La cara turística de playa Delfín, cerrada al bañista
Unidad Judicial de Guayaquil resolvió hacerlo tras la muerte de 3 niños. Habitantes exigen reconstruirla y volverla segura
Desde que el 3 de abril la Unidad Judicial Norte 1 penal de Guayaquil resolvió que se cierre la zona turística de playa Delfín, en Posorja, por no ser apta para los bañistas; los habitantes no dejan de pensar en qué hacer para evitar que el espacio, que por años recibió a turistas de Guayaquil y otras ciudades del país, desaparezca.
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Leer másEn el balneario, ubicado en el kilómetro 15 de la ruta, como lo publicó en marzo pasado EXPRESO, tres niños fallecieron mientras comían arrimados a un acantilado que en segundos se derrumbó. El hecho, que causó conmoción a nivel nacional, obligó a que no se permita el ingreso, que se pensó sería temporal.
Hoy, la preocupación apunta a que las familias que viven cerca del balneario y vivían del turismo no tengan cómo subsistir.
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“¿Por qué no barajar la opción de asegurar la escultura del delfín, aledaña a donde ocurrió la tragedia? ¿Por qué no crear una especie de mirador con todas las medidas de seguridad que ameriten para que el espacio sobreviva? Lo que pasó sin duda es doloroso. Pero cerrar la playa no es ni será nunca la solución. Me apena que, con tal de no invertir en un espacio que puede explotarse, las autoridades simplemente digan que ya no existirá, que no se lo puede usar: que está fuera del mapa”, argumenta la guayaquileña Karla Santos, quien desde hace ocho años se refugia en Posorja, cada temporada, en busca de paz.
Los comuneros cuestionan lo mismo: ¿por qué no pensar en más opciones para salvar el lugar? Y frente a ello y a esperas de posibles respuestas, lo primero que se les ha ocurrido es habilitar un ingreso alterno, a unos 200 metros de la zona afectada y cuyo principal atractivo precisamente era la escultura de un delfín en el que cada semana, desde 2015 que fue creada, se fotografiaban las familias.
Bajo el nombre de ‘Unidos somos más’, la agrupación civil se ha propuesto reactivar el turismo construyendo desde cero una vía de ingreso que se conecta con la zona que hasta ahora (y desde siempre) ha recibido contadas visitas.
“La vía que estamos habilitando será lastrada, tendrá un área para poner carpas y, por ahora, unas seis cabañas. No vamos a dejar que el turismo se vaya de este territorio. En este punto de la vía a Posorja, la escultura del delfín, lo que se edificó a raíz de esta y la playa Delfín en sí, son las que nos permitieron vivir. Por eso estamos abriendo caminos en un punto donde no existen riesgos de derrumbes. Ojalá la dirección municipal de Gestión de Riesgos de Guayaquil, a la que pertenece Posorja, apruebe este nuevo lugar como balneario, todo depende de lo que digan las autoridades. Aún todo es incierto, pero hay que intentarlo”, dijo el comunero Jorge Chacón, quien junto a un grupo de habitantes aporta con recursos para pagar la maquinaria con la que se ejecutan los trabajos.
Pero mientras estos proyectos se concretan, el turismo que llegaba a playa Delfín se ha ausentado por completo, al notar que el balneario está acordonado. Y es que hay letreros que advierten del peligro y de que está prohibido pasar, y las cabañas donde se vendía comida ahora están vacías.
“Playa Delfín está en agonía”, lamentó Nelly Saltos, dueña de un comedor ubicado en la parte alta de la playa, cuyo terreno está socavado y en peligro de derrumbarse.
“Esta comuna la hemos construido de a poco, haciendo sus calles, poniendo alumbrado, construyendo un delfín que está dañado porque hace un año le cayó un rayo...”, manifestó Oswaldo Battiston, un argentino que forma parte de los 40 extranjeros que viven en la comuna.
Oswaldo Battiston
residente de Posorja
Según fija el documento de la resolución emitida por la Unión Judicial, a la que tuvo acceso EXPRESO, si se habilita un nuevo espacio turístico en el lugar, como es el caso, la dirección municipal de Gestión de Riesgos y los directivos del COE nacional deberán elaborar protocolos que sean eficaces, seguros y suficientes para evitar posibles tragedias.
Sonia Melizalde, quien habita en la vía a la costa, está de acuerdo con ello. No obstante, hace hincapié en que las autoridades, incluidas las del Municipio de Guayaquil, se encarguen de dar la mano en la reconstrucción de playa Delfín.
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“Entiendo que Posorja tiene autonomía, pero sigue perteneciendo a Guayaquil y, por lo tanto, en situaciones críticas es la Alcaldía del Puerto Principal la que debe darles la mano. Posorja es su parroquia. Es vergonzoso que desde el año pasado que cayó un rayo sobre el monumento nadie lo haya reparado. Ahora los comuneros están improvisando, cuando podrían crear algo lindo. Un malecón, por citar solo un caso. Posorja podría ser el destino turístico de Guayaquil, es su diamante en bruto, pero no lo aprovechan”, alegó la también ambientalista.
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Keila Manosalvas
guayaquileña
Para Omar Granados y Gonzalo Arias, asiduos visitantes de playa Delfín, es una pena que el balneario esté en riesgo de quedar en el olvido. “Las autoridades deben buscar la forma de resolver el problema con técnicos y expertos en erosión y geólogos. No se trata de olvidar así por así el lugar”, comentó Granados, también arquitecto; mientras que Arias sugirió que las autoridades de Guayaquil con las de Posorja se reúnan y trabajen de la mano para llenar de iluminación y áreas verdes el entorno.
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“¿Tanto cuesta pensar en grande o darle el valor que merece al turismo? Guayaquil carece de un lugar para recorrer, no tiene sitios para pasear; los visitantes siguen viendo a la ciudad como un destino apenas de paso. ¿Acaso Posorja no puede darles lo que quieren? Paz, gastronomía, convivencia... Posorja podría ser una playa llena de vida, color y cultura. Lamentablemente nadie le da la debida importancia”, pensó.
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