Ciencia local contra la pandemia
Entre sus aportes están el diagnóstico del virus; el cuidado de la salud física y mental; y el apoyo a la educación y la economía virtual
El 23 de marzo de 2020, una semana después del primer estado de excepción y mientras el país cursaba la primera cuarentena por la COVID-19, la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) acordaba con el Instituto Nacional de Salud Pública e Investigación (INSPI) recibir muestras del virus para realizar pruebas de diagnóstico. Una tarea a la que también se sumó la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), entidad que incluso, meses después, se fijó el proyecto de elaborar una vacuna.
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Leer másDesde entonces hasta ahora, tras el obligado retorno a las actividades académicas de manera virtual, la mayoría de instituciones de educación superior de la ciudad se propuso, desde sus especializaciones o fortalezas, contribuir en la lucha contra la pandemia.
Una de las primeras vías fueron los servicios de atención médica y psicológica por vía telefónica o internet que ofrecieron la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, la Universidad Casa Grande o la Universidad Politécnica Salesiana. Eso les permitió estudiar y analizar, por ejemplo, cuáles eran los síntomas médicos más comunes del virus en los guayaquileños; y el impacto de la enfermedad, los decesos y el encierro en su salud mental.
También hay aportes en el campo tecnológico con la elaboración de implementos de bioseguridad personal; equipos para cuidados intensivos y aplicaciones móviles para alertar de zonas con más casos positivos.
En 2021, el análisis y las propuestas para mitigar el impacto de la pandemia y lograr la reactivación han sido temas comunes de webinars y foros virtuales dictados de manera gratuita y abierta por casi todas las universidades de la ciudad.
En la ciencia médica quizás dos de los hechos más relevantes lo constituyan el avance de la Espol en el diseño de un primer prototipo de vacuna contra la COVID-19; y la vigilancia y secuenciación genómica de muestras del virus que ejecutan la UEES y el INSPI, lo que ha permitido identificar la presencia en el país de variantes como la alfa y la delta.
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Leer másEl mundo enfrenta desde el año pasado la pandemia de la COVID-19 y para ello todos los países han puesto la vista en sus científicos y centros de investigación. Guayaquil no es la excepción y sus entidades se han hecho presentes con tareas como la detección del virus mediante pruebas de diagnóstico; la vigilancia genómica a través del proceso de secuenciación de muestras; y también de un proyecto para elaborar una vacuna propia. En los dos primeros casos son tareas indispensables para monitorear la situación de la pandemia en cuanto al índice de infecciones y decesos a causa de la enfermedad; y de las variantes del virus que circulan en la ciudad y zonas aledañas. Esta segunda labor la cumplen básicamente tres instituciones del país, de las cuales dos son locales: el Instituto Nacional de Salud Pública e Investigación (INSPI) y la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES).
El doctor Fernando Espinoza, director del centro de Investigaciones de la UEES, afirma que esa entidad ha realizado al menos el 40 % de todos los procesos de secuenciación terminados hasta fines de junio (777). Si bien es una cantidad muy baja en comparación con países como el Reino Unido, que supera las 300.000, es una labor que le ha permitido al país conocer cuáles y cuántas variantes del SARS-CoV-2 están presentes en el territorio y en qué regiones y ciudades.
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Leer másEspinoza resalta que, por ello, en noviembre del año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instó a los países a hacer secuenciación genómica, porque es la única manera de saber dónde está el virus y advertir a la población y a las autoridades. La OMS también impulsa el desarrollo de vacunas propias y en ese objetivo trabaja la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol). En marzo de este año anunció que había diseñado el prototipo. El responsable, el doctor Washington Cárdenas, ha indicado que si bien existen vacunas disponibles en el mercado, este proyecto le permitirá al país contar con una plataforma para la elaboración futura de estos fármacos.
El cuidado de la salud mental y atención médica virtual
El programa ‘Conversaciones familiares en tiempos de COVID-19’, ejecutado por la Universidad Casa Grande junto a la Universidad Católica de Valencia, trató temas como la superación del duelo, el impacto del confinamiento en los niños, la necesidad de replantear el aprendizaje y otros aspectos que buscaban aportar al equilibrio socioemocional. Las sesiones semanales de webinar llegaron a más de 5.000 personas en total.
En 2021, derivados de estos conversatorios, se ejecutan dos proyectos que buscan incentivar el diálogo y fomentar una cultura de prevención de la salud mental en la ciudadanía guayaquileña. También en esa línea, la Universidad Católica implementó la iniciativa ‘Médicos en línea’ en la que docentes, médicos, enfermeros, odontólogos, psicólogos y nutricionistas atendieron a miles de pacientes en los meses más críticos de la pandemia. Los datos de la atención psicológica de esta universidad y otras como la UEES y la Politécnica Salesiana permitieron a sus responsables analizar, tabular y determinar los principales motivos de las llamadas (temor, ansiedad, incertidumbre), el género y edad de los solicitantes. Eso a la vez les permitió elaborar un perfil de quiénes estaban sintiendo más la carga emocional y mental causada por la pandemia y el encierro. Y, en consecuencia, alertar de esa situación y diseñar formas de ayuda.
De modo paralelo, Casa Grande dictó webinars gratuitos enfocados en áreas de la docencia para contribuir a la capacitación de los maestros. Solo en 2020 entregó más de 70.000 certificados de asistencia, lo que demostró el interés de los profesores y la necesidad de las capacitaciones para adaptarse al modelo no presencial o virtual.
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Leer másLa Católica, en tanto, mantuvo el proyecto ‘Familias y comunidades saludables’, que diseña menúes con los requerimientos nutricionales de los beneficiarios del programa Banco de Alimentos, colaborando así con la atención indirecta de 23.879 personas.
Ventiladores y protectores... el aporte de la tecnología
La fabricación y donación de protectores faciales fue una de las primeras acciones de las universidades porteñas como la Politécnica Salesiana y la Espol en apoyo a la tarea del personal médico de los hospitales públicos. Posteriormente, cuando saltaron a la luz otras necesidades para atender o tratar a los pacientes de la COVID-19, la ciencia universitaria guayaquileña se propuso fabricar respiradores y ventiladores mecánicos, que escaseaban por su gran demanda en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
“Esto tiene por objeto contribuir al fortalecimiento de la atención a todas las personas aquejadas por COVID-19 en las salas UCI, siendo los beneficiarios los hospitales centinelas, ubicados en zonas de población en estado de vulnerabilidad”, dijo el vicerrector de la UPS, Raúl Alvarez, cuando donaron un equipo al Hospital General del Guasmo, en marzo. Pero, sin duda, el proyecto de más impacto en esta área ha sido Openventi, impulsado por un grupo de graduados de la Espol, que se propuso crear un ventilador artificial de bajo costo y alta calidad.
Hasta el 8 de julio de este año había entregado 125 equipos, no solo a hospitales de Guayaquil, sino también de otras ciudades y provincias del país. Se financia con donaciones de empresas y el aporte de una serie de profesionales y coordinadores como Édgar Landívar, Vicente Adum y Paúl Estrella. “Nadie esperaba que en Ecuador se pudieran elaborar ventiladores de este tipo. Nos hemos juntado muchas voluntades que lo hicieron posible”, resaltó Adum. La Espol también creó ‘Analítica de datos COVID-19 Ecuador”, que proporciona información estadística de la situación sanitaria. Otros aportes universitarios que fusionan ciencia y tecnología para aportar en la pandemia han sido las aplicaciones móviles que, por ejemplo, permitían identificar las zonas urbanas con más casos de infectados confirmados; o enviar alimentos al personal médico de guardia en algún hospital.