Crecen ‘puntos verdes’ en las casas ante la llegada de El Niño
El aislamiento por la pandemia y el anunciado fenómeno llevan a muchos hogares a cultivar plantas medicinales y alimenticias
Al término de un angosto zaguán, por un piso de cerámica azul con blanco, está una empinada escalera metálica plateada, que conduce a un sitio donde todo es diferente. En un pequeño cuadrado de la terraza, la hierbaluisa, la papaya, los helechos, el oreganón, un cactus, el limonero, una mata de piña, un árbol de aguacate, las ‘lenguas de suegra’ y hasta una planta de insulina captan la atención de los visitantes. Todas crecen sobre el techo de una vivienda ubicada en Sauces IV, en el norte de Guayaquil.
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Leer másLas plantas son parte del huerto familiar que Clara García, originaria de Manabí, inició en su casa desde el tiempo de pandemia y ante la falta de espacios verdes en la ciudad, donde también se opta por cultivar plantas medicinales y alimenticias ante la llegada del anunciado del fenómeno de El Niño, que ha generado el alza de precios en algunos productos.
Clara llegó hace 13 años a la Perla del Pacífico, pero fue hace tres que se animó a sembrar jengibre, grosellas chinas, badeas, ciruelas, maracuyás, guayabas, limón y pimientos, entre otras plantas alimenticias. “Traté de tener la mente ocupada”, comenta mientras recuerda que casi pierde a su hijo en esa época de la pandemia por la COVID-19. Ella prefería entretenerse con sus plantas, recordando su niñez cuando vivía con sus padres. De su progenitor aprendió cómo podarlas, él era agricultor. Actualmente, vive con su esposo y sus siete chiguaguas. Sus hijos ya se independizaron.
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Leer másAl principio cultivaba en el patio de la casa. Muchas de ellas, le regalaron sus familiares; otras las compró o las tomó de la calle o de un parque. Debido a la construcción de un baño mudó a sus matas al tejado. Su esposo adecuó el sitio en la terraza, donde gusta orar y ver el atardecer o caer la lluvia, recostada en una hamaca.
Aunque no sabe cuántas plantas tiene, disfruta de podarlas, acariciarlas, abonarlas, reubicarlas y de hablar con ellas. El tener que esperar dos años para cosechar una piña no es nada, asegura, porque se alegra en verla cómo crece y aún más cuando la degusta, porque come un fruto orgánico, sin químicos.
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Leer másLo mismo le pasa a Dafne Vera, esposa del oceanógrafo Franklin Ormaza, con quien comparte no solo la profesión, sino también el amor por las plantas. La pareja vive en una urbanización de vía a la costa. En su patio tienen un árbol de aguacate grande, en el que habita una iguana y al que suele también ver que lo rondan colibríes.
Para la también oceanógrafa, el crear estos espacios verdes en la casa, tanto en la parte delantera como posterior, era una necesidad. Quería tener su pedacito de tierra.
Hace 13 años, cuando se cambió de casa, pudo colocar varias plantas -una acacia, dos limoneros, que luego descubrió que eran mandarinos- que tenía en maceteros en tierra. Anteriormente, vivía en un departamento y debido al área no podía tener un jardín, pero optó por tenerlas en macetas, casi cuatro años.
Ante el inminente arribo del fenómeno de El Niño, tener plantas en las casas ayudará a retener el agua en el suelo y permite que el líquido se filtre, que es lo más importante, señala Ormaza. Y si se tiene árboles es mucho mejor, añade, ya que uno de los problemas por el que se da este evento climático es por la deforestación.
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Leer másSin embargo, advierte, las lluvias pueden aumentar la proliferación de plagas, por lo que tanto Ormaza como Vera recomiendan que se realicen pequeñas podas a las plantas y que se elaboren pesticidas orgánicos. Además, si tienen plantas en maceteros, debe cerciorarse de que estos recipientes tengan buena filtración para que no se ahoguen las plantas, sino hacerle más huecos en la base.
Recomendaciones que Vera puso en práctica en uno de sus primeros cultivos, que fue una piña, en un macetero. Explica que sí se puede sembrar ese tipo de productos en esos recipientes, sobre todo en uno que sea más vertical que ancho, porque sus raíces son bastante someras y, a su vez, para que sus hojas no se extiendan horizontalmente demasiado.
Sin embargo, al transcurrir dos años, no veía su fruto; luego se enteró de que, en este tipo de siembra, las plantas se demoran más tiempo en producir, así que decidió adoptar un granado y lo colocó a la entrada de su casa.
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Leer másPero este árbol no le dio granadas, solo flores, recuerda entre risas. Sin intención de reproducirlo, sacó dos ramitas y las plantó en el patio -una parte de él está cubierto por césped maní forrajero y otra con adoquines-. Vera le dedica tres horas de la semana al cuidado de su flora; en ese tiempo las poda, saca las hojas que se les cae, las riega y barre la zona.
El cultivar diversos tipos de plantas no solo le ha generado la satisfacción de verlas crecer, sino también el de ayudar a purificar el aire. Otro de los atributos de tener plantas en los hogares, es que disminuye el calor y absorben los sonidos y el ruido, son perfectos aislantes acústicos, comenta. También ayudan a desestresarse.
Tanto para Dafne como para Clara, las plantas han generado en ellas la complacencia de cuidar de otro ser vivo que también las gratifica con sus frutos y beneficios.