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¿Qué materiales se usaban para la construcción de las chazas en Guayaquil?
Desde el mangle y guayacán hasta el pino eran utilizados para diseñar estas elegantes ventanas
El mangle, el guayacán y el guachapelí, maderas de árboles nativos de Guayaquil, eran las favoritas para la construcción y creación de las persianas florentinas que, propias de Italia, fueron replicadas a la urbe porteña y denominadas como chazas desde el siglo XIX.
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Se trata de ese de tipo de ventana, con persianas, que se articula en la parte superior o a mitad y que se puede abrir de manera horizontal y que los guayaquileños y turistas, como publicó EXPRESO el pasado 16 de febrero, aún pueden apreciar por la ciudad, sobre todo en el casco colonial como en el barrio Las Peñas y calles como Malecón o Rocafuerte, donde se conserva la huella de un Guayaquil de antaño.
“Estas ventanas se construían con maderas locales que eran ampliamente utilizadas en los astilleros; y es curioso, pero en casas más pudientes utilizaron pino americano para las chazas que a pesar de ser una madera de mala calidad comparada con las anteriores, el olor era agradable”, cuenta a EXPRESO el historiador guayaquileño, Fernando Insúa.
¿Cuál era su función?
En un reciente reportaje, EXPRESO explicó cuál era la función de las chazas que actualmente siguen representando un símbolo arquitectónico. Pues más allá de su estética, estas ventanas permitían la ventilación desde el exterior sin comprometer la privacidad, acoplándose al clima cálido y húmedo de la ciudad.
Pero además de su elegancia y función, las chazas cumplieron un rol importante para los artesanos, ya que generaban más fuentes de trabajo y sacaban a relucir el toque elegante y sutil de los mismos. En una época donde los astilleros (centros madereros) eran fundamentales para la creación de las embarcaciones que navegaban el río Guayas y que marcaron la historia comercial de la ciudad.
Ese estilo de ventanas si bien llegó en aquella época de la mano de migrantes italianos, como el comerciante Lorenzo Lavezzari di Canotieri que, replicando el estilo de persianas de la ciudad de Florencia, tiene además una fuerte influencia árabe, dice Insúa.
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“Eran utilizadas en zonas costeras. Guayaquil le dio su toque, pero las ‘ventanas de celosía’ vienen desde la antigüedad, con fuerte influencia árabe, que entró a Europa y que de Italia nos vino acá ese formato”, añade.
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El historiador además indica que, si bien las chazas se pueden encontrar en varias ciudades del país, Guayaquil tiene el mérito de ser la primera urbe en aplicar este diseño a las viviendas y dar el ejemplo para su réplica, que hoy se mantiene como muestra de una período colorido y elegante.