Los camioneros, en la línea inquebrantable de la pandemia
Cientos de transportistas llevan alimentos a supermercados y mercados para evitar desabastecimiento. El COVID-19 se convierte en un aliciente laboral
Si hay un sector productivo que por naturaleza tiene prohibido tomarse un descanso, ese es el de la cadena alimenticia. Mientras en los hospitales, médicos y enfermeras trabajan arduamente por salvar vidas en medio de la pandemia del coronavirus en las carreteras, cientos de camiones de 4, 6 y 8 ruedas se mueven a 70 kilómetros por hora, todo el día y toda la noche, para evitar que la hambruna llegue a los hogares del país.
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A este último sector pertenece Norge Rivas, guayaquileño de 48 años y transportista de alimentos procesados. Su día de labor, como la del resto de aproximadamente 400 mil camioneros que hay en el país, empieza muy temprano. A las 03:00 para ser exactos.
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Leer másHasta enero pasado, era el bienestar de su familia lo que lo empujaba a recorrer las calles y carreteras entregando alimentos a los supermercados y tiendas de Guayaquil y otras ciudades. Pero ahora otra causa le hace trabajar con mayor eficiencia: la pandemia de COVID-19.
“Me he puesto a pensar en lo importante que es mi trabajo. A diario abastecemos de comida a los supermercados y tiendas de barrios. Salgo a trabajar con temor a infectarme, pero con más ganas, porque la ciudadanía necesita estar abastecida de alimentos”, expresa.
Para un mejor ritmo de entrega de productos de primera necesidad y de alimentos frescos y procesados, los camiones, que son parte clave de la cadena alimenticia, se mueven de madrugada en los 9.998 kilómetros de extensión de arterias pavimentadas que tiene la red de carreteras del país. Es decir, mientras las familias duermen en sus casas, afuera, en las vías, los transportistas como Rivas viajan de ciudad a ciudad y de distribuidoras a tiendas para que al siguiente día los supermercados y mercados estén llenos de comida.
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Leer más“La distribuidora está en Pascuales, de ahí llevamos a los supermercados. También llevamos a la ciudad de Santo Domingo, donde nos esperan camiones pequeños para repartir a su vez en las tiendas de la ciudad”, cuenta.
El trayecto a otras ciudades a veces se convierte en una odisea de 16 horas de ida y 14 de vuelta. Bien lo sabe Gregorio Chapa, de 25 años, quien transporta a diario cárnicos, embutidos, enlatados, comida para mascotas, entre otros productos.
Este es su primer año en el oficio, en el que le ha tocado laborar en medio de la pandemia y será el que más recordará de su carrera. Pues dice que no solo siente que hace bien su trabajo, sino que realiza un aporte importante al país, para que la hambruna no sea otro problema que combatir.
Él viaja a diferentes ciudades cada semana: Santa Elena, La Libertad, Playas, Machala, Cuenca y Loja. Son muchas horas en caminos donde solo la luna lo acompaña y el silencio de la noche le hace reconocer así mismo lo valiente que es.
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Leer más“Muchas veces tengo miedo. La soledad y la oscuridad de la carretera me ponen a reflexionar sobre lo complicado que es mi trabajo. Sin embargo, la gente ha reconocido la labor de personas como nosotros, que antes pasábamos inadvertidos, y eso nos llena de orgullo”, dice.
la gente ha reconocido la labor de personas como nosotros, que antes pasábamos inadvertidos, y eso nos llena de orgullo
Si de riesgos se trata, Víctor Castro, quien tiene más de 10 años como camionero, conoce de aquello. Es que el contagio del coronavirus, pese al uso de guantes, mascarillas y otros implementos de protección, no es el único peligro que corren estos trabajadores.
“Entrego productos también dentro de Guayaquil, en los diferentes barrios, y a veces es complicado entrar a ciertos sectores por la delincuencia. A finales del año pasado, por ejemplo, en Monte Sinaí unos ladrones me rompieron la cabeza en un asalto al carro con mercancía. A diario no solo nos enfrentamos al COVID, sino a la delincuencia”, narra.
La presencia de policías en estos puntos, los más conflictivos, dice Víctor, también es necesaria ahora en tiempos de coronavirus.
DETALLE
Hay otro grupo de transportistas que han decido frenar los viajes por temor al coronavirus. Ovidio López, quien desde su natal Loja traía granos, café y lácteos a Guayaquil, es uno de ellos. Cuenta que a la semana, por eso, pierde $ 1.500. Teme porque varios de sus clientes han fallecido con el virus.