La Canoa, un legado del sabor criollo guayaquileño
Por la pandemia tuvo ingresos de unos $ 300 diarios, antes eran de $ 5.000. Empresarios dicen que se pierde un ícono gastronómico y turístico
Apagar 47 años de servicio, de historia de reuniones de amigos, de legado del sabor de la comida criolla, de los eventos, de la camaradería en la cafetería La Canoa... no es posible. Pese a que sus puertas están cerradas desde el viernes pasado 19 de febrero, su legado salió a poner el pecho, intentando salvar el negocio de la crisis económica de la pandemia de la COVID-19.
La Canoa bajó a $ 300 diarios, cuando antes de la COVID-19 ingresaban $ 5.000
Leer másFue el último en cerrar las puertas; en febrero de 2020 lo hizo el hotel Continental y meses después el restaurante El Fortín, lo hicieron con la ilusión de que pronto pase el problema del coronavirus, pero lejos de que ocurra eso, la crisis arrastró también a La Canoa.
Decenas de mensajes se colgaron en las redes sociales donde los clientes expresaron que sentían que se va algo de ellos con el cierre de La Canoa.
Las mejores tertulias con mi Madre Amira fueron en La Canoa del Hotel Continental. Ella tenía Casa Maluk en Chile y Ballen diagonal a la cafetería. Siempre íbamos desde 1974 por el ceviche, maduro con queso, caldo de pata, aguado de gallina y seco de chivo. pic.twitter.com/Xm48nFTLsP
— Omar Maluk Salem🐐 (@omarmaluk) February 23, 2021
Pero como son más las obligaciones que se debe pagar, más que las ventas que se logran en este tiempo de coronavirus, por ahora no hay otra salida. “No fue fácil decidir apagar la luz de un negocio que le he dedicado mi vida, tengo 71 años de edad. Siempre he estado pensando en mis colaboradores. Pero estábamos desafiando la gravedad, porque los ingresos en La Canoa por la pandemia cada días era de unos $ 300, a veces de $ 250; cuando antes del tiempo de coronavirus eran entre $ 5.000 y $ 5.500”, dijo a Diario EXPRESO Aldo Bruzzone, gerente general del hotel Continental y la cafetería La Canoa, y uno de los accionistas.
Por ahora no hay una decisión en firme de vender o esperar reabrir el local, “todo depende de las vacunas, para volver a la vida normal y los negocios tengan oxígeno económico”, agregó Bruzzone.
l visitar Guayaquil era obligatorio pasar por La Canoa, para disfrutar el seco de chivo. Se siente su cierre, por ser un lugar emblemático del Puerto Principal.
Aunque su deseo es reabrir, las cifras y hasta la pandemia son las que mandan por ahora, en un local que empezó en 1974, por observar lo que hacían las personas al salir de las fiestas. “Años atrás don Buca (Assad Bucaram), como alcalde de la ciudad, decidió sacar las carretillas donde las personas iban a comer después de las fiestas que había en el Club de la Unión. Entonces, se nos ocurrió ofrecer el servicio del sabor criollo a este grupo de personas. Así se empezó a trabajar las 24 horas y los 7 días de la semana”, recordó Bruzzone.
Así el seco de chivo se volvió en el platillo más vendido de La Canoa, y quien le dio la sazón a cada menú fue José Loor, quien unió su experiencia de manabita a lo que veía hacer a los chefs. Su universidad fue su trabajo, allí se inspiró para darle vida a más de 100 recetas como los ceviches, la fritada, el caldo de manguera, la guatita, el caldo de bolas, entre otros.
La cafetería La Canoa, El Fortín y el hotel Continental se despiden de Guayaquil
Leer másSon platillos que fueron felicitados hasta por artistas internacionales como José José, Armando Manzanero y Gloria Estefan, entre otros. “Esto fue en la época que se traían a los cantantes y se presentaban en el hotel. En esa época la entrada para la pareja costaba unos 60.000 sucres. Personalmente los atendía con la comida. Recuerdo que Gloria Estefan me llamó para felicitarme por el seco de chivo que le serví”, contó Loor entre suspiros retenidos, porque en los próximos días se gradúa su hijo del colegio y el plan era ir a celebrar con una comida a La Canoa.
Con el cierre de La Canoa pierde el sector turístico, porque los operadores turísticos llevábamos a los viajeros a disfrutar de la comida criolla, que allí se servía.
Imposible olvidar las celebraciones del Día de la Madre o Padre, o las fiestas de diciembre, donde asistían cientos de clientes. “O cuando se preparaba la fanesca, en un mes servíamos hasta 7.000 platos de fanesca antes de la pandemia. En el 2020 más o menos fueron unos 1.500 platos, se vendió solo para llevar, porque el país estaba en cuarentena”, indicó Loor.
Loor tiene en la actualidad 74 años de edad y fue uno de los colaboradores que llamó a Bruzzone para preguntarle cómo se sentía, tras la decisión tomada.
Ni Loor, ni Bruzzone están alegres con la medida que se ha tomado por el coronavirus. Hasta los clientes expresaron que con el cierre de La Canoa, la ciudad pierde su identidad culinaria. El empresario Mauricio Letort, presidente de la Asociación de Hoteleros de Quito, mencionó que cada vez que viajaba a Guayaquil siempre comía en La Canoa. “Al hacer turismo en un destino no solo atrae la belleza natural que hay, su historia, sus museos, sus calles; sino también su gastronomía”, agregó Letort.
La Canoa representa un antes y después de la comida criolla del Ecuador. Cesa una identidad cultural y gastronómica. La pérdida es para el país, no solo para Guayaquil.
Los industriales cuestionan la falta de ayuda del Gobierno y del ministerio de Turismo. “Hay incertidumbre, no es cualquier negocio que ahora cierre. Estamos hablando de una cafetería y un hotel, el Continental, que son parte de la historia de Guayaquil. Se estima que están cerrados unos 20 hoteles en la ciudad, entre los pequeños y grandes. Se requiere una reactivación urgente”, opinó el presidente de la Federación Nacional de las Cámaras Provinciales de Turismo, Holbach Muñetón.
El accionista del hotel Continental y La Canoa lamentó que no exista una banca de inversión en el país que pueda ayudar, destacó que piensa en sus colaboradores, algunos de ellos han hecho plantones en estos días. Según Bruzzone por ahora no tienen determinado si vender o reabrir el negocio.