Desaparecen bienes patrimoniales y los trofeos del Vicente Rocafuerte
Invaluables e históricos bienes se han perdido del colegio en los últimos años, así como gran parte de los trofeos deportivos
Un libro con una firma y dedicatoria del científico y naturalista alemán Alexander Von Humboldt, quien recorrió una parte del país a inicios del siglo XIX, era uno de los invaluables tesoros patrimoniales del colegio nacional Vicente Rocafuerte.
De igual manera, otras obras literarias y académicas obsequiadas por misiones extranjeras y científicos al entonces presidente del Ecuador y que después este donara al plantel.
De él mismo, el primer colegio nacido en la época republicana del Ecuador, en 1841, conservaba un elegante traje, una espada y un bastón de mando, que antes henchía de orgullo a los estudiantes y profesores.
El colegio también tuvo piezas arqueológicas en un museo que contaba con un área natural donde exhibía águilas, un león y otros animales conservados por taxidermia. Y una biblioteca que alguna vez contó con libros históricos donados por escritores extranjeros y ecuatorianos, entre estos, muchos salidos de sus propias aulas... Pero todo siempre en pasado, porque en la última década, todo eso ha desaparecido.
#FotografíaPatrimonial | "Vista del 'Colegio Vicente Rocafuerte' de Guayaquil en 1939". Colección Camila Moscoso Moreno.
— INPC Ecuador (@INPCEcuador) July 17, 2020
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Son invaluables bienes patrimoniales que atestiguaban la historia del plantel, que en 2021 cumplirá 180 años.
Mas, si la pérdida de tanto patrimonio histórico y cultural no fuera suficiente, el colegio ha visto desaparecer alrededor del 80 % de los trofeos y copas de torneos deportivos estudiantiles, provinciales, nacionales e internacionales, obtenidos en una diversidad de disciplinas a lo largo de los años.
Esos símbolos de victoria que de ser tantos ya no cabían en las vitrinas del salón asignado para su exhibición, recuerdos de cientos de glorias deportivos que forjaron a punta de sudor, sacrificio y amor a su colegio el legendario lema de ‘Donde hay una VR hay un campeón’, ya no existen.
Tampoco están ya los equipos e implementos del gimnasio olímpico como caballetes, argollas, paralelas, tableros, camas elásticas, así como un juego completo de pesas.
Las numerosas placas de bronce que donaban las promociones de graduados como testimonio de gratitud al colegio, especialmente desde la segunda mitad del siglo pasado, también han desaparecido.
“Si hubieran podido, se habrían llevado hasta la piscina”, dice el exalumno del colegio de la promoción de 1974, Galo Palacios Oviedo. Y lo hubieran hecho porque no ha habido autoridad educativa que lo haya impedido o denunciado, acota.
El reclamo lo mantienen un grupo de exalumnos quienes, a pesar de pertenecer a la tercera edad, conservan hacia su colegio ese antiguo amor juvenil.
“En las nuevas generaciones de estudiantes ya no hay ese espíritu de pertenencia, ese orgullo de pertenecer al Vicente Rocafuerte”, agrega José Antonio López, de la promoción 1962.
No es una misión reciente. Conservan oficios dirigidos a diversas autoridades educativas que se han sucedido en los cargos distritales y ministeriales en el último lustro. Incluso, hace cuatro años llegaron hasta el entonces presidente de la República, Rafael Correa, con una carta donde le exponían la desaparición de los bienes patrimoniales y deportivos (además de irregularidades administrativas) y le pedían que ordenara la correspondiente investigación. En respuesta, la secretaría del despacho presidencial remitió un oficio al ministro Augusto Espinosa, donde le solicitaba que les respondiera a los denunciantes y le enviara un informe.
Los denunciantes no saben si hubo alguna acción ministerial, pues no les notificaron. En cambio les ha tocado reiniciar el proceso de reclamo con cada nueva autoridad.
Al respecto, el viernes pasado, este Diario también envió una solicitud al Ministerio de Educación y a la Subsecretaría Distrital de Guayaquil para conocer qué pasó con el informe solicitado al exministro Espinosa; si los rectores del colegio de los últimos cinco años han reportado la pérdida de esos bienes; y si las actuales autoridades ministeriales conocen del tema. Estará a la espera de las respuestas.
Para los exalumnos, que se dicen apolíticos, es una lucha por la historia del colegio, de cuyas aulas han salido escritores, artistas, brillantes profesionales, destacados deportistas, además de una docena de presidentes de la República.
Aunque no se rinden, lamentan que, pese a esta inmensa pérdida para el colegio, no haya la reacción de más exalumnos. Estiman que, por lo menos, son 40.000 graduados. Y les recuerdan que no fueron vicentinos solo durante su etapa estudiantil, sino que “se es vicentino para toda la vida”.
PIDEN RESPUESTAS PARA LA COLECTIVIDAD VICENTINA
Con orgullo, tres profesionales graduados de bachilleres del Vicente Rocafuerte en 1974, 1962 y 1969 lucen el histórico logo del plantel en sus camisas. Galo Palacios, José Antonio López y Francisco Corredores son parte del grupo que se ha asignado la misión de pedir respuestas a las autoridades.
“Demandamos la intervención de los ministerios de Educación y de Patrimonio Cultural para que se conmine a la empresa que efectuó la repotenciación del plantel y a quienes han estado a cargo del colegio, que respondan a la colecitivad vicentina por los bienes desaparecidos”, dice Galo Palacios.
Y que la elección del rector se realice mediante concurso abierto de oposición y méritos, en lugar del sistema de designación directa por la autoridad.
“Como decía Ricardo Vasconcellos, ser vicentino no es una condición, es una condecoración y se debe saber llevar toda la vida”, agrega Corredores.