¿Qué efectos están generando las aguas contaminadas en El Morro?

Al poner un pie en Puerto El Morro, parroquia rural de Guayaquil, el olor a fetidez golpea el olfato. Lo último que se respira es aire puro. Este sitio turístico es una parroquia rural de Guayaquil y está a punto de convertirse en lo que hoy en día es el estero Salado.

La pestilencia acapara el aire; esto no es ni debería ser algo característico de un manglar, peor del Refugio de Vida Silvestre Manglares El Morro. Esta zona fue declarada área protegida del Ecuador, el 13 de septiembre de 2007, y aunque debería estar “protegida” y cuidada, la academia ya ha declarado que hay una incipiente contaminación en sus aguas.

Todo el sector que abarca el malecón es el punto más insalubre de una extensión de 10.030 hectáreas, debido a que las aguas residuales de la población son vertidas a este sitio. Al lado derecho y debajo del muelle principal, donde atracan las pequeñas embarcaciones artesanales de los lugareños, hay un gran hueco por donde sale un líquido verdoso hediondo, el cual ya se ha hecho un sendero, entre el piso arenoso y pedregoso, hasta el cuerpo de agua.

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Saltar sobre el piso de esta zona es embarrarse los zapatos de “lodo”, que en sí es desecho orgánico que se han mezclado con las aguas del manglar, cuando sube la corriente. Alrededor hay basura: fundas, tarros. El olor marea.

Ese vertedero no es el único. En la base de las escalinatas del malecón hay varias pequeñas vertientes de aguas de mal aspecto, con olor a cloaca. De acuerdo con los estudios realizados por Franklin Ormaza y Pamela Campi, oceanógrafos, docentes e investigadores de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, las cargas de coliformes totales y Escherichia coli son más altas en el embarcadero de la ciudad; ambas superan el máximo permitido (200 MPN/100 ml), con valores máximos de 53.000 y 6.000 MPN/100 ml, respectivamente, indica el estudio.

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Esta contaminación se está regando por toda la reserva. La prueba más fehaciente es la coloración verde oscura de sus aguas, lo que significa que hay contaminantes biológicos e indican poblaciones de fitoplancton extremadamente altas, afirma la investigadora Campi.

Otro factor de contaminación es la agricultura por medio del uso desmedido del nitrógeno y fósforo, que causan la eutrofización, indica Ormaza. Es decir, al haber muchos de estos nutrientes crece mucho la población de fitoplancton y bacterias, causando problemas de oxígeno. En otras palabras, cuando hay bajas concentraciones de oxígeno hay consecuencias biológicas: muerte de especies sésiles y la huida del área de las especies móviles, como los delfines, lubinas, bagres, entre otros.

Éxodo de especies marinas

Es por eso por lo que antes se podía observar delfines en el muelle de Puerto El Morro. Eso no era una novedad. También era común navegar por la reserva y ver saltar a los delfines, recuerda Ormaza. Comenta que en las aguas de donde ahora se encuentra DP World Posorja, Puerto de Aguas Profundas, también se veían “centenas de mantarrayas que salían a jugar junto a los delfines”. Pero este espectáculo ya no existe.

Un pescador, quien pidió la reserva de su identidad, expresó que, en su opinión, el dragado que hizo una empresa privada, en 2019, también influyó en que ahora haya ausencia de peces. “Dejaron toda esta zona seca”. Antes, él podía capturar fácilmente lisas, corvinas, róbalos, bagre y otros; ahora, por una hora y media trató de pescar, pero solo logró sacar del agua 10 peces. Antes, en ese mismo tiempo y sin salir al canal El Morro, ponía el trasmallo y enseguida recogía los peces porque abundaban.

Por lo que, que estos animales ya no estén en estos sitios, significa que los cuerpos de agua están contaminados por nutrientes, pero también incide la bulla (de las embarcaciones, de los motores de las industrias, como la acuícola) y el que haya muchas luces, afirma el oceanógrafo Ormaza.

En abril, Roberto Luque, ministro de Transporte y Obras Públicas, permitió, mediante la firma de un memorando de entendimiento, adelantar las obras de la Fase II, es decir, expandir el muelle de DP World Posorja, Puerto de Aguas Profundas, en 232,5 metros adicionales, es decir, tendrá un total de 700 metros. Los moradores no están de acuerdo.

Ligia Vega, gestora cultural y guía turística local, manifestó que la entrada y salida de embarcaciones de alto calado ha perjudicado la presencia de delfines; al aumentar la actividad portuaria alteraría más el hábitat de los delfines que quedan.

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Para Paúl Desamblanc, parlamentario andino, la Asamblea Nacional tiene un rol importante en la fiscalización. Por lo que tiene que “ver qué están haciendo las autoridades competentes y si hay planes de contingencia y ambientales, para la conservación de estos lugares emblemáticos que no solo es de Guayaquil, también del país”.

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Los pros y contras de las camaroneras

A pesar de que el manglar es el mejor lugar para la producción de camarones y aunque estuviesen devolviendo mejor el agua de la que toman del manglar, refiere Franklin Ormaza, docente de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, el sitio donde estas deben estar atrás del manglar, en el salitral, no en tierra dulce ni sobre el manglar “por el daño que pueden causar”. Esto porque estas empresas deben talar el mangle para poner sus piscinas.

Sin embargo, en las investigaciones, Ormaza asegura que hay una dicotomía, estas camaroneras, las que se encuentran desde antes de que el sitio sea reserva, devuelven el agua de mejor calidad de cuando la toman; pero los camarones cambian de carapacho, exudan materia orgánica y va al agua. De esto hay un aumento.

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