Clases deportivas a un dólar, con toque solidario
Dos instructores, uno de fútbol y otro de kick boxing, se enfocan en que chicos aprovechen en buena forma el tiempo libre
Hay 43 años de diferencia entre Ramón Barreto y Rodolfo Castañeda. Sus áreas de trabajo, en Guayaquil, están separadas por 14,3 kilómetros. Al uno lo cobija el sol en su labor; al otro, la luna y las estrellas. No se conocen. Pero coinciden por el amor al deporte y un don para calar en las juventudes con sus clases por las que cobran un dólar diario.
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Leer másRodolfo ‘respira’ fútbol. Desde chico jugaba como marcador izquierdo y al crecer integró clubes como Patria o Everest. Dice con orgullo ser el hermano de Gonzalo ‘Pachaco’ Castañeda, goleador ecuatoriano que pasó por Emelec, Deportivo Cuenca, Liga de Quito y demás equipos.
A sus 80 años, Rodolfo por las tardes enseña a un grupo de 25 niños las tácticas básicas con el balón, en un parque de la manzana 68 de la ciudadela Las Orquídeas, al norte de la urbe porteña. En esa tarea lo ayudan dos instructores; su hijo, John Castañeda, y Peter Posligua.
Ese reducto de esparcimiento se ha convertido, desde hace seis meses, en un fortín donde los más chicos del sector van alimentando el sueño de ser jugadores de primera categoría en unos años.
Aspy Band, un grupo musical que rompe barreras
Leer másLas sesiones con los pequeños son de lunes a viernes, de 16:00 a 18:00. Los sábados y domingos suelen participar en campeonatos infantiles.
La mayoría no pasa de 11 años. Como apenas llevan una década de vida o menos desbordan energía. Ni el ambiente pesado por el calor que se percibe al inicio de la jornada los detiene. El sudor que les emana de la cabeza parece que les diera una dosis extra de ñeque en vez de ser un signo de cansancio.
Actualmente, por el peso del tiempo en su agilidad física, Rodolfo trabaja más analíticamente para los chiquillos. Es quien define las estrategias de ataque y defensa junto al par de instructores a su cargo. Ellos aplican los conceptos y, además, se enfocan en el calentamiento.
El dinamismo de los pequeñines es el patrimonio más importante de aquella escuela que se va gestando en la zona. John y Peter dirigen las jugadas. Rodolfo supervisa todo, pero también cumple el rol de complementar el aprendizaje deportivo con lo humano.
Sus manos ‘bailan’ por los aires con indicaciones hacia los niños. Las junta horizontalmente a la altura del pecho. Luego las baja hasta la cintura, en señal de que jueguen despacio, sin hacerse daño entre sí.
“No... Cuidado... Sin pelear...”, se lo escucha advertirles a un costado de la cancha, mientras da pasitos a los lados para ver con más detalles los cruces de sus pupilos.
Cuando a Rodolfo se le pregunta por plata responde sereno. Tiene clarito como el agua que con su proyecto para la niñez no se llenará los bolsillos. Cada infante paga $1 por entrenamiento. La idea es que les sea accesible formarse en lo que les apasiona, sin que lo económico sea un impedimento.
“Aquí no se recoge al día más de $12. Hay chicos que pasan necesidades y no siempre tienen cómo pagar, pero igual se les brinda la clase. Lo importante es que ocupen bien su tiempo libre y no se les pegue la vagancia”, comenta.
Generalmente lo que se recauda medio alcanza para pagar los 70 dólares semanales que ganan los ‘profes’. Pero también se gasta frecuentemente en balones, conos plásticos y demás material de práctica, además del apoyo financiero con el costo de los uniformes a quienes no tienen cómo obtenerlos.
Pero el octogenario tiene a sus ‘ángeles’ que le aportan plata de vez en cuando. Son parientes que, cuando pueden, le envían algo de dinero desde Italia y Bélgica para ayudarlo.
Ramón Barreto, quien dirige a un grupo de jóvenes en la práctica del kick boxing, también se las busca junto a sus alumnos para que puedan participar en torneos de esa disciplina. Este es un deporte de combate de origen japonés, en el cual se mezclan las técnicas del boxeo con patadas heredadas del karate y las artes marciales.
se benefician de las clases de ambos ciudadanos.
- 6 meses lleva la escuela de fútbol de Castañeda.
-19 kilómetros de trote a veces se suman a la jornada física del kick boxing.
Son aproximadamente 50 muchachos, cuyas edades rondan entre los 15 a los 30 años, aunque también hay poco más de 12 niños y un padre de familia de 57. Entrenan al aire libre, en un parque aledaño al estadio de béisbol Yeyo Úraga, en Tungurahua y Capitán Nájera, centro de la ciudad.
A diferencia de Rodolfo y su camada vespertina, allí las sesiones son de 19:00 a 21:30, de lunes a viernes. Ese ambiente nocturno se ajusta más a las realidades de los asistentes. La mayoría estudia, o trabaja, o ambas, y se les facilita más asistir al finalizar la tarde.
La similitud está en el precio. A un dolarito la instrucción por día. Barato, para mantenerse en forma y alejado de todo vicio, como dice Ramón. Él también demuestra estar dotado de abundante solidaridad, pues igualmente permite que los suyos asistan gratuitamente si en alguna ocasión andan con muy poco en el bolsillo.
Últimamente ha demostrado su generosidad con chicos, quienes, como él, dejaron atrás a su natal Venezuela, obligados por la necesidad de subsistir.