Coronavirus en Ecuador: La fauna se pasea en la cuarentena
Especialistas aseguran que por la poca actividad humana y ruido de autos, los animales tienen más libertad. Se registran diversas especies de aves
Hace un mes la ciudad vivía otra realidad: tráfico a cualquier hora, comercio por todos lados, constantes movimientos de personas, parques y plazas repletas, iglesias llenas de fieles que llegaban para rezar y confesar sus pecados... Era un Guayaquil ‘normal’.
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Leer másPero con la llegada de la pandemia, el escenario ha cambiado por completo. Después de las 14:00, la gente se encierra en sus casas y con ello el silencio se apodera de la mayoría de rincones de la urbe. Es entonces que los animales aprovechan para dar un paseo en los espacios que el hombre ha dejado, al menos por unas horas.
Y qué tal delfines 🐬 en aguas del Salinas Yacht Club. Parece q el planeta 🌎 tenía q descansar de nosotros. pic.twitter.com/9sLj8n1BVw
— Juan Carlos Sanchez Arosemena (@Drjuanca) April 20, 2020
Un ejemplo de aquello es el trinar de múltiples aves que era poco usual en algunos sectores. Es que ahora están más confiadas y han perdido el temor de andar en ciertas zonas, así lo reconoce Paúl Abad, guía del Parque Nacional Galápagos.
“Tengo amigos con los que compartimos chats de observadores de aves y nos toca conformarnos con observarlas desde nuestras ventanas, patios o terrazas. Así el encierro se hace más llevadero”, agrega.
El especialista en guianzas de aviturismo, Jaime Arellano, se suma al criterio de Abad y añade que gracias a la cuarentena, ha sido posible observar especies de aves que pocas veces visitaban al Puerto Principal. Estos registros han sido subidos a la plataforma Ebird, y lo realizan sus colegas y ciudadanos fanáticos de avistamientos.
¿Cuáles son las especies que hasta ahora se han registrado? “Podemos ahora escuchar con más facilidad a la lora caretirroja, que vive dentro del Municipio; el colibrí ventrirrufo y al mochuelo del Pacífico, una especie de búho que a diferencia de otros tiene su actividad durante el día y ha sido observado en la ciudadela La Garzota”.
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Leer másSin embargo, Arellano considera que este tiempo es clave para que las personas empiecen a mejorar la convivencia con estos animales. Asegura que la observación de las aves puede ser considerada como una terapia para sobrellevar el encierro, y que ahora hay más presencia de estas en pequeños espacios como parques o en espacios públicos grandes como el malecón del estero Salado, parque Samanes o el Forestal, ubicado en el sur de la ciudad.
La reducción de la actividad humana en la ciudad ha generado que las aves se sientan más libres donde antes había más humanos. Hay registros de nuevas especies.
Estos armoniosos sonidos cautivan a los moradores de diversos sectores, entre ellos figuran a los que habitan en las urbanizaciones de la vía a la costa, que al estar cerca del Bosque Protector Cerro Blanco, coinciden que ahora “se escucha a la naturaleza”.
Carlos Pastenes, vecino de la urbanización Vía al Sol, recalca que incluso hay más vegetación en los cerros, y durante el día es común escuchar y observar a las golondrinas y garrapateros que antes “huían por el ruido que ocasionaban las canteras. Estamos casi seguros que en el bosque los animales tienen que haber regresado”.
Para Guillermo Ayala, presidente de la Federación de Urbanizaciones de Vía a la Costa, este tiempo de cuarentena ha favorecido a que estas especies visiten sus balcones o patios. “Hay canarios y loros que cantan por las mañanas y tardes. Es asombroso porque antes no se les escuchaba”, relata.
Bonitas nutrias en el Río Babahoyo. Buen provecho ! pic.twitter.com/d3JIENbowp
— PANCHO MOLESTINA (@fmolestinae) April 20, 2020
Aunque las iguanas pueden ser encontradas con facilidad en el emblemático parque Seminario y ciertas partes de la ciudad, Juan José Zevallos, residente de la urbanización Puerto Azul, confirma que por estos días hay tres ejemplares que se pasean por su casa y las de sus vecinos. “¡Todos los días nos visitan!”, expresa.
Lo mismo pasa en el sector de la Alborada, Álamos Norte y la ciudadela El Cóndor, donde según sus residentes, la cantidad de loros cabeza roja se ha multiplicado. “En mi balcón, toda esta semana se han posado entre 7 y 8, y eso jamás había pasado. Sobre el techo de la casa de mis vecinos también vi un gavilán. ¡Que ave más hermosa!, en casa todos guardamos silencio para evitar que se fuera”, relata Nancy Torrejón, habitante de la décima etapa de la Alborada.
Me encanta salir de mi casa y ver siempre iguanas cómo nos visitan, ya le tengo que poner nombre! 🦎 pic.twitter.com/O6IAIrgjvn
— Juan José #QuedateEnCasa 🏠 (@chinozc) April 20, 2020
Otras curiosas apariciones en otros puntos del país han sido llevadas a las redes sociales. Una de ellas fue el pasado lunes, cuando Juan Carlos Sánchez compartió en su cuenta de Twitter un video donde se observó a delfines que parecían jugar en las aguas cerca del Salinas Yatch Club. “Parece que el planeta tenía que descansar de nosotros”, publicó con el audiovisual, que fue compartido por más de 1.200 usuarios.
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Leer másEn otro video registrado en las orillas del malecón de Babahoyo, en la provincia de Los Ríos, usuarios compartieron el avistamiento de dos nutrias que nadaban y se mezclaban entre las rocas. La fundación Rescate Ecuador mencionó en el video que en Ecuador hay dos clases de estas. “En la Costa son más pequeñas (como las del video), y en el Oriente son mucho más grandes”.
Tiburón ballena en Ayangue. Este video aficionado muestra a una persona describiendo el avistamiento de esta especie en aguas ecuatorianas. pic.twitter.com/p08rMD3ay0
— Sofía Comunicaciones (@Sofia_opinion) April 23, 2020
David Bravo, veterinario zootecnista con experiencia en mascotas no convencionales y fauna silvestre, explica que sí pueden ser posibles estos encuentros, sobre todo en Guayaquil porque está rodeada de un ambiente megadiverso. Sin embargo, subraya que aunque no se pueden observar ejemplares de ciervos o faisanes, la urbe cuenta con su propia fauna nativa.
En estos momentos se escucha a la naturaleza. Hemos visto que han regresado las golondrinas e incluso garrapateros que antes no se veían porque huían del ruido de las canteras.
“Sería increíble que de alguna manera podamos mitigar el impacto que causa la presencia humana para permitirle a esa diversidad animal, que ya existe, que se manifieste, se deje ver”, concluye.