El desafío de caminar y no caerse en el intento

En el kilómetro 4,5 de la vía Daule, en plena intersección con la calle Cuarta, resulta más que complejo movilizarse. El estado en el que se encuentran las veredas, se queja la ciudadanía, es deprimente y pone en riesgo al ciudadano; más aún al adulto mayor y las personas con movilidad reducida. 

En el lugar, como lo constató EXPRESO, prevalecen los huecos, las grietas y los desniveles; y además hay postes inclinados o con el cemento carcomido, hay maleza, falta sombra y rampas.   

Noelia Cayo, quien habita en el sector, denuncia que la calle Cuarta no es la única afectada, sino que son otras tantas. "Prácticamente es toda la arteria y todas las comunidades que la integran. Caminar aquí siempre ha sido un riesgo. Uno tiene que intentarlo con el riesgo siempre presente de caerte o hasta romperte hueso. Los adultos mayores, por ejemplo, siempre salen acompañados. No es justo", se queja; haciendo un llamado a que el Municipio atienda esta necesidad que los queja "desde siempre", advierte. 

Andrea Zambrano, también residente, asegura que tal como se observa en otros puntos de Guayaquil, ni siquiera las madres con bebés pequeños pueden desplazarse con libertad. "Llevar al niño en coche es como llevarlo saltando en medio de un camino de rocas. Nos toca ir en la calle, compartiendo con los buses, taxis y hasta con las tricimotos que por aquí además abundan. La movilidad no es un tema al que las autoridades le han puesto atención. ¿Qué me gustaría? Aceras lisas y con árboles para sentirme más cómoda", exhorta.

A decir de los habitantes, otro de los problemas que afecta al sector, uno de los más transitados, es la iluminación. Pasadas las 18:00, la zona se apaga. "Necesitamos mejores lámparas, tecnología tipo LED. Urge señalética... Por esta vía se desplazan cientos de conductores, pero resulta difícil hacerlo en las noches. La zona además no es segura, la delincuencia se aprovecha de esa oscuridad para camuflarse y atacarte. Esta vía debería estar encendida en su totalidad, debería tener más ojos sobre ella, policías, metropolitanos, agentes de la ATM; pero nadie la toca. Vienen por ratos y mientras tanto, peatones y conductores sobreviven como pueden", sentencia Nayeli Suárez, habitante de la vía Daule: que alerta que al menos en los últimos 20 años la regeneración no ha tocado las puertas del barrio.