Guayaquil: Una ciudad que pierde de a poco el color en sus avenidas

Soportan uno de los peores tráficos vehiculares de la ciudad, pero también un gran movimiento comercial. Sin embargo, las principales arterias del centro-sur de Guayaquil lucen deprimentes, desordenadas y sin colorido.

Desde el bulevar 9 de Octubre, la mayoría de las casas y edificios asentados a lo largo de las avenidas Quito, Machala, Pedro Moncayo, José de Antepara y Clemente Ballén se ven descuidados.

“No hay nada que llame la atención. Si bien muchas de estas edificaciones son construcciones viejas, eso no justifica que estén sin mantenimiento. Se les debe dar un matiz distinto. Es evidente el quemeimportismo”, comenta César Zapata, quien a diario transita por tres de esas grandes arterias que conectan con el sur de la Perla del Pacífico.

Y es que, visualmente hablando, hay un desorden. “Se hacen obras con colores en otros sectores que quizás no las necesitan; pero donde se requiere, no las hacen”, considera Mery Ordóñez, quien atiende un local en la avenida Quito.

Lo corrobora el arquitecto urbanista René Molina. “Muchas de las obras fueron más políticas que técnicas”, sostiene el experto, al reprochar que no se toma en cuenta a la academia, como por ejemplo cuando se construyó la Aerovía, que “destruyó la imagen urbana de la 9 de Octubre y Quito”.

A su juicio, se debería hacer un estudio real de lo que es el desarrollo histórico de grandes avenidas, que no implique solo el color de sus viviendas, sino también desarrollar un código arquitectónico urbanístico para aprobar futuros proyectos.

“Hay que tener mucho cuidada cuando hacemos análisis arquitectónicos. Siempre vemos la orientación y, en el caso de la avenida Machala y la Quito, la incidencia solar de la tarde es bastante elevada”, indica el experto, al estimar que una de las acciones de rescate podría ser el reconsiderar si es posible o no instalar de nuevo los parterres centrales que tuvo la Quito; además de hacer un estudio de arborización, para plantar el tipo de árbol apropiado por los elementos atmosféricos negativos que tiene la arteria, por la polución vehicular.

Molina trae a colación un estudio que hace años realizó la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil llamado ‘Parquitomachala’, en colaboración con una empresa japonesa. Se proponía un sistema de transporte de tren elevado, dejando por debajo el parterre de esas avenidas.

Según la Fundación Guayaquil Siglo XXI, desde el inicio de la actual administración municipal han pintado 1.300 fachadas de casas y edificios, como parte de las obras de regeneración urbana que lleva a cabo a lo largo de la ciudad; es decir, en promedio se pinta un inmueble a diario. No se indican los sitios ni sectores donde se han ejecutado esas obras.

En respuesta a un pedido realizado por este Diario, Xavier Álvarez, gerente general de la fundación, explica que las obras de regeneración urbana contemplan rubros para la pintura en fachadas, con la finalidad de adecentar los inmuebles. “La pintura se realiza siguiendo los parámetros establecidos en el artículo 1 de la Resolución Aclaratoria e Interpretativa a la Ordenanza que norma la obligación que tienen los propietarios, administradores, arrendatarios u ocupantes de inmuebles, de pintar adecuadamente y debidamente las fachadas, cerramientos, cercas o verjas de las edificaciones para el embellecimiento y ornato de Guayaquil”, explica.

La ordenanza da libertad a los dueños o responsables de los predios de la ciudad para escoger la pintura de sus fachadas, pero excluye aquellos tonos que causan contaminación visual, como negro, verde perico, rojo vivo, azul eléctrico y amarillo patito.