Educación online: un camino improvisado
Ante la falta de condiciones para acceder a ella, las familias se resignan y hacen lo que pueden. Las soluciones para mejorar el proceso son escasas
Estudiar en tiempos de coronavirus no es una tarea fácil. Hace una semana los alumnos de la región Costa iniciaron el nuevo año lectivo que, esta vez, será de forma virtual, y hacerlo ha requerido de un esfuerzo casi sobrehumano. No solo porque los alumnos se ven obligados, en el mejor de los escenarios, a estar sentados frente a la computadora, desde la mesa de la sala o la cocina más tiempo de lo previsto y en medio del bullicio que probablemente hay en casa; sino porque hay quienes, como, publicó EXPRESO, deben treparse a los árboles para obtener la señal del Internet que les permitirá contactarse con sus maestros.
Ni las autoridades de Educación se salvaron de las fallas de Internet
Leer másEl año lectivo arranca oficialmente en el régimen Costa, con 2’500.000 estudiantes. La falta de Internet, computadora y teléfono preocupa a padres. 👇🏻
— Diario Expreso (@Expresoec) June 1, 2020
Definitivamente no es una tarea fácil, concuerdan los educadores consultados por este Diario. Y es que a esas circunstancias se suman otras, como el hecho de que el Internet se caiga, lo que dificulta continuar con las tareas; o que los menores de seis años tengan la facilidad de concentrarse como lo hacían en el aula.
"A veces me arrepiendo de que mis hijos hayan estudiado este año. No tener internet, me complica todo. Siento que no están aprendiendo del temo, me preocupa tanto eso, incluso más a que exista la posibilidad de que pierdan el año.
Sofía Beltrán tiene cinco años, cursa el primero de básica y según explica su madre, Katherine Orlando, no logra -como quisiera- obtener la atención de su hija. “A veces pienso que ella cree que todo lo que hacemos es un juego, le explico las tareas, cómo hacer rayas y círculos..., y aunque me porto bastante seria, se sienta, se levanta, agarra una muñeca; y todo se vuelve un despelote”, cuenta.
Ante estas circunstancias, hay padres que se preguntan si acaso la educación online era la única salida vigente en esta pandemia. Y aunque los consultados, advierten, quisieran decir que sí; aseguran que por ahora resulta complicado, aunque la mayoría reconoce que el proceso de aprender a través de una pantalla ha sido improvisado.
Un profesor en la frontera norte: "Tenemos que subirnos a los árboles para tener señal"
Leer másLos contenidos de las guías para las clases virtuales son diferentes a los que se muestran por la televisión. Pocos conocen sobre la radioeducación. 👇https://t.co/rAEZ7ZfoIT
— Diario Expreso (@Expresoec) June 5, 2020
La psicóloga educativa Jenny Alvarado analiza la opción que han dado algunos padres, en relación a que las clases puedan realizarse de forma presencial, por franjas horarias, en coliseos, iglesias o sitios comunales, donde -en teoría- se estaría cumpliendo con la norma del distanciamiento. “Suena bien...”, dice al respecto. Sin embargo, hace una pausa, por la cantidad de alumnos por aula que tienen en general los colegios del país, aun esos lugares resultarían un posible foco de contagio del virus. “Lo recomendable, por lo tanto, sigue siendo, pese a las falencias, la educación online...”.
Estoy haciendo todo lo posible porque las clases online se mantengan. En casa sí hay internet, pero solo dos computadores que las compartimos con nuestros hijos. Hemos implementado horarios para no chocar, pero es difícil, muy difícil. A veces tengo que dejar de trabajar para que ellos culminen sus tareas. No se supone que sea así.
Al hablar de falencias, Alvarado se refiere al hecho de que en la provincia del Guayas, solo la mitad de los hogares cuenten con acceso a una computadora y apenas el 35 % de la población guayasense tenga acceso a internet propio, según un estudio de 2016 del Instituto Nacional de Estadística y Censos. Y ante ese escenario apunta al uso del WhatsApp, como una vía para que los escolares reciban y entreguen las tareas.
Esa es definitivamente una opción, sentencia. Sin embargo, no puede obviar aquella realidad que se suma a la lista de trabas que presenta la educación online, la de tener que compartir -en algunos casos- el mismo computador entre todos los estudiantes que integran el hogar; y el Internet incluso con los padres que hoy trabajan desde casa.
Críticas a la educación virtual
Leer másCoronavirus: Sin computadora e internet la educación virtual se complica https://t.co/L2sE4HCDJ4
— GRUPO DESARROLLO TERRITORIAL SOSTENIBLE (@DtsGrupo) April 19, 2020
“Por donde lo quieras ver, en efecto la situación es muy complicada....”, piensa. Y ese camino, que a decir de la máster en educación Amelia Narváez, evidencia la desigualdad, refleja además que Ecuador -en comparación con algunos países de Europa, donde la metodología online se la ha practicado desde hace varios años-, no estaba preparado para desarrollarla. “Está claro que por la crisis, nos ha tocado improvisar. Y a consecuencia de esa improvisación, mientras dure esta modalidad, los alumnos tendrán vacíos”.
Para Alvarado, serán los que integren el sistema educativo fiscal los más afectados. “Por la falta de herramientas, habrá una afectación sustancial que solo la podrán llenar, cuando regresen a las aulas”.
Otro dilema en este escenario es la conectividad a internet, que en Ecuador aún no es un servicio de acceso masivo. Para estos casos, la educación por radio y televisión es una alternativa viable, no obstante, esto conlleva una profunda planificación curricular y de nuevas estrategias pedagógicas frente a un calendario académico que cada vez se hace se hace más corto en la Costa.
A Celeste Buenaño, madre de Joaquín, de 13 años y estudiante de un colegio público, le preocupa ese punto. Reconoce que las matemáticas no son su fuerte, tampoco el de ella, por lo que no se siente capacitada para guiarlo, y además con la falta de internet en casa, son pocas las opciones que le quedan para ayudarlo. “He pensado en mandarlo a un cíber a investigar cuando llegue el momento. Pero todo eso me agobia, me preocupa que no aprenda nada...”, se lamenta.
Coronavirus: La educación privada busca un salvavidas
Leer másAnte ese panorama, el máster en Investigación en Educación, Carlos Bourne, quien ratifica que las asignaturas aritméticas como Física, Matemáticas y Química, que demandan mayor atención, pueden convertirse en un tema mucho más complejo de discernir; considera que el reto final y de mayor responsabilidad para facilitar el proceso, recae sobre el docente, quien “deberá vincularse más con el alumnado y usando las herramientas que sean necesarias para resolver las dudas”.
En muchos hogares los niños no se pudieron conectar a un computador. Las fallas en internet fueron constantes en el inicio del año lectivo. 👇🏻
— Diario Expreso (@Expresoec) June 2, 2020
Claro, que hacerlo será más fácil con ayuda de plataformas digitales como Zoom, que permiten la conectividad en tiempo real. ¿Qué pasa con aquellos que -otra vez- no pueden acceder a ellas? Que el aprendizaje se limitará a ser en una sola vía, convirtiendo al estudiante en un mero oyente con vacíos, dice Bourne, al coincidir con el resto.
¿Qué solución hay? Realmente son tan pocas, que las familias se han visto obligadas a resignarse a la idea de que sus hijos tendrán un nivel escolar “a medias”.
El experto en educación Víctor Hugo Calderón nombra una: que el Gobierno, a través del Ministerio de Telecomunicaciones, dé cobertura a esa conectividad faltante. Ver a los niños encaramados en los árboles para obtener internet y estudiar, por supuesto que es una imagen que apena y vergüenza, sentencia.
Hay que fortalecer la conectividad, puesto que ningún padre en su sano juicio querrá, a corto plazo, que sus niños regresen al aula.
En Ecuador, no es viable
Leer más“La conectividad no es hoy menos importante que el agua. Estar conectado no implica solo estudiar... Esta clase de servicios incluso ahora pueden ser más urgentes que algunos que llamamos básicos”, piensa.
Para él, si bien esta es una problemática que debió resolverse hace años, puede todavía y debe solucionarse; puesto que aunque las clases presenciales -a mediano plazo vuelvan-, considera que no serán de forma completa, sino fusionadas, como lo hace ya Alemania, con la virtual.
“LA METODOLOGÍA ONLINE DEBE SER SINÓNIMO DE FLEXIBILIDAD”
Sobre el hecho de que algunos niños, sobre todo los más pequeños, tengan dificultades para concentrarse en casa, Alvarado recomienda a los padres no agobiarse y a los docentes y colegios ser flexibles con la forma en que los padres tengan para convertirse en guías de los estudiantes.
Ella advierte que para un niño siempre será complicado ver a su progenitor de la misma manera en que ve al maestro. “El profesor siempre será maestro y el padre, padre”. Por eso aconseja, en casa, establecer espacios y rutinas para que logren aprender, bajo ciertas normas. Sin embargo, apunta a que todas las partes tengan claro que lo que debe primar es que los chicos capten el concepto, sin darle mucha importancia a la modalidad.
¿Qué quiere decir esto? “Que si los padres quieren enseñarles a sus hijos a pronunciar, por ejemplo, un fonema con canciones, bailando, haciendo círculos o jugando con plastilina, los docentes deben aceptarlo; siempre que los resultados sean buenos”, manifiesta.