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Más de 6.000 desaparecidos se registraron en Ecuador durante 2020.EXPRESO

Desaparecidos en Ecuador: en la voz de quienes esperan su regreso a casa

Voces. El dolor y la necesidad de respuestas mueve a las familias y amigos de los desaparecidos en Ecuador a emprender luchas impensables. De las autoridades reciben indiferencia y falta de empatía

Voces es un espacio para ser escuchado (o leído); un espacio de discusión, expresión y conversación sobre diversos temas que motivan o afectan a los ecuatorianos, sin importar su edad o creencias.

Solo en 2020, 6.454 personas desaparecieron en Ecuador, según datos del Ministerio de Gobierno citados por la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec). Esta es una cifra, pero detrás de ella hay rostros, que son la marca constante del recuerdo que conservan sus familiares y que son la guía en la búsqueda de al menos una pista sobre su paradero.

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El de Carolina Garzón es uno de ellos. La joven desapareció en Quito el 28 de abril de 2012. Lo último que se supo de ella, según versiones de sus compañeros de casa, es que iba a tomar un baño y después de eso se perdió completamente su rastro.

CAROLINA de Graficos Nacionales

Desde entonces, la familia ha emprendido una peregrinación maratónica en busca de respuestas y pistas que señalen dónde está Carolina o al menos qué pasó con ella. No obstante, según cuenta su madre Alix Ardila, las autoridades no se han embarcado en esa misma encrucijada o al menos no con el ímpetu de la familia.

Desde ese día ha sido para la familia una tragedia, el mundo se nos vino encima.

Alix Ardila, madre de Carolina

"El caso ha estado plagado de irregularidades y los primeros fiscales lo único que hicieron fue entorpecer la investigación. Durante los primeros días de investigación se alteraron muchas pruebas, no se siguieron los debidos procesos", comenta Alix en entrevista con EXPRESO desde Colombia, donde reside y desde donde la lucha no ha parado a pesar de que por la pandemia a la familia se le ha complicado viajar hasta Ecuador.

Entre las anomalías, además de la ausencia de empatía y la poca celeridad del caso, destaca la incapacidad del sistema para actuar en estos casos y la falta de instancias que aborden las desapariciones de forma especializada. "En el caso de Carolina se asignaron oficiales de tránsito para la búsqueda como si lo que se hubiera perdido fuera un carro", cita Alix como ejemplo.

Su experiencia, dice, es el reflejo de lo que pasa en Ecuador y muchos otros países, por lo que "este Gobierno debe poner el tema de las desapariciones como parte de su agenda prioritaria porque aquí no se han desaparecido carros, casos materiales, sino personas con sueños con metas e ilusiones por cumplir".

Al día de hoy no hay una línea investigativa en este caso, no hay avances y se han perdido varias evidencias. Ya han pasado nueve años y Alix es consciente de ello (tanto que cuenta con exactitud los días que van desde que no supo más de su hija), pero no pierde la fe. "Uno como madre, como padre, guarda la esperanza de que su hijo esté con vida. La peor noticia que puede haber es que ya no exista en este mundo, pero así sean sus retos que se los entreguen a uno", menciona.

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Roy Gordillo también se convirtió en un número más de las cifras. Lo es para el estado, pero no para su padre, Germán Gordillo, y eso se puede notar al ingresar al hogar de este último. Es imposible dar más de veinte pasos en esta casa del norte de Guayaquil y no encontrarse una foto de su hijo, quien desapareció el 26 de julio de 2017.

ROY de Graficos Nacionales

Lo último que Germán supo es que Roy dejó la Urbanización Ciudad Santiago (donde vivía) sin portar nada en particular y vestido como normalmente lo hacía, después de eso nunca más regresó, según relató el guardia de seguridad. 

Tras enterarse de esto, su padre emprendió toda una odisea por encontrarlo. Empezó por acercarse a la Fiscalía para poner la denuncia, pero después de varios esfuerzos por ser atendido, el funcionario encargado no quería registrarla. "Como abogado tuve que levantar la voz y exigirle que ponga la denuncia", relata.

La forma de atender estas desgracias es completamente inhumano.

Germán Gordillo, padre de Roy

No obstante, este no fue el único traspié. La celeridad con la que se manejó el caso fue precaria, el sistema burocrático con el que se manejan las instituciones públicas impidió que las investigaciones y en particular la búsqueda avanzaran con la debida rapidez. "Me enviaban de un lugar a otro y me decían que tuviera calma porque seguramente Roy estaba borracho por ahí, me preguntaron que si era drogadicto u homosexual. Y así muchos otros cuestionamientos fuera de lugar", cuenta.

Sin embargo, Germán reconoce que los funcionarios hacen lo que puede con lo que tienen, por eso su lucha particular nunca decayó. Emprendió encrucijadas por cada rincón de Guayaquil y también por otras ciudades, ofreció recompensas e intentó ser escuchado en cuenta institución pudo; pero hasta ahora todo eso no ha dado fruto.

A sus más de 70 años, conserva ese dolor latente y muy en solitario, dice que no habla del tema con nadie de su entorno cercano, ni siquiera con su actual esposa y sus otras hijas, producto de este matrimonio. Y a pesar de no responder con precisión a la pregunta de si guarda esperanzas de encontrar a su hijo, da a entender que sí las tiene y que las guarda como motor en un lucha que dice no acabará hasta obtener respuestas. 

Virginia Muñoz

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Ese mismo anhelo tiene María Sinche, madre de Salvador Cauja, desaparecido el 19 de octubre del 2015, en el sector del Cristo del Consuelo, sur de Guayaquil, mientras ambos se encontraban en los exteriores de una institución educativa donde María comercializaba frutas.

WILSON de Graficos Nacionales

"Como por arte de magia" es la frase que usa su hermana Pilar Cauja para describir su desaparición, ya que bastaron segundos para que María perdiera de vista a su hijo que en ese entonces tenía 45 años y había sido diagnosticado con esquizofrenia, lo que los llevó a no notificar de inmediato la desaparición a las autoridades.

"Era un poco complicado controlarlo por su condición. No era la primera vez que él se iba, pero siempre regresaba. Ya cuando nos dimos cuenta que el tiempo pasaba y eso no sucedía, decidí ir a poner la denuncia (a los diez días)", señala.

Si bien en este caso, el proceso fue un poco más ágil y la búsqueda también se apuró, tanto Pilar como María reconocen que el interés de los fiscales encargados de la investigación fue casi nulo y muy pocas veces se realizaron diligencias efectivas.

De forma particular, Pilar no ha parado de recorrer distintos sectores en busca de su hermano. Ha visitado refugios, distintas ciudades y, arraigados en su fe en Dios, siguen firmes en querer saber que pasó con él.

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UNA ASOCIACIÓN DONDE SE COMPARTE EL DOLOR

La necesidad de unir los esfuerzos de los familiares, allegados y amigos para encontrar a personas desaparecidos propició la creación en 2012 de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec).

Gran parte de los casos de desapariciones ocurridas en el país llegan hasta esta organización sin fines de lucro, que los ayuda con asesoría y acompañamiento para que cuenten con una guía en un proceso tan complicado como este. Sin embargo Asfadec no cuenta con los recursos y los medios necesarios para iniciar un proceso de búsqueda o una investigación, por lo que exigen que el Estado "ponga toda su voluntad, sus recursos y sus conocimientos" a fin que se garanticen procesos correctos en estos casos.

Respecto a esto, este diario solicitó al Ministerio de Gobierno cifras actualizadas e información sobre las políticas que este Gobierno implementará para abordar esta problemática, pero hasta el cierre de esta edición no se ha recibido respuesta alguna.