Dos escuelas abandonadas son ‘hogar’ de indigentes
Las estructuras son utilizadas como guarida de vagabundos y consumidores de sustancias. Los vecinos exigen a Educación y al Municipio que intervengan
El cierre de dos escuelas fiscales: Shyri Cacha, ubicada en la 26 y la K, suroeste de la ciudad, y Rita Lecumberri, en la cooperativa Pájaro Azul, noroeste de la urbe, ha traído problemas a los vecinos. Hace aproximadamente ocho años, ambos planteles fueron unificados y sus estudiantes pasaron a otros locales.
Guayaquil: Edificios escolares en abandono
Leer másTras el traslado de los alumnos, las infraestructuras quedaron abandonadas y ahora sirven de guarida de vagabundos que tienen aterrados a los habitantes de las zonas, quienes a pesar de haber pedido la intervención de las autoridades educativas, municipales y de la Policía, para que sea clausurada o se le dé mantenimiento respectivo, no han tenido respuesta.
De la escuela Shyri Cacha queda muy poco. Las paredes han sido tumbadas y ya no hay aulas que sirvan. Lo que sí existen son árboles caídos, basura y maleza que sirven de escondite de malandros que se camuflan en el sitio para acechar a quienes transitan por la zona para despojarlos de sus pertenencias.
“Lo que un día fue la escuela hoy es un mercado de la droga”, denuncia Carmen Cisneros, quien habita frente al plantel y a diario observa el humo que sale de la edificación. “Tenemos que cerrar puertas y ventanas de la casa para no contaminarnos”, menciona.
Con el abandono llegaron también los ladrones, quienes primero se llevaron los pupitres, luego el techo y después las puertas y las ventanas.
No podemos vivir tranquilos cuando a pocos pasos de nuestras casas hay una guarida de delincuentes que se camuflan en los locales abandonados para cometer fechorías.
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Leer más“Hay gente tan mala que todavía llega para llevarse el poco techo que queda, así como el cableado eléctrico. Para ingresar, han hecho huecos en las paredes y las trepan utilizando escaleras”, detalla Matilde Carranza, residente del sector.
Añade que en reiteradas ocasiones ha llamado a la Policía para que se lleven presos a los malandrines. “Los uniformados llegan, le dan tres toletazos a los hampones, quienes emprenden la fuga, pero regresan minutos más tarde, una vez que los gendarmes han abandonado la zona”, añade.
Hace dos semanas fui asaltado por dos personas que salieron por unos huecos que han hecho en la escuela abandonada. Las autoridades deben tomar acciones.
Los restos de tarrinas con comida, condones, colillas de cigarrillo y botellas de cerveza dan cuenta de un problema adicional: la escuela se ha convertido en el ‘hotel’ de indigentes y drogadictos.
Queremos que se dé un buen uso a estos locales. No es justo que sean guaridas de ladrones cuando pueden ser transformados en parques o canchas deportivas.
Rudy Bajaña, residente de la zona, dice que junto a otros vecinos han pensado iniciar trámites para que en el sitio se ubique un centro de salud, una cancha deportiva u otro local que le dé vida a la infraestructura abandonada y beneficie a la comunidad.
El sueño de los moradores es que la edificación tenga un mejor uso que solo servir de guarida a los drogadictos, indigentes y ladrones.
Estudiantes reciben un remedo de educación
Leer másEXPRESO consultó a la Subsecretaría de Educación y al Municipio sobre este tema. La primera entidad informó que en el caso del predio donde funcionó la Unidad Educativa Shyri Cacha, el 8 de abril de 2021 el distrito educativo ofició trámite con el Cabildo para declarar el inmueble como bien improductivo. No obstante, el Municipio no ha respondido al oficio, como tampoco lo hizo con la solicitud que, sobre este tema, envió este medio de comunicación.
La misma suerte ha corrido el edificio donde funcionó la escuela fiscal de educación básica Rita Lecumberri. Desde que fue cerrado, dizque para convertirlo en una unidad del milenio, los chamberos sacaron los ventanales para venderlos como material reciclado.
Nelly Pasantes, habitante de la cooperativa Pájaro Azul, cuenta que sus hijos se educaron en ese plantel. “Solo cruzaban la calle y ya estaban en la escuela, pero la cerraron y ahora deben caminar varias cuadras para llegar al local donde fueron trasladados”, sostiene.
En casi todas las aulas se han sustraído el techo de zinc y desconocidos se han llevado las paredes. Y, en medio de lo que eran los baños escolares, los indigentes han acomodado sus pertenencias para vivir allí.
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Leer más“Un día la escuela amaneció desmantelada y tomada por vagabundos. Lo más grave es que cuando llega la noche se llena de delincuentes”, menciona Camila Saavedra, residente, quien agrega que los vecinos están cansados de solicitar al Distrito de Educación que le den un uso utilitario a las instalaciones abandonadas de este plantel. Pero la respuesta no llega. También han pedido al Municipio que lo clausure y envíe a los agentes metropolitanos para que desalojen a los indigentes, pero tampoco hay respuesta.
Los residentes de estos sectores ya no saben a quién acudir para que solucione este problema que les está arrancando la tranquilidad.