Consumir droga en el parque, la sanción que nadie regula
Desde 2017 hay una ordenanza contra el consumo de sustancias ilícitas en los espacios públicos. La norma no fija sanciones. La Policía tampoco actúa
Son las 10:00 del miércoles pasado y en el parque Nueve de Octubre de la ciudadela Las Acacias, sur de la ciudad, dos jóvenes se esconden detrás de los troncos de los árboles y en la crecida maleza para lanzar bocanadas de humo que invaden el espacio.
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Leer másEn otro punto de la ciudad, a las 17:00 del mismo día, tres chicos conversan arrimados a la pared de una tienda en la ciudadela El Cóndor, norte de la urbe. El olor a marihuana origina la reacción de los vecinos que salen de sus casas para espantarlos, ya que están cansados de lidiar con este mal.
El uso de drogas en los parques ocurre en Guayaquil a todas horas, pese a que no está permitido desde el 2017 cuando entró en vigencia la ordenanza que prohíbe el consumo de sustancias estupefacientes y psicotrópicas en la vía y espacios públicos tales como parques, centros comerciales, edificios públicos, salas de cine, salas de teatro, eventos deportivos, entre otros.
Sin embargo, esta norma carece de fuerza al no establecer sanciones por parte del Cabildo que deja esa responsabilidad a la Policía, que pocas veces actúa con prontitud ante las denuncias de los ciudadanos, lo que provoca que el problema se mantenga y acentúe cada día.
El riesgo de guardar mucha droga
Leer másEXPRESO consultó al Municipio qué acciones realiza para impedir que drogadictos y consumidores se apoderen de las áreas verdes, si ha pensado establecer sanciones para erradicar este mal, sobre todo de los parques, que son los lugares más visitados por los drogadictos y cuál ha sido el impacto que ha tenido la ordenanza en torno a este tema; pero hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta.
Habitante de El Cóndor
Durante los recorridos que diariamente realiza este Diario por diferentes sectores de la ciudad, ha recibido las quejas de quienes habitan especialmente en los alrededores o sitios cercanos a los parques.
Ellos aseguran estar hastiados de percibir un ambiente deplorable como producto del libre consumo de drogas.
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Leer más“Los ‘hacheros’ pasan a toda hora. Cuando llamamos a la Policía esta envía una patrulla. Los consumidores la ven e inmediatamente abandonan el lugar; pero luego regresan a los pocos minutos de que los uniformados se han ido de la zona”, menciona Marina Cedeño, quien vive a pocas cuadras del parque de Las Acacias que ha sido tomado por estas personas que alteran la tranquilidad de los residentes.
Manuel Lozano, quien habita en El Cóndor, indica que los consumidores también roban y cambian lo sustraído por droga. A su criterio, esto ocurre por la falta de controles.
“La Policía debe hacer más patrullajes para detener a los consumidores y no solo retirarlos de los sitios prohibidos. Mientras que las autoridades municipales deberían pensar en reformar su ordenanza para que determine los pasos para lograr objetivos concretos en la lucha contra las drogas”, agrega Lozano, quien también es abogado y padre de dos niños que no pueden ir a jugar al parque cercano a su vivienda porque siempre tiene la ‘visita’ de los ‘hacheros’.
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Leer másEn la cooperativa Santiaguito Roldós, en el sector de Fertisa, hay un parque denominado El Bicho que está en la parte posterior de una escuela fiscal. Cuando llega la noche, jóvenes y adultos deambulan por el sitio bajo el efecto de las drogas y asustan a los moradores.
Los uniformados llegan y los ahuyentan, pero dicen que no pueden hacer nada más porque los drogadictos no portan la suficiente cantidad de droga para detenerlos. Tampoco quieren rehabilitarse.
“Vivimos con las puertas y ventanas cerradas, no solo por el miedo, también para evitar que ingrese a nuestras casas el humo de la droga que ellos consumen”, menciona preocupada una ama de casa, quien señala que los agentes municipales deberían apoyar las tareas de control, pero antes deberían ser capacitados.
No obstante, la labor de los metropolitanos se ciñe únicamente a dar parte a la Policía, en caso de conocer directamente sobre el consumo de drogas en los lugares prohibidos, según la ordenanza que para muchos necesita ser reajustada.