El largo camino de Guayaquil para recuperar su patrimonio

A Guayaquil le tocaría empezar de cero para recuperar su patrimonio histórico y cultural. A esta conclusión llega el arquitecto Florencio Compte, tras abordar su situación en un conversatorio organizado, hace pocos días, por el Observatorio de Políticas Públicas de Guayaquil, y en el que también intervinieron otros expertos que expusieron, además, los retos que tiene la próxima administración municipal.

El también académico dice que lo primero que debe hacer la autoridad municipal es asumir la competencia, pues -lamenta- el Cabildo no lo ha hecho. Luego deberá determinar qué elementos patrimoniales existen para definir su conservación desde el punto de vista reglamentario y, evidentemente, deberá asignar recursos.

En este último punto hace una pausa durante la entrevista con EXPRESO y profundiza: “El presupuesto anual del Municipio es casi $ 800 millones y al tema cultural destinan $ 800.000 al año. El 0,1 % el Municipio le dedica al tema cultural y ahí uno se da una idea de cuánta importancia le ha dado”, argumenta.

Es por esto que uno de los retos que tendría el alcalde electo Aquiles Álvarez es la organización de un área para el manejo patrimonial y para definir las acciones ligadas a esta competencia, asignándole al tema un “presupuesto adecuado”. “Guayaquil tiene que empezar de cero y trabajar en alianzas con organismos nacionales y la academia, que tiene mucho que decir y aportar. Un ejemplo es el Barrio del Salado, que sí es patrimonial y, sin embargo, están permitiendo que se siga destruyendo”, agrega.

César Santana, licenciado en Turismo y profesor de la Universidad Ecotec, también participó en la actividad y reconoció a este Diario que el tema del patrimonio cultural, en especial el edificado, todavía es una “causa de conflicto”.

Esto se debe a que, afirma, no existe una declaratoria específica, por parte de la Municipalidad, para que los dueños de casas contemplen, como una oportunidad de crecimiento y de diversificación económica, el uso del patrimonio edificado. “En muchas ciudades del mundo, algunos edificios declarados como patrimonio local se los utiliza en diferentes actividades, cuidando, claro, que estos no se degraden con el uso. Tampoco existen ordenanzas que clarifiquen la labor de los dueños de edificios, de la Municipalidad o de otros actores en la conservación de dicho patrimonio”, acota.

Ante ello, el académico subraya la importancia de que existan profesionales conocedores del tema para crear proyectos o estrategias de difusión efectiva. Explica que en Guayaquil hay muchos lugares que son desconocidos por la ciudadanía y otros que, paradójicamente, no han sido declarados como patrimonio local, pero la ciudadanía los reconoce como tal.

“El Municipio también ha sido partícipe en la pérdida del patrimonio arquitectónico de la ciudad, ya que, por la construcción de nuevas estructuras, ha tenido que derribar algunas antiguas”, precisa Santana, quien aclara que en este punto la ciudadanía, asimismo, tuvo “cierta parte de culpa”. “Antes de su destrucción dicha piscina tenía varios años en el abandono y olvido de la población local”.

Él concuerda con Compte en el hecho de que el Cabildo defina cuál será su papel como administrador del patrimonio de la ciudad y espera conocer cuál será la inversión a realizar y qué beneficios tendrán los dueños de esos lugares.

Sobre este tema Isabela Escala y Gabriela Lebed, ganadoras del tercer lugar del concurso de EXPRESO ‘Rescate de la avenida 9 de Octubre y casco central de Guayaquil’; también consideran que el patrimonio de Guayaquil debe ser un punto principal que figure en la agenda de la siguiente administración.

“Ese patrimonio es el que nos da a los guayaquileños el sentido de pertenencia, identidad y orgullo. Es imprescindible revitalizar, rehabilitar y activar la dinámica social/espacial dentro del centro de Guayaquil, bajo principios de sostenibilidad”, puntualizan.

Ellas remarcan que el Puerto Principal, especialmente el centro, es donde nace la ciudad y donde se concentran muchas edificaciones con valor histórico. Y es por esto que, acotan, necesitan la atención y protección que por muchos años no se ha priorizado. “Es necesario una planificación e intervención urbana que sea viable, aterrizada a la realidad y estratégica, con objetivos claros y establecidos”, concluyen.