Guayaquil: Un Concejo Cantonal con perfil bajo
A diferencia de Quito, donde el alcalde el accionar del alcalde es llevado a las sesiones. En Guayaquil, alineados con Viteri, prefieren no hablar.
Mientras en Quito algunos ediles han ido con todo el peso de la fiscalización y la crítica contra el alcalde Jorge Yunda, acusado de corrupción, en Guayaquil, los concejales prefieren, al estilo del filme ecuatoriano homónimo, “mejor no hablar de ciertas cosas”.
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Leer másNadie en el Concejo, excepto la concejala Lídice Aldás, se atreve a decir nada sobre el caso Letras Vivas, cuya inversión por pintar frases de escritores en 50 paredes alcanza los casi $ 400.000 (aun cuando a los autores, dueños de esos versos, no se los remuneró con nada).
Y aunque acá a ningún hijo de la alcaldesa Cynthia Viteri se le hallaron chats comprometedores; y ella, a diferencia de Yunda, no ha sido señalada -judicialmente- por presuntas corruptelas y no tiene puesto un grillete, como su par en la capital, el silencio -de siempre- del Concejo Cantonal de Guayaquil, no deja de indignar.
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Leer másPara analizar aquello es preciso adentrarse a la estructura, las bases e ideologías de cada uno de los concejos de las dos ciudades más importantes del país. Por un lado está Quito. Tiene 21 ediles de 6 movimientos políticos diferentes. Hay 9 de Fuerza Compromiso Social, 4 de Izquierda Democrática, 3 de Concertación, 2 de CREO y 3 de Unión Ecuatoriana, el partido de Yunda. Esto es, el 14 % del poder legislativo local.
En contraposición a aquello, Guayaquil tiene 15 concejales; 12 del socialcristianismo, 2 de Fuerza Compromiso Social y 1 independiente. Punto para la paz de Viteri. “A diferencia de Yunda, está cómoda, con una mayoría que la apoya y que casi nunca la increpa. Eso sin contar que en Quito hay una sociedad civil más activa”, lee el constitucionalista y asesor político Xavier Flores.
En Guayaquil, los ediles socialcristianos son una especie de cachiporreras. Aparecen en las fotos oficiales, recorren las obras con la alcaldesa, como lo hacían con Nebot, y se mantienen al margen de la crítica a los hechos recientes.
Al Concejo de Guayaquil se lo percibe con sometimiento e incapacidad crítica. Trayendo los calificativos con los que señalaban otrora a los legisladores correístas, los ediles del socialcristianismo son los borregos y alza manos del poder local.
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Leer másFlores califica de “abrumadora sintonía” la relación entre los concejales de Guayaquil y la Alcaldía. “No hay fisuras en su conducta. Cuando eso ocurría en la Asamblea, se los llamaba borregos o alza manos. La hipótesis era que esa gente no pensaba por sí misma”.
Nada nuevo en la ciudad, recuerda, esto ha sido un denominador común. Los últimos 29 años ha habido en el Concejo una mayoría socialcristiana. “Y con eso, un sometimiento de los ediles hacia la gestión de quien ocupe la Alcaldía”.
Son tan unidos los concejales de esta ciudad, que cuando EXPRESO, en 2020, contó que Viteri gastaba seis millones de dólares más en sueldos, los del partido, o la defendieron o simplemente no contestaron a este Diario. Igual pasó ahora, para este tema. Y aunque esta vez hubo más voces, no fueron respuestas individuales, sino en espíritu de cuerpo.
Tras la solicitud de información, 6 de los 12 concejales del socialcristianismo dirigieron una carta a este medio. Firmaron Luzmila Nicolalde, Mayra Montaño, Laura Arteaga, Úrsula Strenge, Luis Murillo y Jorge Rodríguez, quien fue vocero municipal en tiempos de Nebot y es esposo de Ximena Gilbert, hoy coordinadora de Inclusión de la Dirección de Acción Social del Cabildo porteño.
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Leer másAllí explican que no han comentado nada de Letras Vivas, o los polémicos contratos de cultura, porque creen que las disputas políticas que han dañado tanto al país no se deben replicar en la ciudad. “Los concejales, dignos en nuestro accionar, no intervenimos en polémicas, sino que fiscalizamos, revisamos cada detalle en toda oportunidad, de forma permanente. El contrato de Letras Vivas cumplió todos los requisitos que demanda la ley, con una visión integral que tiene su base en mejorar la calidad de vida de la gente, fortalecer los espacios públicos con servicios y obras que aportan positivamente a las comunidades”, escriben los ediles.
Dicen también que dan estricto cumplimiento a lo estipulado en los artículos 57 y 58 del Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (Cootad), que, en definitiva, suman esfuerzos “lejos de la tradicional disputa que caracteriza a la política nacional”, sin dejar de lado la fiscalización permanente, “que permite que Guayaquil sea una de las ciudades que mejor maneja sus recursos”.
Pero no se trata de no querer hablar solo de Letras Vivas y los sonados temas recientes, apunta el especialista Xavier Flores. Es general. No hay un pensamiento crítico en torno a las inundaciones futuras, la mejora del transporte público atrasadas y otros ítems.
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Leer másEn otro lado de la escena, el silencio del vicealcalde, Josué Sánchez, y de los otro cinco ediles de la bancada socialcristiana, Egis Caicedo, Alfredo Montoya, Consuelo Flores, Andrés Guschmer y Nelly Pullas, quienes ni firman ni responden a EXPRESO para este reportaje, es tomado como estrategia, de acuerdo a la magíster y catedrática de Comunicación Política de la Facultad de Comunicación Social, Carla Haro.
“No esperemos que de la misma tienda política levanten la mano. El silencio es más beneficioso. Entre bomberos no se van a pisar la manguera. No hasta que no haya una resolución en firme, un proceso judicial que ratifique si de verdad existe corrupción”.
Sobre aquello, el constitucionalista Flores observa que “el rol de los concejales se complica porque la estructura de PSC permea la forma vertical de la gestión pública. Como ediles, no fueron pensados como seres autónomos ni ellos se creen eso. De allí que algunos respondan en un solo comunicado y otros callen. Lo hacen porque después los sancionan de algún modo”, advierte.
Desde los barrios y las redes perciben el perfil bajo de los ediles como una especie de club de fans. “Da la impresión de que los concejales están de acuerdo con todo. Aplauden a ojos cerrados todo lo que haga o diga la alcaldesa”, cuestiona Erika Sabando, habitante de la ciudadela la Alborada. Para otros, como Fátima Alfonso, “ellos están ocupados en sus verdaderos trabajos”.
Cada uno debe colocarse en el rol que le corresponde, y si la ciudadanía considera que ni la Alcaldía, ni los concejales han respondido a las funciones a las que han sido asignadas; su participación debe ser más activa. Ellos deben tener empoderamiento en la ciudad.
Para el sociólogo Agustín Burbano de Lara es importante tener en cuenta las competencias de las concejalías frente a las de la Alcaldía. “El control que los concejales pueden ejercer sobre los alcaldes, no se equipara a lo que pueda, por ejemplo, hacer la Asamblea con el presidente...”, precisa.
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Leer másY si la ley no ayuda, aún hay una llave para la crítica. La consultora electoral y política, Dayana León, cree que si la ciudadanía considera que ni la Alcaldía ni sus concejales han respondido a sus funciones; debe hacerse escuchar. “Tenemos una estructura del Estado que recibe presupuesto para la participación ciudadana, pero que está debilitada. Hay que fortalecer el rol de la sociedad civil”.
“El principal mandante y fiscalizador, según la Constitución, es el ciudadano. Por lo tanto si los concejales no están haciendo su trabajo, la población debe activar todos los mecanismos existentes de democracia directa”, argumenta.
Fuera de la bancada socialcristiana, ni Héctor Vanegas, independiente, ni Terry Álvarez, de Fuerza Compromiso Social (FCS), respondieron a este pedido. Eso deja solo a Lídice Aldás (también de FCS), y quien sí respondió individualmente a este medio, como la única edil de Guayaquil que, en oficio, ha pedido explicaciones sobre el proyecto Letras Vivas y otros temas que atañen a la administración de Cynthia Viteri.
Las competencias de las concejalías frente a las de la Alcaldía en el Cootad son muy desiguales. El control que pueden ejercer sobre ellas es muy reducido. Para que haya un monitoreo adecuado, por lo tanto, se debe revisar primero las competencias que tiene y fortalecerlas.