Catalina Reyes, activista: "En Guayaquil no existe una 'cultura de la cultura'"
La emprendedora cultural indica que en la ciudad "hay mucho talento", pero hace falta mayor audiencia. Ella trabaja en ello y más. Esta es su historia
Guayacos es una sección en la que contamos historias de los habitantes de Guayaquil, vidas que alimentan y hacen más rica esta ciudad. Relatos que ayudan a conocer mejor la madera de la que están hechos.
Hay una frase popular que dice que en el mundo hay dos tipos de personas: las que se quejan y las que hacen. En Guayaquil, es común escuchar comentarios trillados que entran en la primera categoría. Los ¨no hay nada que hacer¨, ¨el talento local no es bueno¨, ¨no hay arte¨ o ¨no se organizan espectáculos de calidad¨ suelen ser comunes.
Por suerte, nuestra ciudad también cuenta con personajes del segundo grupo y entre ellos se encuentra Catalina Reyes, artista y promotora cultural. A través del festival de artes multidisciplinarias Funka Fest, ella ha elevado la propuesta de entretenimiento y cultura de la ciudad. Últimamente, se ha encargado de liderar la parte artística de la renovación urbana de la calle Panamá.
- ¿Crees qué quienes opinan negativamente sobre la propuesta cultural de la ciudad tienen razón?
No tienen razón, en Guayaquil hay mucho talento. Cierto es que la oferta cultural no es tan amplia como la de otras ciudades, pero el problema no es en sí la oferta sino la falta de audiencia. No existe una “cultura de la cultura”. Es precisamente esta falta de audiencia la que impide que se gesten nuevas propuestas y que las iniciativas que hay, evolucionen y alcancen la autosustentabilidad.
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Leer más- ¿Por qué crees que piensan así?
Porque no hay suficiente promoción para generar una cultura de la cultura.
- ¿Qué ofrece Guayaquil en términos de entretenimiento y cultura?
Existen algunas propuestas artísticas de gestión independiente que resultan muy sólidas como la de Muégano Teatro, la del Estudio Paulson y la de Casa Zona Escena. Otras propuestas más cercanas al entretenimiento son los microteatros, que también considero que son necesarios ya que de una u otra forma convocan a una audiencia que no está familiarizada con las artes escénicas para acercarla al teatro. Fediscos, que lastimosamente ya no existe, era una excelente plataforma de circulación para agrupaciones musicales de corta trayectoria.
- ¿En qué crees que pudiera mejorar Guayaquil en términos de entretenimiento y cultura?
La empresa pública debería impulsar y convertirse en el ente articulador de las iniciativas culturales. Si se trabajase en conjunto, no sólo se fortalecerían las competencias sino también la oferta alcanzaría un mayor impacto llegando a más personas. Si hubiese una sinergia entre todos estos agentes que intervienen en la industria cultural de la ciudad, la experiencia de los gestores y espectadores sería más enriquecedora. Puede que esa desconexión sea la causante de la audiencia reducida que padecemos.
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Leer más- En tu opinión -al haber residido tanto en Quito y Guayaquil-, ¿en qué se diferencia la propuesta de entretenimiento y cultura entre las dos ciudades?
Más que en Quito, he residido en Bogotá durante varios años. Quito y Bogotá son ciudades muy similares en cuanto a su carácter capitalino. Allí, la oferta cultural es mucho más amplia porque la población es más numerosa y también porque existe una audiencia consolidada. El gobierno y los entes rectores de la cultura se han preocupado por contar con personas especializadas que conocen a ciencia cierta las manifestaciones que hoy en día transitan el amplio espectro de las artes y trabajan por educar a la ciudadanía. Bogotá cuenta con una de las ferias de arte contemporáneo más importantes de Latinoamérica –ARTBO-. También, se desarrollan el mercado musical BOMM -que persigue la internacionalización de los artistas locales-, el Festival Iberoamericano de Teatro, el Jazz y el Rock al Parque -eventos a los que asisten miles de personas de todos los niveles socioeconómicos-, El Festival Estéreo Picnic, así como muchas otras iniciativas que hoy en día son un referente.
- Claramente Bogotá es un ejemplo de éxito en generar una cultura de cultura. ¿En ese caso, se uso la fórmula de la empresa pública como ente articulador de las iniciativas culturales ?
Si, se usa esa fórmula. En Bogotá hay varias iniciativas en las que participa la empresa pública. De hecho son variadas las instituciones nacionales y distritales que apoyan y promueven proyectos culturales, como son la Cámara de Comercio de Bogotá, IDARTES, La Alcaldía, El Banco de la República, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), las fundaciones Arteria y Gilberto Alzate Avendaño, entre otras, que han sido partícipes de la creación de una red de museos, de Bogotá Arte Circuitos, de ARTBO, del Festival Iberoamericano de Teatro, del Encuentro Digital y de Economía Naranja Colombia 4.0 y de más iniciativas que han venido apuntalando la industria.
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Leer más- ¿Tienes algunas ideas que pueda aplicar la ciudad para mantenerse activa en términos de entretenimiento y cultura en épocas de distanciamiento social?
Sí, precisamente la propuesta artística de la Calle Panamá cae como anillo al dedo en esta época en la que asistir a un evento en un lugar cerrado representa un riesgo. En este proyecto sacamos el arte contemporáneo a la esfera pública para que pueda ser apreciado por todos. Alrededor del mundo se están implementando diversas estrategias y nuevas modalidades para asistir a eventos culturales que son replicables y que van desde las propuestas digitales hasta las que son al aire libre con espacios demarcados para dividir al público en pequeños grupos.
- ¿En qué consiste esta renovación artística de la calle Panamá?
Desarrollamos una Muestra de Arte Contemporáneo a Cielo Abierto sobre Calle Panamá, que indaga en el palimpsesto urbano, sus cronologías y contextos culturales, con el propósito de preservar el legado histórico de la zona y apuntalar el sector como eje cultural y turístico.
- ¿Qué artistas participan en la Muestra de Arte Contemporáneo a Cielo Abierto?
Los artistas elegidos por la curaduría de Lupe Álvarez y Eliana Hidalgo son: Jorge Velarde, Lorena Peña, José Luis Macas, Juan Carlos León, Juana Córdova y Larissa Marangoni. De manera independiente a la curaduría y como complemento de la nómina, se invitó a proponer una octava obra al artista contemporáneo Tayron Luna.
- ¿Cómo eligieron a los artistas?
La curaduría contempló diferentes modalidades de participación. La primera es una especie de homenaje al artista y diseñador Peter Mussfeldt, quien es una personalidad de indiscutible talante histórico para nuestras artes visuales, considerado pionero del diseño moderno en el país. La segunda modalidad constituyó una invitación especial a dos artistas guayaquileños cuyos vocabularios expresivos han tenido incidencia en la conformación de los imaginarios estéticos sobre la ciudad de Guayaquil, que son Larissa Marangoni y Jorge Velarde. La tercera modalidad fue una convocatoria a un grupo de artistas de trayectorias jóvenes y potentes, con desarrollos creativos diversos y metodologías que denotan interesantes procesos de investigación.
- Cuéntanos un poco de las obras.
La muestra abraza lenguajes artísticos diversos y ofrece un espacio importante al arte contemporáneo en la configuración de la zona. Algunas de las obras nos trasladan a otros tiempos, rememorando solemnemente la historia de la Calle Panamá, mientras que otras resaltan las potencialidades del sector, como un punto de inflexión sobre la ecología, la identidad y la ciencia. Entre Loja y Juan Montalvo se encuentra la obra de Peter Mussfeldt, una pieza que mantiene la estética tan característica del artista, que conjuga armoniosamente las dos culturas que lo definen, la alemana y la ecuatoriana. Más adelante, en la bahía de Imbabura se asoma la obra de Jorge Velarde, que evidencia sus arraigados intereses por la caricatura y el autorretrato, representándose a si mismo como un fotógrafo en busca de tomas furtivas. En Roca y Panamá se enfrentan o mejor dicho “se complementan” las obras de Tayron Luna y José Luis Macas; la del primero, de gran peso visual, nos muestra las masas y la arquitectura amalgamada de Guayaquil con colores fuertes y llamativos; mientras que la del otro se plantea como una etérea y cambiante cadena de ADN, representando una suerte de genealogía cultural de Guayaquil mediante un repertorio de símbolos del ayer y de hoy. La obra que cierra la muestra es la de María Lorena Peña, que intenta visibilizar las destrezas desarrolladas por los guayaquileños en la época de la colonia, que hace honor a su título –"La Maestranza”- por la factura de sus piezas, dignas de una gran maestría.
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Leer más- Luego de la primera parte del proyecto que ya fue inaugurada esta semana, ¿qué se viene en el futuro artísticamente para la calle Panamá?
Hay una segunda etapa del proyecto que se va a poner en marcha una vez que se nivele la calzada de la Calle Panamá. Esta segunda etapa contempla la materialización de las obras de carácter tridimensional de los artistas Juan Carlos León, Juana Córdova y Larissa Marangoni.
- La realidad es que vivimos en un país que atraviesa una grave crisis económica con profundas heridas sociales. ¿Crees qué hay un beneficio que se pueda percibir de manera clara y precisa en usar la plata de los contribuyentes en este tipo de proyectos?
Sí. El entorno será generador de riqueza a través del turismo y de la oferta comercial de la zona. Además, la experiencia artística resulta como un bálsamo en un momento de crisis. Permite conectar a las personas con su historia y origen, alimentando el sentido de pertenencia, y al hacernos detener para observar, nos muestra lo trascendente en un mundo en el que prima la inmediatez. No hay un mejor momento para que el arte actúe como un catalizador de las problemáticas, que uno de caos y conmoción social.
- A pesar de ser un proyecto urbanístico completo y de que tú te encargas exclusivamente del componente artístico, ¿nos puedes contar cuál es el objetivo y la visión global de este?
El proyecto integral de regeneración de la Calle Panamá es el proyecto piloto de un plan maestro liderado por la alcaldesa de Guayaquil, la doctora Cynthia Viteri, junto a Gloria Gallardo, presidenta de la Empresa Pública Municipal de Turismo, Promoción Cívica y Relaciones Internacionales de Guayaquil, que contempla la transformación de esta calle de gran importancia histórica, que hoy se caracteriza por sus espacios subutilizados y desaprovechados pero con potencial de convertirse en una zona que promueva el desarrollo cultural y turístico a través de espacios verdes y peatonales, usos mixtos, infraestructura urbana, arte y alternativas de entretenimiento.
- ¿Qué es el Funka Fest?
Funka Fest es un festival que articula en torno a un eje de reflexión, propuestas de artes visuales, artes escénicas, música, artes aplicadas y culinarias. El evento se desarrolla en función de dos objetivos principales, el primero es el de incentivar la profesionalización del ejercicio artístico y el segundo, construir una audiencia mediante la participación de artistas consolidados para darle una mayor exposición a los emergentes.
- En tu experiencia con el Funka Fest, ¿Cuáles son los retos a nivel burocrático y tributario a los que se someten los eventos artísticos en el país?
Desde el punto de vista burocrático no han existido obstáculos, al contrario, el festival ha recibido todo el apoyo necesario para su ejecución. De hecho, en el aspecto económico, Funka Fest no se habría podido realizar jamás sin el apoyo de la Municipalidad de Guayaquil y de la Empresa Pública Municipal de Turismo, Promoción Cívica y Relaciones Internacionales de Guayaquil y sin el esfuerzo desinteresado del grupo profesional que lo conforma, ya que el costo del evento es mucho mayor a lo que produce en términos económicos. En cuanto a los obstáculos tributarios, todos los años nos vemos en un dilema por el hecho de tener que cancelar los impuestos de la taquilla y la tasa Sayce, como si fuésemos un concierto de un artista internacional con utilidades. Funka Fest va mucho mas allá de eso.
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Leer más- ¿Cómo se podrían reducir estos obstáculos?
Ojalá que en algún momento exista una disposición tributaria que permita discriminar los eventos de carácter artístico con enfoque social, de los que no lo son.
- ¿Qué pasará con el festival este año?
Lamentablemente, el festival se va a posponer para el año entrante, siempre que las condiciones lo permitan. Sin embargo, este año nos hemos enfocado en la Muestra de Arte Contemporáneo sobre la Calle Panamá. Adicionalmente, hemos estado trabajando en Río Suena, un proyecto maravilloso para la industria musical que se pondrá en marcha en el 2021.
- ¡Otro proyecto más! Para finalizar, cuéntame sobre ¨Río Suena¨.
Río Suena es un mercado musical que reúne expertos de la industria con agrupaciones musicales de corta y mediana trayectoria, en charlas, talleres y en un circuito de showcases en diferentes espacios de la ciudad. Esta es una iniciativa que apuesta al desarrollo integral del artista emergente en función de su puesta en valor, internacionalización y sostenibilidad.