguez, administrador de un negocio de venta de vinos, asegura que el ‘after office’ continuará mejorando. “Ya hablamos con las autoridades y tendremos música en vivo en una pequeña tarima, por lo menos una vez a la semana. Esta calle es la preferida por muchos que vienen hasta aquí a tomarse un vino”, subraya.
Sobre la seguridad, los visitantes confiesan sentirse tranquilos. “La verdad nunca hemos escuchado ningún robo, se ve súper tranquilo. Aparte siempre hay patrulleros dando vueltas por el sector. Nos sentimos seguros”, manifestó Alexandra Avilés, quien se reunió allí con un grupo de colegas docentes.
