“La Catedral se está cayendo a pedazos y nadie hace nada”
Pilares cuarteados, estructuras inestables y filtración en las paredes se registran en la icónica iglesia guayaquileña. La última readecuación fue hace 15 años
El terremoto del 2016 fue solo el inicio de lo que hoy, seis años después, es la debacle de una de las iglesias más representativas de Guayaquil.
La Catedral Católica Metropolitana, ubicada en Chimborazo y 10 de Agosto, frente al parque Seminario, es uno de los emblemas más importantes de la religión católica en el Ecuador; sin embargo, el descuido de su infraestructura demuestra el olvido que ha sufrido hace varios años. “La última readecuación considerable que se hizo fue en el 2007. Desde ahí su estructura no ha sido mayormente reparada. Hay muchos problemas estructurales que urge sean reparados, porque hasta sus bases podrían colapsar”, dijo Miguel Banda, jefe de proyectos de la Arquidiócesis de Guayaquil.
EXPRESO realizó un recorrido por el imponente templo y constató los problemas que sufre. Solo en la fachada interior es inevitable no observar las filtraciones de agua que tienen en sus paredes. “En épocas de lluvias el agua se mete, y si no tenemos suerte se puede empozar en algunas partes”, precisó Cecilia Machuca, una de las fieles visitantes del lugar.
En la parte más alta podían verse los huecos y algunas columnas cuarteadas. “Esta iglesia fue construida hace casi cien años y a estos pilares, desde que recuerdo, no se le ha dado mantenimientos. Creo que la antigüedad, el terremoto del 2016 y algunos temblores fuertes, han hecho que esto quede así. La Catedral se cae a pedazos y nadie hace nada”, dijo Machuca, de 64 años.
En 1924 se construyó la actual Catedral de estilo Gótico, los trabajos fueron realizados por la compañía Italiana Sociedad General de Construcciones. Francisco Xavier de Garaicoa fue nombrado el primer Obispo de Guayaquil, tras la construcción de la edificación.
Tal como EXPRESO lo contó en una serie de publicaciones pasadas, en 2018 hubo una intención de empezar con la reparación, pero los trabajos quedaron paralizados. “Hace cuatro años, el Municipio nos dio una ayuda económica con la que pudimos arreglar en algo la fachada principal y arreglar la ‘Libería Hotel’ que ya se venía al piso por lo destruida que estaba, pero faltó demasiado por hacer. No fue suficiente”, contó Banda.
Hay muchos problemas en la estructura de la iglesia, hasta el agua se mete en época de lluvia
“Necesitamos la intervención del Cabildo, ya la pedimos, pero no nos han atendido. Hemos enviado cartas, se han hecho solicitudes, ya conversamos con encargados, pero no hemos tenido ninguna respuesta positiva. Un símbolo de la ciudad necesita ayuda urgente”, dijo con tristeza Banda.
Respecto al tema, EXPRESO consultó al Municipio sobre qué tipo de ayuda ha brindado para mejorar la infraestructura y si tiene previsto invertir más o trabajar de la mano de otras instituciones, como Patrimonio, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuestas.
Este Diario realizó ayer un recorrido por el interior de la Catedral, llegando hasta las cúpulas más altas. Durante casi una hora de caminata se pudo notar que el problema es más complejo de lo que parece.
Pilares agrietados, varillas salidas, vitrales rotos, un techo que solo es sostenido por un trozo de hierro y algunas zonas que parecen hasta bodegas de artículos de construcción, fue lo que se evidenció a lo largo del camino por una inestable estructura de hierro que mientras se paseaba se escuchaba cómo caían escombros del cemento que fácilmente se desprenden de las paredes.
Desde lo más alto se pueden observar los huecos que hay en los techos; además de los pináculos rotos, un reloj público dañado y unas oxidadas campanas que al hacerlas sonar llenan todo el ambiente de polvo.
“Estas estructuras están en pésimo estado, necesitan mantenimiento. Hay muchos riesgos de seguir así”, advierte Banda, el también ingeniero civil calcula que se necesitan al menos seis millones de dólares para arreglar los daños principales.
Necesitamos ayuda del Cabildo. La hemos solicitado, pero no tenemos ninguna respuesta
En la parte de afuera, los vendedores de estampitas y otros artículos religiosos aseguran que día a día notan como la imagen de iglesia empieza a decaer. “Ya no es como antes, hay partes que están en evidente mal estado y he conocido a mucha gente que hasta ha dejado de venir por el temor a que la estructura colapse”, comentó César Chango.
“Me apena mucho ver nuestros bienes patrimoniales así, no es la única iglesia, no es el único ícono de nuestra historia. Otra vez nuestra identidad está en riesgo, pero las autoridades siguen en silencio. Sin mover un dedo”, se quejó la guayaquileña Daniela Luque.