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Operativos. En Guayaquil se hacen constantes operativos, pero los ciudadanos temen detenerse por el miedo a ser asaltados por falsos funcionarios.expreso

“El delito escaló tanto que ni un uniforme es ya garantía”

Los crímenes cometidos por asaltantes disfrazados de policías, médicos o militares van en aumento. Hay miedo en la ciudadanía, que exige medidas

Se supone que al ver a un policía, a un doctor, a un agente de tránsito o a un militar, uno debería sentirse tranquilo. Sin embargo, la sensación de la ciudadanía ya no es igual. Ahora, ver a una de estas autoridades puede provocar más dudas que paz en los guayaquileños, por la cantidad de delitos que ahora cometen antisociales que usan sus uniformes.

Los continuos episodios que involucran a falsos uniformados hacen que las personas empiecen a dudar. De hecho, hay quienes en la calle han evitado detenerse cuando un oficial se los ordena, situación que los ha puesto en aprietos.

“Las autoridades ya no dan seguridad, ahora verlos provoca miedo y dudas, pero porque el nivel de delincuencia ha escalado. No se sabe si son de verdad policías o si están disfrazados. Hay una sensación de temor y no veo forma de frenar este escenario porque en el acto, al tener al uniformado al frente, ni siquiera resulta lógico llamar a la policía en el instante para ver si quien tengo en frente es o no un funcionario o profesional real”, reflexionó Jaime Vargas, residente de una urbanización de la vía a la costa, zona donde el pasado 17 de noviembre se registró un robo perpetrado por falsos policías.

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La madrugada de ese día, varios sujetos vestidos con uniformes de la Policía Nacional ingresaron a la urbanización Valle Alto, indicando que realizarían un operativo. Sin embargo, su real intención era asaltar una casa ubicada en la etapa Roma y de paso secuestraron a un guardia que se opuso a darles paso, al percatarse de sus reales intenciones.

Esta clase de sucesos se han vuelto comunes en los últimos meses. De hecho, ese mismo día otros asaltantes disfrazados de doctores robaron un cajero automático al interior del Hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo, en el sur de Guayaquil, del que se habrían llevado 40.000 dólares.

¿Quién se va a imaginar que una persona vestida de doctor está asaltando? Nosotros nos dimos cuenta cuando sacó el arma y empezó a amenazar, pero jamás sospechamos de él. Nunca”, reconoció todavía incrédula Ariana Jara, una paciente que se encontraba en el sitio a la hora del atraco.

Esta situación genera una sensación de inseguridad en los ciudadanos, que temen hasta de los operativos de control.

“Se supone que si un policía detiene tu carro, uno debe estar tranquilo sabiendo que está haciendo su trabajo; pero ya no hay esa sensación, ahora he decidido hasta no hacer caso, porque se han visto muchos casos de falsos operativos en los que secuestran, roban y matan”, comentó Gino Mendieta, morador de la comuna Chongón, donde hace unos meses otro hombre fue secuestrado por delincuentes camuflados en trajes de policías.

“Debo confesar que yo he huido de los operativos. No porque esconda algo, sino porque nunca se sabe si es falso o real”, sentenció.

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Por su parte, Jhon Garaycoa, experto en seguridad, advirtió que hay maneras de distinguir si un operativo es real. “Si hay dudas y tiempo, lo mejor es llamar al ECU-911 y confirmar si hay orden de operativo en esa zona y a esa hora, porque ahora los delincuentes no solo usan uniformes falsos sino también credenciales falsas”, explicó.

Ante la duda de un operativo, lo mejor es llamar al 911 y confirmar que sea enviado por la Policía Nacional

Jhon Garaycoa, especialista en seguridad

Garaycoa dijo que se vuelve difícil combatir esto, ya que es muy fácil obtener trajes policiales. “Hay más de 200.000 expolicías y puedo decir con seguridad que todos ellos tienen uniformes. Además, es fácil mandar a hacerse uno. Es una modalidad que va en aumento y hay que combatirla y establecer sí o sí controles”, planteó el licenciado en Criminalística.

EXPRESO conoció que en algunos sitios un traje de policía se vende por $ 40 o $ 60 sin pedir ningún tipo de credencial. Una situación similar ocurre con los uniformes de militares y agentes de tránsito, que se falsifican por costos módicos. De hecho, hay hasta con credenciales y escudos bordados, lo que deja prácticamente en la indefensión a los ciudadanos, que exigen a las autoridades definir centros específicos para confeccionarlos, sellos difíciles de calcar y controles permanentes.

¿Quién se va a imaginar que una persona vestida de doctor va a robar? Uno antes confiaba, pero ya no

Ariana Jara, personal de medicina

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