La demolición del edificio Fantasía se mantiene en espera
Ciudadanos afirman que la obra ha estado paralizada por dos semanas. Expertos indican cómo debería llevarse a cabo el proceso
En la esquina de la 9 de Octubre y Esmeraldas, cuatro personas hablan por horas. Así ‘matan’ el tiempo a la espera de “ver si sale alguien”, dice Luis Zea, uno de los ciudadanos.
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Leer másNo están allí sin ninguna razón; esperan que uno de los ingenieros o contratistas encargados de la demolición del edificio Fantasía, ubicado a pocos metros, los llame para trabajar en la obra.
“Cada tanto nos damos una vuelta para ver si necesitan gente porque, supuestamente, ya está por empezar la demolición”, comenta Wilson Morán, uno de los cuatro trabajadores.
El Municipio aseguró que ya estaba en proceso
Este proceso para derribar el inmueble fue prometido por el Municipio de Guayaquil para los días posteriores al apuntalamiento del edificio de 12 pisos, que concluyó a mediados de julio.
El alcalde Aquiles Álvarez aseguró en un enlace radial del 31 de julio que ya comenzaron los trámites; sin embargo, eso no tranquiliza a Wilson y a sus colegas Luis Zea, Luis Burgos y Marco Ninabanda, quienes esperaban con él en la mañana del 7 de agosto.
Wilson lleva un bolso con su casco, gafas de protección y chaleco por si le llaman para trabajar. “Puede ser que digan que solo los que traen sus protecciones pasen a trabajar. Ando preparado”, dice entre risas, pero sin bromear.
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Luis Zea añade que quienes contraten para la demolición deben tener vasta experiencia en trabajo en altura, ya que deberán colgarse con un arnés para laborar. “Este trabajo es de afuera hacia adentro, es decir, deben destruirlo desde la parte exterior hacia la interior para no afectar las edificaciones cercanas con escombros que puedan caer”, explica.
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Leer másY como se anticipó, el trabajo se realizará de arriba hacia abajo por la misma razón. “Por eso deben traer trabajadores con experiencia. ¿Quién sabe si subiendo más allá de un piso no les da miedo? Además, deben saber manejar el combo en el aire”, comenta Marco.
Ellos se sienten capacitados para el derribo del edificio, pues, como Luis Zea, tienen años de experiencia. “Llevo casi 50 años en esto y ya me ha tocado estar en alturas; no es para cualquiera”.
Sin embargo, también enfrentan posibles dificultades en el proceso de demolición. “Lo ideal es contratar una empresa especializada, no subcontratistas, ya que estos no podrían garantizar la seguridad de los trabajadores”, dice Luis Zea.
¿Qué puede pasar con los moradores?
Para Richard Ramírez, un universitario que se tomó una foto con el inmueble, la demolición podría esperar unos días más para que los residentes y negocios cercanos se preparen. “Ya está asegurado, no cederá más. Lo que deben tener en cuenta es que allí no se construya otra vez una edificación tan alta, ya que el terreno no lo soporta”, afirma.
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El propietario de un negocio de comida en la zona, que prefirió no dar su nombre por seguridad, dice no saber cuánto podrían ser perjudicados. “Como aún no inicia, no hemos percibido los efectos. Pero definitivamente deben colocar algo para que el polvo no afecte a nadie”.
El grupo de albañiles, aunque la oportunidad de trabajar parece lejana, asegura que continuará yendo a la misma banca a esperar que los llamen, pues están listo. “¡Hay que trabajar y buscar el pan!” finaliza uno de ellos.
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