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Las calles quedaron inundadas tras el aguacero.Christian Vásconez

Un 'diluvio' inunda las calles de Guayaquil

Muchos automóviles se apagaron por las lluvias torrenciales y generó un caos vial durante el 9 de febrero

Con el agua abajo de las rodillas, en pantaloneta y empapados, una familia intenta remolcar a punta de empujones una camioneta. “Ayuden, por favor”, gritan a los carros que pasan.

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Ningún conductor detiene su marcha, porque al que ayuda, también se le detiene el auto. Cuando la familia que remolca el carro en medio del agua escucha eso, se ríen a carcajadas.

En el sector de Urdesa, en el norte de Guayaquil, el agua llegaba a una altura de 50-60 centímetros. Cerca de la Circunvalación Norte, alrededor de 20 autos quedaron estancados en el agua, con el motor humeando.

Gran parte de los conductores afectados, se reunían bajo la lluvia, contemplando sus coches. En diversas ocasiones se rieron de la situación, sabiendo que había muy poco que hacer ante la torrencial lluvia que se desató en Guayaquil desde las 17:30 del 9 de febrero hasta horas de la noche del mismo día.

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Comerciantes venden en pleno aguacero.Gustavo Molina

Durante el recorrido realizado por EXPRESO, en ningún momento se visualizó a los agentes de Tránsito recorriendo el centro o norte de la ciudad.

El conductor Carlos Ariza aseguró que cada que llueve en Guayaquil, la ciudad se vuelve caótica y no hay manera de transitar las calles, dado que, a su concepto, no están diseñadas para soportar altas cantidades de agua.

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Pese a las fuertes lluvias, en Ayacucho y Esmeraldas los negocios de comida seguían funcionando. Ese es el caso de Rocío Arroyo, quien preparó durante toda la mañana sus secos de chivo y chancho para vender, pero que no pudo hacerlo por las lluvias.

“La lluvia me dañó el negocio, pero seguro ya el viernes (10 de febrero) todo será mejor”, dice la mujer, con el agua por los tobillos en una pequeña caseta donde solo cabe ella y unas cuantas ollas.

Entre tanto, la comunidad intentó destapar el alcantarillado que estaba rebozado de basura. “Esperemos que mañana no pueda para poder continuar con mi negocio”, concluyó Arroyo.