Ciudadanía, indignada por la contaminación del agua
Muchos añoran los años en que tuvieron el privilegio de bañarse en el Salado. Unos creen que solo le queda resignarse
Indignación. Molestia. Impotencia. Resignación. Enojo. Varios ciudadanos no pueden comprender cómo es que el agua, un elemento del que tanto disfrutaron en el río Guayas y en el estero Salado, hoy es perjudicial para ellos, siendo imposible además volver a disfrutar de ellos como antes.
Jefferson Galarza
Mientras caminaba por el malecón del río, Ítalo Murillo recordó cómo años atrás podía recrearse en cualquier cuerpo de agua que cruzaba la ciudad. Rememoró que antes, en el puente 5 de Junio habían cabañas que vendían trajes de baño. Los guayaquileños nadaban en las aguas del estero que corrían bajo el paso a desnivel.
Él cruzaba el río nadando. Hoy en día, le da miedo poner la punta del pie en las aguas. Lo ha intentado, pero “uno se siente como infectado”. Le da pánico. “¡Cómo ha cambiado la vida!”.
Hace cinco décadas llegó Benigno Chang, de 77 años, a Guayaquil; y de esa ciudad de antaño, solo quedan los recuerdos. Hoy se siente “muy mal, porque cuando vengo (a un taller que está ubicado en una pequeña loma que da al estero) siento una oleada de mal olor”. Teme no solo por su salud, sino también por la de sus vecinos, porque respiran los hedores de este brazo de mar.
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Ítalo Murillo
Su malestar es compartido por Guillermo Cañar. Él trabaja en dicho taller, donde repara bicicletas.
Manifestó que hay días en los que el olor es insoportable, pero tiene que aguantarse porque es allí donde trabaja. Le da pesar por las iguanas, garzas y otros animales que se acercan y beben de esa agua.
En cambio, para Juan Pablo Pérez, las autoridades del cabildo porteño y del Gobierno central deberían remediar la situación del agua del estero Salado. Él vive en Urdesa, a una cuadra de uno de los ramales, cerca de la Universidad Casa Grande. Comenta que muchas veces percibe los malos olores que despide el cuerpo de agua. El día que él habló con EXPRESO, aún no salía el sol y el cielo permanecía nublado, pero los hedores se sentían en un parque donde suelen jugar los menores que residen en el sector.
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Benigno Chang
Para Sonia Argüello, las autoridades deberían actuar porque el estado en el que se encuentra el agua genera problemas para la salud. Ella es médica y cree que este problema es perjudicial sobre todo para los menores de edad.
En Ecuador a escala nacional, el 73,7 % del agua residual no es tratado y es vertida directamente en los afluentes (ríos, quebradas, acequias de riego, canales, mar, esteros, pantanos, lagos y otros), de acuerdo con información reportada en 2023 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos. Luego es utilizada para regar plantaciones y para el consumo humano, al ‘potabilizarla’. Por otra parte, contamina el hábitat de peces, moluscos y crustáceos.
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En Ecuador hay 1.197 fuentes hídricas, de las cuales varios municipios captan esta agua contaminada para su posterior tratamiento y distribución en los domicilios. Aunque investigadores han sostenido a EXPRESO que ese proceso no va a ser eficiente, porque el agua está completamente contaminada.
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Marita Matute
“Creemos que las autoridades están haciendo las cosas que deberían hacer, pero no es así, porque nosotros pagamos todos los meses por el agua, la luz, por todos los servicios básicos, y no vemos los resultados”, lamentó Argüello. Por eso afirma que solamente toma agua hervida, por temor a enfermarse.
Pero hay menores y adultos que tienen el abdomen abultado, y no es porque están gordos sino por tener parásitos, porque beben agua directamente de la llave, piensa Marita Matute. Pero no todos pueden comprar un filtro para purificar el agua en sus domicilios. “Es triste que algo tan preciado y esencial para la vida se haya vuelto un desagüe”.
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Sonia Argüello
A ella no le parece que a la ciudadanía se la prive de lo esencial: ingerir o cocinar con agua que no esté contaminada. Peor pagar por un líquido que se cree está purificado, cuando no es así, agregó.
Pérez dijo que la gente también debe sumar su grano de arena al no tirar más basura y que las empresas dejen de contaminar. “Hace falta una política pública por parte del Municipio de Guayaquil”, ya que “tiene la competencia”. Y también del Ministerio de Ambiente.
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Guillermo Cañar
Es por eso que Jefferson Galarza exige a los gobiernos autónomos descentralizados que limpien el agua, pero sin mentir, porque “la ciudadanía se cree todo lo que ellos dicen”. Pero si no logran remediar el daño, sugiere que obtengan el agua de otra manera y que no la tomen del río. No obstante, tienen que buscar una solución para que podamos gozar de un agua más limpia y así también cuidar el medio ambiente.
Pero sin que ello conlleve a la corrupción de los recursos económicos, advirtió Murillo, quien también sugirió que la gente deje de botar basura en los afluentes, pero “esto parece el cuento del gallo pelón”, porque “les vale”. Todos tenemos que obrar, sentenció Matute.
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