El centro de Guayaquil convive con UPC que acumulan polvo y abandono

El corazón de Guayaquil, la zona que debería ser la más turística, y por lo tanto cuidada y resguardada, se ha convertido en un sector violento, donde se registran no solo asaltos, sino también asesinatos. De hecho, apenas hace unos días, tras un intento de robo en una pizzería ubicada en la avenida 9 de Octubre, uno de los delincuente fue abatido por un policía en servicio pasivo que estaba en el sitio como cliente.

La ciudadanía identifica la “falta de policías y las malas condiciones de las Unidades de Policía Comunitaria (UPC)” como la principal problemática para que la delincuencia se tome la zona más icónica de la ciudad. El sector se siente abandonado.

“Como no hay policías, los criminales hacen lo que les da la gana. Por ejemplo, esto que antes era una UPC, ahora sirve solo para que se hagan atrocidades: actos sexuales, para que se metan a fumar o a tomar alcohol. Ahora el espacio de la policía lo usan para hacer actos inmorales. Es deprimente”, dijo molesto el residente Carlos Bauret, al hablar del centro policial ubicado en las calles Vélez y Lorenzo de Garaicoa, en el parque Centenario, antes utilizado por la Policía. Un espacio que, aseguran residentes y turistas, lleva años abandonado.

“Los extranjeros, principalmente después de las 23:00, se saltan las rejas y se meten ahí a hacer todo tipo de atrocidades. Nadie dice nada y eso que se supone que este es un sitio turístico. Lo que vemos solo demuestra que estamos desprotegidos”, sentenció el adulto mayor.

Ante las constantes quejas de este tipo, EXPRESO realizó un recorrido por algunas UPC del centro y corroboró lo denunciado por la ciudadanía. Algunos espacios que se encuentran funcionando tienen daños estructurales, les falta pintura y sus paredes tienen humedad; mientras que otros están siendo utilizados con otros fines y no para lo que fueron creados.

Estado de los edificios

Por ejemplo, la UPC ubicada en Víctor Manuel Rendón y Panamá, cerca de la zona bancaria, está abandonada. A su alrededor, al menos cuatro vehículos de la policía llenos de polvo y con las llantas averiadas llaman la atención. La puerta principal tiene una cadena, mientras que una puerta lateral se mantiene entreabierta, como señal de que hace poco alguien ingresó al lugar.

La gente que labora cerca se percató de la presencia de este Diario y realizó sus denuncias.

“Llevo trabajando 5 años aquí al lado y los cinco años he visto los mismos carros sucios abandonados. Es un desastre”, dijo James Nieto, que se encontraba desayunando cerca de la UPC.

Según relataron los transeúntes, ese sitio servía simplemente para “formarse y nada más”. “Aquí se encuentran en la mañana y en la tarde, pero de ahí permanece así como usted lo ve. Cerrado”, comentó un comerciante que prefirió no dar su nombre por miedo a las represalias”, dijo incómodo.

Mientras tanto, la UPC ubicada en las calles 10 de Agosto, entre Boyacá y García Avilés, lucía prácticamente como un parqueadero público. Al menos media docena de carros están trepados sobre la vereda. En su interior apenas hay un uniformado, que aseguró ser el único que estaba de guardia.

En otras unidades la situación es similar. Letreros de “baños dañados”, camionetas de la policía sin vidrios y con fundas en su lugar y otros escenarios mostraban el olvido del sitio donde deberían estar los uniformados.

Falta de presupuesto

EXPRESO conversó con el coronel Paulo Espinoza, jefe de distrito 9 de Octubre, quien reconoció el estado en el que se encuentran las UPC y aseguró que algunas están así por la falta de presupuesto y de personal. “Pese a ello, tratamos de distribuirnos correctamente para que todas las zonas estén cubiertas”, dijo el uniformado, quien detalló que está en proceso el arreglo de algunas unidades.

“Recientemente se repotenciaron tres (ninguna del centro) y esperamos próximamente mejorar otras tres más. Aún no definimos cuáles serán, pero el Gobierno está trabajando en ello”, detalló; al hacer hincapié en que la unidad abandonada en el parque Centenario será entregada al Municipio.

La mayoría de ciudadanos consultados coincidieron en que la falta de policías y una infraestructura deteriorada ponga en estado de vulnerabilidad al centro. “Antes el centro no era tan peligroso. Ahora escuchas balas cada vez más seguido, cerca de la zona comercial o turística, nadie está seguro”, dijo Daniel Morales, quien hace un llamado al Gobierno y al Cabildo a trabajar de la mano y con urgencia. “Se necesita invertir en seguridad. Hay muchos edificios y carros botados. Hay que priorizar esta situación, quizás es una de las razones por las que el centro está muerto ”, sentenció.

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