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La maleza ha invadido uno de los pabellones de la Unidad Educativa Acacias, cuya obra quedó paralizada hace siete años.Miguel Canales / EXPRESO

Guayaquil: Edificios escolares en abandono

El Instituto Rita Lecumberri, el colegio José Peralta y la Unidad Educativa Acacias no reciben alumnos desde hace siete años. Ahora son sitios peligrosos

Aquel edificio escolar que hasta el 2010 funcionó como una institución donde se formaban docentes del país, y que dos años más tarde se convirtió en escuela de educación básica, hoy luce totalmente destruido y abandonado.

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Se trata del Instituto Superior Rita Lecumberri, ubicado en la avenida Carlos Estarellas Merino, del sector Pájaro Azul, noroeste de la ciudad. Desde que fue cerrado, los ‘chamberos’ sacaron varios implementos escolares para venderlos como material reciclado.

Pero no es el único edificio educativo de Guayaquil que está abandonado. Ni el único en el país que se encuentra en esas condiciones, desde que el gobierno del expresidente Rafael Correa, entre 2013 y 2014, decidió cerrar escuelas y colegios para unificar a los estudiantes en las nuevas Unidades del Milenio, que en muchos casos no terminaron de construirse o simplemente no se inauguraron.

Las autoridades educativas de esta ciudad informaron a EXPRESO que estos problemas han persistido con el tiempo, por los contratiempos administrativos y jurídicos surgidos en el desarrollo de los contratos de obra, las mismas que actualmente están en proceso de resolución.

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Quienes caminan por los alrededores del Rita Lecumberri se exponen a sufrir atracos de quienes merodean este edificio que se está deteriorando.Miguel Canales / EXPRESO

En el caso del Rita Lecumberri, donde también funcionó la escuela de educación básica Amarilis Fuentes Alcívar, su infraestructura interna y externa está llena de maleza y sus paredes están destruidas y a punto de desplomarse. Además, ha desaparecido todo el mobiliario, las baterías sanitarias y las instalaciones eléctricas.

A pesar de que el local está cerrado con grandes candados y cadenas, se ha convertido en guarida de indigentes, consumidores y delincuentes, que durante las noches ponen en peligro y atemorizan a la comunidad.

Es imposible transitar con tranquilidad cerca de este plantel, no solo por los malos olores que emanan desde adentro; también por el temor de ser interceptado por alguna de esas personas que deambulan a su alrededor y que esperan el mínimo descuido para trepar las paredes para introducirse en su interior y perderse entre la maleza crecida”, menciona Carola Cisneros, quien habita al lado de esta edificación, pero prefiere caminar por la parte de enfrente para evitar contratiempos.

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La repotenciación del colegio técnico industrial José Peralta quedó inconclusa hace siete años.Miguel Canales / EXPRESO

Mario Medina, quien reside en la ciudadela Colinas de la Alborada, que colinda con la avenida donde está asentado el plantel, lamenta que un edificio tan grande se deteriore, en lugar de ser habilitado para que preste servicio a cientos de niños de este sector que se quedaron sin escuela y fueron reubicados en otros locales lejanos a sus viviendas, para que puedan seguir educándose.

En otro sector de la ciudad hay dos infraestructuras educativas que también están abandonadas. Detrás de las rejas de los exteriores de estos edificios se pueden observar pabellones de aulas pintadas de varios colores que lucen sin estudiantes desde hace siete años, mucho antes de la pandemia de la COVID-19, cuando las clases presenciales se suspendieron.

Los locales están rodeados de maleza y basura desde que los trabajos de construcción y repotenciación se paralizaron.

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Las edificaciones en mención pertenecen al colegio técnico industrial fiscal José Peralta, ubicado en la cooperativa Nuevos Horizontes, Guasmo Norte; y a la Unidad Educativa Acacias, situada en la ciudadela del mismo nombre.

Ambas obras educativas están en el sur de la ciudad y tienen un avance del 70 % de los trabajos; pero nunca pudieron recibir alumnos debido a problemas contractuales que impidieron su culminación.

De esta situación, los más perjudicados han sido los 1.000 alumnos de bachillerato del José Peralta, quienes hasta enero de 2020 recibieron clases presenciales en aulas incómodas que fueron prestadas por una escuela cercana. Ahora lo hacen de manera virtual, desde sus casas.

Este colegio tiene las especializaciones de Mecánica Industrial, Mecánica Automotriz, Construcciones Civiles, Electricidad y Electrónica, por eso los alumnos requieren talleres y laboratorios para su aprendizaje.

AnheloLos alumnos y padres de familia desean que a los edificios escolares abandonados se les dé utilidad el próximo año lectivo en el régimen Costa, que inicia en mayo.

Cristina Rocafuerte, madre de un estudiante, señaló que dos veces los alumnos fueron reubicados y que las actividades fueron irregulares y prácticamente sin enseñanza técnica.

El próximo año lectivo queremos la apertura del colegio, para que nuestros hijos reciban clases prácticas, aunque sea con los pocos equipos que tiene este plantel”, manifestó.

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Los padres de familia se sienten preocupados debido a que consideran que sus hijos se graduarán sin haber adquirido los conocimientos necesarios.

La comunidad quiere que el establecimiento con más de 40 años de historia les sea devuelto para, a través de autogestión, rehabilitarlo. “No es justo que esté abandonado, mientras nuestros hijos lo necesitan”, manifestó Carla León, madre de familia.

Al momento, el plantel se encuentra cerrado con grandes candados por dentro. De lejos se observa a un guardián que no da la cara porque está prohibido dar información.

Lo que sí salta a la vista, aún desde afuera de la edificación, es la maleza que ha crecido por la lluvia y la falta de desbroce. También hay muchos desechos que facilitan los criaderos de insectos.

El panorama es similar en la Unidad Educativa Acacias, cuya infraestructura abandonada hace más de siete años, aún está cubierta con toldas de nailon para evitar la visibilidad de los trabajos que quedaron paralizados. No obstante, a través de los huecos de estas cubiertas descoloridas, se observa la cantidad de maleza que cubre uno de los pabellones construidos.

Voceros de la Subsecretaría de Educación del Distrito de Guayaquil informaron que están tomando las acciones pertinentes para resguardar las instalaciones de estas edificaciones.

Asimismo, señalaron que están resolviendo trámites administrativos y jurídicos para luego reactivar estos proyectos y llegar a su culminación.