Ciudadanía: “Samborondón no significa vivir en el paraíso”
En una urbanización denuncian el exceso de ruido de otros vecinos. Han llevado sus quejas al Municipio. El ente alista una ordenanza.
La armonía en las urbanizaciones que se levantan a lo largo de la avenida Samborondón se rompe. Esto se debe a que diferentes residentes se sienten cansados de soportar, sobre todo los fines de semana, el exceso de ruido ocasionado por vecinos, que van desde fiestas y actividades deportivas, y que se dan hasta altas horas de la noche, casi despuntando el alba.
La Puntilla ordena las áreas de uso comunal en el vecindario
Leer másLa contaminación acústica no solo hostiga a diferentes sectores de Guayaquil, donde se encuentran parlantes ‘disparando’ canciones o promociones a alto volumen, pues también se siente con fuerza en esta zona samborondeña donde la plusvalía es alta. La problemática alcanza tanto al plano comercial como residencial.
Por ejemplo, en la ciudadela Vista Sol, situada en el kilómetro 7,5 de la transitada avenida, un grupo de moradores se lamenta del exceso de ruido que, denuncia, proviene del club social de la urbanización Terra Sol, que colinda con ellos.
En un documento que fue enviado al Municipio, y al que EXPRESO tuvo acceso, explicaron que desde las 08:30 se usa un micrófono y un parlante amplificador para hacer clases de baile y gimnasia, pero que se da a niveles “intolerables”.
Que hay presencia de bandas musicales cuyos niveles de ruido son similares a los de un espectáculo público masivo y que la colocación de amplificadores de máxima potencia en el área de la piscina obedece a fiestas privadas y pagadas, han sido otras de las quejas señaladas en el oficio.
“No se respetan ni horarios ni decibeles permitidos. Ocurre todas las mañanas y hay niños en clases. Somos 15 familias directamente afectadas, las que colindamos con el club de Terra Sol, y solo nos dicen que llamemos a la Policía. Samborondón no es vivir en el paraíso”, se queja la familia Arcos Pérez.
familias de Vista Sol, aproximadamente, colindan con el área social y deportiva de la urbanización Terra Sol.
Además de suscribir el oficio con otros vecinos, se muestran intranquilos cuando llega la noche, pues es el momento en que el fútbol se hace presente en la cancha deportiva.
Una propietaria aledaña, quien prefirió el anonimato, cuenta que el problema lleva al menos dos años. Incluso ha tenido que frenar las visitas a su patio, donde recibía a visitas y preparaba parrilladas, porque la pelota se cruzaba a su propiedad y ocurría la desgracia: el balón rompía los recipientes.
“Era molestoso. Días después colocaron mallas y se acabó el problema. Ahora juegan hasta la medianoche, que está bien, pero dicen palabras toscas, fuertes. Uno se acostumbra, pero eso no está bien”, comenta la residente, quien lleva en el sitio hace más de 10 años.
Frente a los reclamos este Diario se acercó a la urbanización aledaña para conocer la versión de la administración, pero se nos dio un correo electrónico para que por esa vía se envíe el requerimiento, pero hasta el cierre de esta nota no hubo una contestación.
El contaminante que trastoca la convivencia en La Puntilla
Leer másEl alcalde de la localidad, Juan José Yúnez, conoce que esta problemática se multiplica en zonas comerciales y residenciales por lo que, adelantó, al Concejo Municipal llegará una ordenanza (ver subnota).
Pero la contaminación acústica no solo turba la convivencia de Vista Sol. Francisco Plaza, residente de la urbanización Aquamarina, ubicada a la altura del ECU 911, en el kilómetro 1 de la avenida Samborondón, también expone sus reclamos.
Plaza, quien es médico, califica a este mal como un atentado a la salud humana y a la tranquilidad ciudadana. Afirma que lo mismo de Vista Sol sucede en su ciudadela, donde las farras son hasta altas horas de la noche, arrebatándole el sueño y que incluso se ‘prenden’ con fuegos artificiales como si fuera fiesta de fin de año.
“Una vez el estruendo fue tan fuerte que nos despertó a todos. Aquí las fiestas terminan a las 2 de la mañana y se dan en todos lados; áreas sociales y viviendas”, puntualiza Plaza. Agrega que estos espacios tienen que estar construidos con paredes, techo y piso que no permitan la filtración de ruido.
Y, en su calidad de médico, advierte los efectos que causa la contaminación acústica. “Igual que el tabaco, daña seriamente la salud. Produce directa e indirectamente más de 100 enfermedades, daño del aparato auditivo, trauma acústico y alteraciones graves de sueño”.
El grito de La Puntilla por un parque público
Leer másSe lamenta que así como él, otros vecinos padezcan de este problema, por lo que espera que las acciones del Cabildo sean efectivas para tener una mejor convivencia, alejada del bullicio.
“Vivir en Samborondón no es el paraíso. Muchas ciudadelas se han convertido en auténticas zonas rosas, y como son ciudadelas cerradas, no hay quien los controle”, concluye.
- La normativa que prevé cambiar este panorama
¿Cuál es la actuación del Municipio frente a los casos de exceso de ruido en las ciudadelas? Juan José Yúnez, alcalde del cantón, precisó a EXPRESO que se ha trabajado en una ordenanza de control de ruido tanto en la zona residencial como comercial. “Es una nueva ordenanza que va a entrar la próxima semana al Concejo y esperamos que sea aprobada”, puntualizó Yúnez, al recodar que es “complicado” sancionar en urbanizaciones, pero que hay la “voluntad de hacerlo”. “Necesitamos el apoyo de la policía para poder juntos sancionar”, afirmó.
Carlos Limongi, procurador síndico de Samborondón, acotó que previamente se realizó una especie de mapa de calor en todo el cantón y se establecieron las zonas más conflictivas. Reconoció que el problema que más ocurre en el plano residencial es ocasionado por las fiestas, y adelantó que se capacitará a policías metropolitanos para que puedan hacer las mediciones.