Cruzar la avenida Juan Tanca Marengo, un riesgo constante
Es una de las vías peligrosas de la ciudad. Exceso de velocidad e imprudencia son las principales causas de tragedias. La ciudadanía pide más controles
Extensas filas de carros, entre livianos y buses urbanos, saturan la avenida Juan Tanca Marengo, norte de la ciudad, por donde se calcula que circulan diariamente más de 85.000 vehículos.
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Leer másLos automotores provienen, principalmente, de la Francisco de Orellana, donde también hay congestión; de la avenida de las Américas, donde los trancones son permanentes; y de la Antonio Gómez Gault, en el sector aledaño al Colegio Americano, donde en diciembre pasado se comenzó a construir un paso elevado, complicando tremendamente el tránsito.
La denuncia la hacen los ciudadanos (ver voces) que deben recorrerla por diferentes circunstancias, ya sea a pie o a bordo de un automotor.
Todos los días es lo mismo. Mínimo se pierden 30 minutos al salir de la congestión en esta avenida, antes de llegar a la embotelladora. Los pasajeros me reclaman, pero no puedo hacer nada.
Es que cruzar esta avenida, considerada una de las más peligrosas de la ciudad (después de la Perimetral, Orellana y 25 de Julio), se ha convertido en un riesgo mortal.
En lo que va del año se han reportado 40 accidentes de tránsito, entre atropellamientos a personas y choques de vehículos; 10 más de los ocurridos el año pasado en este mismo periodo.
El exceso de velocidad de los carros y la imprudencia de los peatones han sido las principales causas de las tragedias, según reporta la institución de tránsito de la ciudad.
El congestionamiento es de todos los días. Esta es la ruta de mi casa a mi trabajo, pero no me acostumbro a vivir con el ruido de los carros y con la preocupación de que a uno lo atropellen.
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Leer más“Si la vía es para circular a 70 kilómetros por hora, los conductores van a 90. Hay cambios bruscos de carril o gente que va despacio por el carril izquierdo. Pero también hay personas que se lanzan a la avenida sin medir las consecuencias”, señala un agente de tránsito que prefiere omitir su nombre y que se ubica a la altura de una embotelladora de gaseosas.
Aquí siempre hay accidentes. Hace dos semanas, un colectivo cerró a un auto, cuyo conductor no pudo maniobrar y fue a impactarse contra el poste. Tras la colisión, se dio a la fuga.
Lo dicho por el agente es cuestionado por María Soriano, quien a diario debe cruzar la avenida al bajarse del bus que la deja frente al dispensario del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) donde labora desde hace cinco años.
Creo que a la altura de la ciudadela Martha de Roldós se debería volver a colocar el paso peatonal que sacaron para colocar los semáforos. Estos no han sido de mayor utilidad.
“Los conductores no respetan las luces de los semáforos cuando estos dan paso al peatón y continúan su marcha, sin importar que estamos cruzando la vía. Muchas personas han sido atropelladas en la zona, incluso a vista y paciencia de los agentes de tránsito”, anota.
He sido testigo de varios choques entre vehículos y también de personas que han sido atropelladas por carros que van a exceso de velocidad, o por la imprudencia del ciudadano.
Lo cuenta a manera de testimonio, ya que en agosto de 2019 ella fue atropellada por un vehículo particular sin placa, que se dio a la fuga luego del accidente. “Eso quedó grabado en las cámaras de la Corporación de Seguridad Ciudadana, pero no se pudo dar con el responsable”, comenta, al dar gracias a Dios de estar viva y de que el accidente no tuviera consecuencias fatales.
Esta arteria tiene un flujo vehicular muy intenso y además es un vía rápida. Por ello se deberían hacer más controles a lo largo de la misma, especialmente en las intersecciones peligrosas.
Las luces de los semáforos cambian de manera rápida y, a veces, ni siquiera dan chance al transeúnte de cruzar la vía de un lado a otro sin que tenga la necesidad de emprender la carrera.
Mariana Zambrano, de 60 años, quien trabaja en un centro comercial ubicado en la avenida, menciona que los semáforos no están sincronizados de una manera apropiada. “Cambian rápidamente de rojo a verde, quedando los peatones expuestos a ser atropellados”, denuncia, al reconocer que a veces debe cruzar la vía en veloz carrera para poder llegar a la otra vereda.
Las autoridades deben emprender una educación vial. Dar charlas a gremios de taxistas y transportistas, pero también a los peatones, que a veces son los causantes de los accidentes.
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Leer másUna situación similar ha experimentado Cecilia Rodríguez, quien habita en la ciudadela Martha de Roldós. Ella tiene un hijo de cinco años y otro de seis meses y con frecuencia debe cruzar la arteria para dejarlos con su suegra, antes de ir al trabajo.
“Al niño que camina lo llevo prácticamente volando agarrado de mis manos, mientras que al otro lo sujeto fuerte frente a mi pecho. Debo correr por la vía, ya que aquí no hay un paso peatonal. El que había lo tumbaron”, indica, al manifestar la necesidad de que haya más controles para precautelar la vida de los peatones.
Salir hacia el centro no me representa tanto problema, pero regresar a casa sí, ya que el bus deja al frente y debo cruzar la avenida con el temor de ser atropellada por la velocidad con que circulan los carros.
Deben hacer operativos permanentes para controlar la velocidad de los automotores. Quienes la incumplan deberían ser sancionados. Eso los hará conducir con precaución.