La delincuencia entorpece la educación de los niños
La violencia se toma los exteriores de los planteles en los sectores populares. Las extorsiones son frecuentes. Algunos locales vuelven a la virtualidad
Los robos y asesinatos en los exteriores de las unidades educativas, las ‘vacunas’ que los extorsionadores piden a padres y profesores, así como los daños que los delincuentes ocasionan a los locales escolares, han complicado la educación de los niños y adolescentes de los sectores populares de Guayaquil y los ha obligado a recibir clases de manera irregular.
Las clases presenciales en un plantel de la urbe son irregulares por la inseguridad
Leer másEn la Unidad Educativa Fiscal Dolores Veintimilla de Galindo, ubicada en el bloque 9 de Flor de Bastión, noroeste de la ciudad, los padres están angustiados y se mantienen en vigilia en los exteriores del plantel, ya que no quieren que se vuelva a repetir lo ocurrido hace tres semanas, cuando un alumno fue baleado cuando salía de clases.
“Estamos desesperados. Nadie nos garantiza la seguridad de nuestros hijos”, dice Margarita Moreno, madre de dos hijos a quienes va a dejar y a retirar del plantel, donde las clases son irregulares.
Margarita cuenta que de vez en cuando llegan militares y policías a resguardar la zona. “Pero solo van a tomarse una foto y luego se retiran. También están presentes cuando algún medio de comunicación realiza alguna cobertura periodística”, asegura indignada.
La delincuencia acecha a niños y jóvenes en los exteriores de escuelas, colegios y universidades. La mayoría de centros educativos carece de vigilancia policial.
— Diario Expreso (@Expresoec) August 27, 2022
Algo similar ocurre en la escuela 3 de Diciembre, ubicada en Horizontes del Fortín, donde la semana pasada una mujer fue acribillada luego de dejar a su hijo en el plantel.
Las autoridades policiales no se están tomando en serio la seguridad de los estudiantes, quienes a diario corren peligro cuando vienen a la escuela o se van a la casa.
“Parece que este caso no tiene nada que ver con la institución, pero sí creemos necesario la presencia de la policía en el sector, ya que esta es escasa y los delincuentes se aprovechan de aquello”, señala Ernesto Carrión, padre de familia, quien esperaba que su hija salga de la entidad para llevarla a su casa.
Algunos compañeros de mi hijo están estudiando desde casa, como lo hicieron en la pandemia. Lamentablemente no cuentan con los implementos para la virtualidad.
A este complicado ambiente se suman las extorsiones. En la escuela fiscal Blanca García Plaza de Arias, ubicada en el sector de Nueva Prosperina, noroeste de la ciudad, las amenazas de cobro de ‘vacunas’ les ha quitado la tranquilidad a la comunidad educativa.
La presencia de la Policía Nacional es escasa en los exteriores de los planteles. Solo los agentes metropolitanos se encuentran al ingreso y salida de los estudiantes.
“Están haciendo llegar panfletos donde advierten que debemos entregar dinero si queremos estar tranquilos”, cuenta Ana León, quien no envía a sus hijos a clases presenciales, pero no por la pandemia, sino por el temor de que les ocurra alguna desgracia.
Los policías de vez en cuando llegan a los exteriores de las escuelas, pero solo a tomarse fotos. Luego se van y no regresan. Los controles deben ser constantes.
“Todos los días voy a la escuela a retirar y a dejar las tareas”, menciona en los exteriores del plantel donde tampoco hay un resguardo policial constante.
La misma medida ha adoptado Carlos Mendoza, padre de dos niños que se educan en la escuela Violeta Luna Carrera, ubicada en Ciudad Victoria. “Nos piden cinco dólares a la semana y les han advertido a los maestros que si no colaboran van a poner explosivos. La semana pasada la institución amaneció rociada de gasolina. Estamos aterrados y no tenemos el apoyo de nadie”, dijo.
Asimismo, desde el 3 de septiembre pasado, 3.399 estudiantes de las unidades educativas fiscales Pedro Vicente Maldonado y Carlos Mora Peñafiel, en Socio Vivienda 2, están en la virtualidad, luego de una balacera que se produjo en la zona.
Padres desesperados por las amenazas y extorsiones a los planteles educativos
Leer másMaría Romero, madre de familia, sostiene que esta medida es acertada para garantizar la integridad de los alumnos. Sin embargo, se queja porque en su casa no hay los implementos necesarios para que su hijo siga educándose.
Varios centros educativos están resguardados por agentes metropolitanos, quienes se ocupan de mantener el orden en los alrededores y evitar que alguna irregularidad se produzca. Ellos están presentes al ingreso y salida de clases de los estudiantes.