Guayaquil: La delincuencia le roba hasta el sueño a 800 familias de la FAE
Los residentes y escolares son presa del hampa. Piden policías para la UPC que ayudaron a remodelar. Quieren poner rejas en las vías de la ciudadela
Dos delincuentes a bordo de una motocicleta amenazaron con pistolas a una pareja para robarle. Esto sucedió la noche del sábado pasado, cuando esta llegaba a su casa, ubicada en la ciudadela FAE, norte de la ciudad.
Guayaquil: La inseguridad y el miedo se apoderan de los callejones de Albatros
Leer másAl día siguiente, cerca de las 14:00, tres personas con los rostros tapados, también a bordo de una moto, intentaron robar en una panadería de la manzana 22 de la misma ciudadela.
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El caso quedó registrado en una cámara de videovigilancia. En las imágenes se aprecia que los hampones no pudieron lograr su objetivo y huyeron por una de las vías de acceso, luego de que el propietario del local hizo sonar la sirena.
Comerciantes que prefieren ‘camuflarse’ escondiendo su publicidad, locales abandonados porque sus propietarios decidieron cerrarlos, y el miedo con que se sale a trabajar es el resultado de una ola de extorsiones a negocios en diferentes sectores del norte de Guayaquil.
— Diario Expreso (@Expresoec) May 19, 2023
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Los robos, asaltos e incluso los intentos de secuestro a personas mantienen preocupadas a las 800 familias de las 40 manzanas de la ciudadela FAE, que está cerca de la pista del aeropuerto José Joaquín de Olmedo.
Guayaquil: Los locales de la ciudadela Adace son víctimas de la delincuencia
Leer másPiero Rivas Vicuña, presidente del consejo barrial La FAE Renace, señala a EXPRESO que los maleantes escapan por las vías de acceso y peatonales.
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“Llegan en vehículos o en motos y asaltan a las personas que vienen de su trabajo o salen en las horas pico. Roban en las casas, en las despensas y en los parques. Nos han robado hasta el sueño, ya nadie puede dormir con tranquilidad”, comenta.
Esto sucede a pesar de que en la ciudadela hay una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) que los moradores ayudaron a construir hace más de una década, a través de bingos, festivales de comida y otras actividades que sirvieron para recabar recursos.
“La estación policial está abandonada, no tiene uniformados que realicen patrullajes. Estamos totalmente desprotegidos”, lamenta Rivas, al informar que los habitantes de la ciudadela han enviado un oficio al gobernador del Guayas, Francesco Tabacchi, para pedirle que rehabilite la UPC y destine policías para que haya mayor capacidad de respuesta ante los delitos, que están ganando terreno.
Hemos pedido a la Gobernación que reactive la UPC. Y a la actual administración municipal le solicitamos directrices para cerrar las vías de la ciudadela por horarios.
Un quiebre en la comunidad
Leer másAsimismo, esperan tener un acercamiento con las nuevas autoridades municipales, a quienes ya les han planteado el cierre de las 33 peatonales por las noches. “Queremos colocar rejas o portones para frenar la presencia de los hampones. Contamos con la unión del vecindario, que quiere recuperar la paz de esta zona, pero queremos la aprobación de las autoridades”, expresa Rivas.
En uno de los 10 parques, los vecinos colocaron cerramiento para evitar que indigentes y antisociales ingresen a delinquir y consumir sustancias prohibidas.
Los moradores de Huancavilca Norte sostienen que la inseguridad les ha quitado el sueño y no saben qué hacer para recuperar la paz que han perdido por la presencia del hampa y de los invasores que, por estos días, se han adueñado de los terrenos cercanos a esta zona.
— Diario Expreso (@Expresoec) May 10, 2023
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“Las puertas del área verde se cierran a las 19:00 y se abren a las 07:00”, informa uno de los guardianes que la comunidad contrató para evitar convivir con estos males.
Los vecinos de la ciudadela Ietel luchan contra la delincuencia
Leer másLa preocupación de los residentes debido a la inseguridad, también la expresan los padres de familia cuyos hijos se educan en cuatro unidades educativas que hay en el sector.
“Los estudiantes son presas de los delincuentes a diario. A ellos les roban los celulares y hasta las mochilas cuando salen de los planteles y se dirigen a sus casas”, indica Ivonne Moreno, quien todos los días acude a una de las escuelas para llevar y retirar a su hijo.
El 70 % de los habitantes de esta ciudadela son adultos mayores que necesitan vivir tranquilos, pero no lo pueden hacer por la zozobra que origina la inseguridad.
Mercy Soledispa, otra representante, denuncia que hace dos semanas quisieron secuestrar a un menor en las afuera del parque que está frente a un centro educativo. “Personas desconocidas rondan la zona. Incluso se parquean en los alrededores de los colegios, toman fotos y luego se van. No sabemos por qué. A través del comité y de los directivos del plantel se pidió la presencia de miembros de las Fuerzas Armadas para que acudan al ingreso y salida de los alumnos. Desde el lunes pasado los uniformados están presentes y eso nos da alivio”.
La inseguridad no es el único problema que aqueja a los residentes de la ciudadela. También está el mal estado de las veredas y vías, que no han recibido mantenimiento desde hace más de 15 años.
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“Las calles se han convertido en improvisadas escuelas de conducción. El paso constante de los automotores origina grietas que las lluvias han profundizado”, denuncia Anita Mora, una residente que junto a los integrantes del consejo barrial quiere vivir en una ciudadela segura que le permita recuperar el sueño perdido.