Comercio informal en La Alborada
Comercio. Los vendedores no regularizados se han tomado un tramo de 250 metros en una alta zona comercial de esta ciudadela desde hace varios años.FRANCISCO FLORES

Desorden en un tramo de La Alborada por el comercio informal

Un espacio de la avenida Rodolfo Baquerizo sigue tomado por comerciantes no regularizados; el Cabildo desarrolla censo

Pantalones, gafas, pilas, calcetines, jugo medicinales, batas de dormir, controles de televisión y otros productos se exponen a diario sobre un tramo de 250 metros en una acera de la avenida Rodolfo Baquerizo Nazur, en la ciudadela La Alborada, norte de Guayaquil.

“¿A cuánto me deja el calentador?”, le decía el ciudadano Mario Beltrán a José, vendedor de estas prendas de vestir. Luego del típico regateo, pactaron el precio en 13 dólares.

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La Alborada es uno de los motores comerciales del norte de Guayaquil. Restaurantes, supermercados, tiendas, bazares, bancos y otras instituciones funcionan en la avenida Rodolfo Baquerizo. Pero un pequeño tramo que se inicia en la José María Egas y se extiende hasta el centro comercial Plaza Mayor, ha sido tomado por el comercio informal. Desde hace años.

Los pilares en los exteriores de una agencia bancaria son utilizados como tendederos de los cuales cuelgan calentadores. Al lado, una decena de torsos de maniquíes exhiben coloridos vestidos femeninos. Incluso, las prendas de vestir están expuestas sobre una camioneta. Sobre sábanas también se muestran objetos como zapatillas, antenas, lupas, peluches. Hay una variedad de productos.

Opiniones divididas por la presencia de comerciantes informales en La Alborada

La presencia de los comerciantes no regularizados en esta zona de La Alborada genera reacciones diversas entre los habitantes de este sector norteño. Hay quienes aseguran haberse acostumbrado a que ellos expendan sus productos en la acera, como Gabriela Arias, residente de la tercera etapa.

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“A mí no me molesta en absoluto que estén trabajando aquí, porque ellos tienen que ganarse el pan de una u otra forma. Mientras no le hagan daño a nadie, deben mantenerse”, dijo.

Para Alexander Robles, quien vive en la quinta etapa de La Alborada, es beneficioso que los comerciantes estén ubicados en ese sector de la ciudadela.

“A veces necesitamos cambiar pilas, o se daña el control o hay que conseguir alguna antena y los tenemos a ellos cerca. Nos ayuda mucho”, sostuvo.

Sin embargo, hay otros ciudadanos que están en contra de que los comerciantes ocupen las aceras para expender sus productos en este sector.

No hay orden, no se puede caminar con tranquilidad. Uno sale de sacar dinero del cajero y no sabe si por ahí hay un malandro escondido. Tampoco hay mucho control. Repito, estamos enseñados a vivir sin orden”, fustigó Xiomara Carrillo, residente de la décima etapa.

Comercio informal en La Alborada
Productos. Peluches, camisetas, textos infantiles y otros artículos se exhiben sobre sábanas en la acera junto a una entidad bancaria de La Alborada.FRANCISCO FLORES

Incluso las personas que circulan en sillas de ruedas lo hacen con dificultad por la zona.

“No está bien que bloqueen el paso por las aceras. Pero así ya tenemos varios años. Antes había operativos, ahora no pasa nada”, señaló Arturo Gómez, quien salía de un supermercado ubicado en esa cuadra.

Censo para reubicaciones de comerciantes no regularizados, planes del Municipio

Ante la persistente presencia de vendedores informales en diversas zonas de Guayaquil, como en La Alborada, Fernando Cornejo, presidente de Segura EP, detalló que existe un plan en marcha para abordar esta situación. La estrategia se centra en dos ejes principales: el fortalecimiento de la red de mercados existentes y la regulación basada en un censo detallado de los comerciantes.

Comercio informal en La Alborada
Prendas de vestir. Los pilares de un inmueble son utilizados como tendederos por comerciantes informales apostados en la avenida Rodolfo Baquerizo Nazur.FRANCISCO FLORES

Sobre este último punto, el funcionario indicó que se implementó un “plan piloto” respaldado por una ordenanza, que permitió censar y clasificar a los comerciantes no regularizados.

“Tenemos ya registrados casi 19.000 comerciantes en Guayaquil”, reveló Cornejo, acercándose al universo estimado de 25.000 vendedores informales.

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Este registro, dijo el funcionario, permitirá diferenciar entre comerciantes “fijos”, a quienes se busca integrar en mercados o nuevas “áreas de intervención municipal” -poniendo como ejemplo a los 1.400 vendedores del ‘Mall del Piso’ en el suburbio-; y los “semifijos”, en referencia a aquellos vendedores que cambian de ubicación. Para este último grupo, se alista una ordenanza de comercio autónomo este año.

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