La desolación ronda en la cara más bonita de Guayaquil
La falta de visitas a los sitios turísticos tiene en el limbo al sector. Las expectativas ante el fin de las restricciones son escasas
La llegada del coronavirus no solo ha generado crisis y temor, sino que ha dejado desoladas decenas de zonas icónicas de Guayaquil, que hasta febrero permanecían con vida y repletas de visitantes locales y extranjeros.
Esto es lo que se podrá hacer en Guayaquil a partir de este 13 de septiembre
Leer másHoy allí prevalece el silencio, sin importar la hora. No hay gente caminando o haciendo fila para ingresar, y peor aún tomando fotografías o posando para hacerse un selfi. El patrimonial barrio Las Peñas, el Malecón 2000 y el del Salado, además de los museos, el parque Seminario, la Noria y la isla Santay, son apenas algunos de los sitios en los que el silencio es el protagonista.
El turista debe saber que Guayaquil es una ciudad con muchos espacios abiertos y áreas extensas que permitirán pasear sin riesgos. Y esto es lo que hay
que promover, pero más.
En el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), por ejemplo, pese a que ya se permiten visitas específicas (únicamente programadas), la asistencia no es la misma. El año pasado alrededor de 137.000 usuarios visitaron el lugar. Este año, hasta septiembre, a través de las visitas virtuales se ha llegado a casi 60.000 usuarios.
“En los próximos días, tras el levantamiento de las restricciones, es posible que el turismo interno empiece a darse de forma progresiva, aunque no será lo mismo. Y no lo digo por las acciones que las autoridades tomen, sino por el viajero”, explica Ilse Tugendhat, gerente de Traveltips S. A; al hacer hincapié en que la crisis económica que atraviesan las familias y el mismo temor a todavía contagiarse evitarán que se vuelquen a estos espacios.
Víctor Riera, quien es guía turístico desde hace 30 años y ha tenido que emprender otros negocios, entre ellos el de vender mascarillas y café para salir adelante estos meses, tampoco tiene expectativas favorables.
fueron el impacto económico del sector turístico desde el inicio de la pandemia hasta agosto.
“Nosotros, como guías, nos orientamos al turismo internacional, y la reactivación va a tomar tiempo. Tampoco vemos que las autoridades estén tomando cartas en el asunto, ni diseñando estrategias para atraer nuevamente el turismo local. Eso está pendiente”, piensa Riera.
Gloria Gallardo, directora de Promoción Cívica del Cabildo, difiere con ello y asegura que sí se están ejecutando acciones. Se centra en las campañas que se realizan a través de las redes sociales y en las que se muestra una imagen de una ciudad segura.
“Para atraer al turista, hay primero que mostrar a Guayaquil como un destino seguro y es lo que estamos haciendo. Hay que considerar que estamos viviendo una pandemia y que las acciones primordiales irán encaminadas a evitar los contagios”, agrega; aunque para los consultados esta forma de intentar fortalecer el turismo no es suficiente.
Para Holbach Muñeton, presidente de la Cámara de Turismo del Guayas, una de las medidas que permitirían dinamizar la actividad en este sector es no cobrar el IVA al sector turístico y bajar el precio de los boletos en las aerolíneas nacionales para que la gente se anime a viajar.
La llegada de vuelos internacionales se está reactivando de a poco y esto despierta expectativas. Si todo sigue así, es posible que el turismo receptivo comience a activarse.
Víctor Riera, guía turístico nacional
“En estos momentos, los hoteles en el Puerto Principal están con menos del 10 % de ocupación y los de Quito con menos del 6 %. Las agencias de viaje, los guías, los planificadores de bodas y eventos no están funcionando. Hace falta hacer más”, sostiene.
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Leer másSilvia Vélez, miembro de la agrupación cultural Procentro de Guayaquil, tiene una opinión similar. Y ante ello, hace un llamado a que las autoridades promuevan actos y eventos culturales en el cerro Santa Ana y Las Peñas, para ir recuperando clientes y que los negocios que allí se encuentran puedan levantarse. “Hoy somos un pueblo fantasma. Necesitamos apoyo, que nos tomen en cuenta”.
Pero entre los usuarios, tal como anticipa Tugendhat, pesa más el temor a las ganas de recorrer, como antes, la ciudad. “Mentiría si no reconociera que quiero subirme al faro del cerro Santa Ana y recorrer sus escalinatas. Quiero ir al museo, darle de comer a las iguanas en el parque..., pero vivo con mis padres y son adultos mayores. Por lo tanto, así se abra todo en la ciudad, evitaré estos sitios, al menos hasta diciembre cuando, creo, todo estará mejor”, señala Hellen Navas, habitante de la Alborada.
Aunque todos los sitios turísticos de Guayaquil se vuelvan ya operativos, mantendré los cuidados. Aún tengo miedo de este virus, prefiero esperar un tiempo más en casa, ser prudente. Ya habrá tiempo para disfrutar de mi bella ciudad.
Agustina Santander, de Samanes, si bien asegura que no saldría a estos sitios como antes, advierte que los recorrerá al menos dos veces al mes. “Aún tengo temor de salir, pero Guayaquil es hermosa y debo perder el miedo. Me encantaría subirme al Morgan (el barco) y recorrer el río. Extraño tanto a mi ciudad”.