Derroche de agua, gasto y contaminación
Según Interagua, hay un incremento del consumo en carnaval. Con esto se podrían llenar 14 piscinas olímpicas por día.
Gabriela Toala dejó la llave de agua abierta y se fue a dormir. La piscina de plástico azul que le compró hace dos años a sus hijos demora seis horas en llenarse. Al día siguiente, ya estaba rebosante sobre la 43 y callejón Parra, en el suburbio porteño.
La tradición de la fiesta en el barrio
Leer másLa de ella es una de las decenas de piscinas que se instalan en las calles y portales de ese sector. Según registros de Interagua, esta es una de las zonas que incrementan el consumo de líquido vital durante la temporada de carnaval.
Gabriela está consciente de ello. La planilla que le llega luego del asueto se dispara, pero cree que más gasta en un viaje fuera de la ciudad. “Esto también es una tradición de los guayaquileños, que llenamos nuestras piscinas, preparamos comida. Esto es más para los niños”, dice la joven, de 24 años.
Pero estas tradiciones porteñas, que además incluyen el uso del líquido para jugar, llenar bombas o pistolas de juguete, implican 35 millones de litros de agua gastada por día, adicional al consumo habitual en la urbe. Es decir, sería posible llenar 14 piscinas olímpicas todos los días.
Aunque se puede argumentar que el agua que se gasta en el juego de carnaval regresa a los ríos, por ciclo natural hidrológico, el ingeniero en Ambiente Carlos Flores indica a Diario EXPRESO que no hay que olvidar los altos costos económicos que representa potabilizar el agua, por la contaminación que existe.
El líquido usado durante el feriado, además de permanecer estancado en piscinas durante más de tres días, también se mezcla con productos químicos como las espumas o anilina.
Carnaval: Arte, música y diversión al pie del mar
Leer másEn la casa de Rosaura Cirino, quien vive en la 35 y San Martín, su familia aprovecha para vender estos productos a sus vecinos que deseen divertirse. Ellos llevan una década llenando una piscina frente a su casa y este año no fue la excepción. Los más pequeños de la casa juegan con polvos de colores y se meten a la pequeña alberca.
Por eso, Natalia Roca, directora de la oenegé Árboles sin Fronteras de Ecuador, coincide con Flores y recalca la importancia de no incurrir en el derroche. “Hay que cuidar las fuentes de agua y evitar contaminarlas. Pero además de ello quiero aprovechar para pedir a la ciudadanía que en este feriado se opte por utilizar productos con empaques biodegradables”, manifestó.
Con la cantidad de agua extra que se gasta por carnaval, solo en un día se pueden bañar 175.000 personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en una ducha de 10 minutos se consumen 200 litros de agua.
Si en un día de carnaval el consumo extrahistórico en Guayaquil es de 35.000 metros cúbicos, en tres días suman 105.000 metros cúbicos. Con esa cantidad de agua se pueden regar más de 4 millones de plantas de plátano. Una planta de plátano, con un área foliar permanente de 14 metros cuadrados, en un día soleado consume 26 litros de agua.
Vanessa Pezo, también moradora del suburbio porteño, compró una piscina más pequeña para sus niños. Esta se llena en tres horas. Está de acuerdo con el consumo responsable del agua, pero al ser esta una actividad que se realiza una vez al año, no le ve inconveniente.
“Nosotros lo hacemos más por los niños, para que ellos se diviertan. Llenamos la piscina el sábado y domingo y la vaciamos el martes en la noche”, contó la madre de familia. Solo en la calle donde vive había seis piscinas de igual tamaño, una junto a la otra.
Lo mismo ocurría en la calle a la que llegó Margarita Freire, la noche del sábado. No había vivido una fiesta carnavalera suburbana en Guayaquil desde hace cinco años. Vive en España y escogió la época de carnaval para reencontrarse con sus seres queridos. Eran las 11:00 y continuaba bailando, empapada de pies a cabeza, desde la noche anterior. “En medio de tantas noticias malas, a nosotros solo nos queda esto para divertirnos”, decía sin dejar de bailar.
Su vecino Leonardo Solórzano, de 67 años, dice que ya está “muy viejo”, como para viajar a la playa, y ellos hacen su propio carnaval en la calle. Así mismo sabe que su planilla de agua se incrementará a fin de mes, pero la piscina en Guayaquil representa la unión familiar, una diversión que no está dispuesto a sacrificar.
Los globos terminan en el río
Las personas poco meditan en la afectación ecológica. Por ejemplo, se llenan los globos con agua y estos son lanzados a las personas, pero al final terminan en las alcantarillas y, por ende, en el río. Por ello es que Natalia Roca, directora de la oenegé Árboles Sin Fronteras en Ecuador, habla de pensar en reducir los índices de contaminación de las fuentes de agua.
Según el Inamhi, habrá lluvias, lo que aumenta el riesgo de que los globos terminen en las alcantarillas antes de que se barra la calle.
Otro peligro latente es que los mosquitos se multiplican en agua limpia o sucia que esté estancada.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la hembra de mosquito pone de 100 a 150 huevos cada 3 o 4 días. Entonces, si las piscinas están llenas de agua, al pie de la casa, desde el pasado sábado y se mantienen así hasta mañana (martes), esto suma cuatro días, tiempo suficiente para que una hembra mosquito ponga sus huevos.
En ciertos barrios, a esas piscinas no se las guarda hasta el próximo fin de semana.
De tal manera que la doctora Kerlly Villacís advierte sobre no hacer de las piscinas un criadero de mosquitos, por el descuido.