La cara oscura del cerro Santa Ana reclama atención
Los habitantes de los callejones olvidados piden al Municipio colocar luminarias, pintar los tramos y revivir las jardineras. Quieren brillar como sus vecinos
Se sienten discriminados, especialmente cuando la gente los señala como el origen de todo lo malo que ocurre en el área turística; y, además, porque los cambios y las mejoras para su sector llegan de manera lenta o nunca llegan, según indican. Se trata de quienes habitan en un sendero que bordea la cara norte del cerro Santa Ana, el lugar donde nació Guayaquil en el siglo XVI.
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Leer másPara muchos, ese es el lado oscuro del cerro que comprende trece hectáreas, donde habitan más de cinco mil personas. Está dividido en dos partes desde que la regeneración urbana se desarrolló a lo largo de la calle Diego Noboa Arteta, hace más de 20 años.
Quienes residen en la cara menos agraciada del cerro Santa Ana dicen que la obra pública ha ido llegando de a poco, situación que les ha impedido progresar como lo han anhelado desde hace muchos años.
Ellos reclaman al Municipio mejorar las otras 175 escaleras deterioradas y peligrosas de varios callejones del sector norte, al igual que lo hizo con los 444 escalones de colores que comprenden la parte turística del cerro. También piden colocar luminarias, pintar los tramos de cemento, revivir las jardineras y arreglar la calzada que se ha resquebrajado en varios puntos.
“Necesitamos más atención de este lado del cerro. Nosotros también tenemos derecho a progresar y a sentirnos orgullosos y queridos por propios y extraños”, señala Viviana Romero, quien habita en el callejón Los Monjes, donde el panorama no pinta tan bonito.
Queremos que el Municipio se acuerde de nosotros siempre y no de vez en cuando. Necesitamos que a nuestro sector se le dé el mismo trato que se le da al área turística.
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Leer másAllí se observan casas despintadas y muy deterioradas, incluso algunas están apuntaladas con cañas y se ha colocado cintas amarillas a su alrededor como advertencia del peligro que representan. También hay calles agrietadas y con basura acumulada en las esquinas.
La calzada de algunos callejones del cerro está deteriorada, incluso tiene huecos. Hemos vivido por muchos años olvidados, pero queremos ser tomados en cuenta.
A pesar de que legalizaron los predios de la zona y la dotaron de agua potable y algunos servicios, los habitantes aseguran que han visto crecer solo a sus vecinos de la cara sur del cerro. Por eso se sienten opacados, como el ‘patito feo’ de la zona.
Sí se han realizado obras, pero la mayoría ha sido para la parte turística. Por el lado norte del cerro el panorama es diferente, ya que las mejoras no han llegado a todo el sector.
“No nos parece justo que mientras en los alrededores cada vez hay más edificios, restaurantes e ingresos, en esta parte del vecindario haya solo abandono”, menciona Blanca Guamán, quien habita en el sector hace 35 años.
Las mejoras en este sector han llegado a cuentagotas. Aquí hace falta mejorar la iluminación, ya que la oscuridad se presta para que personas de otros lados vengan a delinquir.
Ella reconoce que muchas personas tienen miedo cruzar los callejones del cerro, debido al desorden del vecindario. “Hay basura, venta y consumo de drogas y oscuridad. Aquí prácticamente se vive en penumbra porque varias luminarias están quemadas. Hemos hecho solicitudes para que vengan a solucionar el problema, pero nadie escucha nuestro pedido”, exclama.
Antonio Peralta habita en esta zona hace 40 años. Dice que hace falta más guardias, cámaras y ojos que cuiden a los habitantes y turistas.
Cree que con el apoyo de todos se puede potenciar esta parte del cerro. “Hace falta que la autoridades nos apoyen y que la gente se una para ahuyentar a quienes intenten destruir el barrio”, manifiesta.
Aquí vivimos gente tranquila. La mala imagen que muchos tienen de esta cara del cerro, se debe a que no hemos recibido el apoyo necesario de las autoridades para salir adelante.
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Leer másLo dice por la inseguridad que se percibe a todas horas, aunque resalta que esta es igual a la que se vive en cualquier barrio de la ciudad.
No hemos perdido la esperanza de que mejore el aspecto de esta zona olvidada y se erradique la delincuencia, que es uno de los problemas más grande que tenemos.
Sin embargo, piensa que la situación pudiera cambiar si los policías que cuidan que todo esté bien en el sector turístico, también lo hicieran en el otro lado del cerro.
Es importante que la regeneración llegue a todos los puntos del cerro. También aspiramos a vivir mejor y que nadie nos discrimine porque nuestra área no ha sido repotenciada.
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Leer más“Hasta la misma gente que vive en el cerro tiene miedo transitar por los callejones olvidados. El temor es más fuerte para el visitante, quien desde que va llegando a la zona es prevenido para que transite con cuidado”, resalta.
No entiendo por qué la gente tiene miedo transitar por los callejones, si en todo Guayaquil la inseguridad está latente. Se debe impulsar esta cara del cerro para que los turistas nos visiten.
En la parte más alta del cerro, por la calle Morán de Buitrón, la vía que une a los cerros Santa Ana y de El Carmen, hay cuatro callejones más a los que muchos tienen miedo subir, no solo por la inseguridad, también por el mal estado de las calles y los desechos acumulados que afean más la imagen tétrica que tiene esta cara.
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— Diario Expreso (@Expresoec) March 31, 2022
“A determinada hora del día hay individuos que arranchan lo que pueden y emprenden su huida”, relata Mercedes Moreno, quien asevera que los pillos llegan de otros lugares para sembrar el terror en el cerro.
El cerro Santa Ana pertenece al subcircuito 3 (Santa Ana, cerro del Carmen, Antenas de TV, hospital, cementerio y morgue) del distrito 9 de Octubre de la Policía Nacional.
En lo que va del año, la entidad policial ha registrado 38 eventos delictivos (robos a personas, a vehículos, accesorios, entre otros). Esto es 11 casos más que en el mismo periodo de 2021.
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Leer másEl sargento Carlos Cobos reconoce que la cifra pudiera ser mayor, ya que muchas personas víctimas del hampa en esta zona no denuncian, lo que hace difícil cuantificar una cifra real, dice. “El cerro tiene un problema, sus múltiples entradas impiden que la lucha contra la delincuencia sea del todo efectiva; pero apelamos a que cuando se registre un hecho delictivo las personas denuncien”, menciona.