Ciudadanos: “Empezamos el infierno del invierno en Guayaquil”
Dicen que este es solo el inicio del ‘martirio de siempre’. Calles inundadas, carros dañados y quejas a la autoridad marcaron 12 horas de lluvia
La situación es alarmante y algunos la califican como ‘el infierno del invierno de Guayaquil’, en algunos lugares más que en otros. EXPRESO realizó un recorrido por varios puntos de la ciudad y constató la molestia y preocupación debido a la lluvia que cayó por más de 12 horas en la ciudad.
Carros dañados, calles inundadas, personas con agua hasta las rodillas. Ese fue el panorama que se observó durante toda la mañana. Además, 10 árboles sufrieron afectaciones.
Moradores claman mantenimiento en zanja y parque al norte de Guayaquil
Leer másFanny García vive en Mapasingue Este y cuenta que este es el inicio de un eterno martirio. “Mire cómo el agua se empoza y supera la vereda; por aquí los carros se quedan botados. Cada vez y cuando tengo que cerrar la puerta y poner cosas debajo para que no se meta el agua”, manifestó.
La mujer mencionó lo que le ha ocurrido años anteriores. “Esta lluvia ha sido constante, pero no tan dura. Cuando pegan aguaceros más fuertes, ponga lo que ponga el agua se mete y no hay quién me salve de la inundación”, resaltó.
Trabajadora guayaquileña
Ella cree que este problema se evitaría si el dragado del río Guayas ya se estuviera ejecutando. “El dragado va porque va, pero ¿cuándo?” , se preguntó, al revelar que paga más de 130 dólares por impuestos y no ve mejoras en la ciudad.
Diego, un joven de 14 años y nieto de Fanny, llegó empapado a la casa. “Los carros pasan al lado y te mojan todito. Ya he tenido accidentes cuando vengo de la casa de mi abuelita. A veces hay huecos y no los logro ver, pero es mi única manera de transportarme”, señaló.
La lluvia inunda sectores y dificulta en tránsito en Guayaquil y Durán
Leer másEn otro punto del norte de la ciudad, en la zanja que separa Mucho Lote de Las Orquídeas, los vecinos tienen un reclamo en común en épocas de invierno. “Está zanja se rebosa y vemos flotando televisores, colchones, mucha basura y todo lo que la gente ha botado. Pedimos a la alcaldesa que haga algo, es horrible vivir aquí”, subrayó Byron Carrión, un vecino que lleva 10 años residiendo en la zona.
Otra mujer pasó por ahí y se tapó la nariz. “Esto es asqueroso, va a ver después de que acabe la lluvia y salga el sol. Los olores son insoportables, deben hacer algo urgentemente”, reclamó Sandra Ulpo, quien se dirigía a tomar un bus para ir a su trabajo.
Al frente de la zanja se observa un parque abandonado e inundado, donde los juegos están ubicados entre el moho y el agua. “Mira este desastre, hijo”, le decía una madre a su pequeño, mientras atravesaban la zona, donde apenas se podía caminar.
Un hombre de 30 que paseaba a su perro comentó que lamentablemente esto es ‘normal’. “Aquí en el invierno el parque queda inhabilitado para todos, yo solo puedo sacar a mi mascota para que ella haga sus necesidades, pero los niños creo que tienen prohibido venir”, acotó Óscar Báez, morador de la zona.
Joven ciclista
En la avenida Barcelona se formaban grupos de personas bajo los paraderos esperando buses. “Ojalá no llegue tarde, cuando hay lluvia trato de salir al menos una hora antes de lo normal, uno nunca sabe”, decía Wilson Rodríguez, mientras esperaba la línea 49 para ir a su trabajo.
El sur de Guayaquil, anegado por las fuertes lluvias
Leer másEn el sur la lluvia no paró desde la noche del jueves. “¡San Pedro para, por favor! Ahora sí oficialmente arrancamos el infierno del invierno en Guayaquil”, comentaba un cuidador de carros, mientras miraba el reloj y se preocupaba porque el temporal hacía que los vehículos no lleguen a un dispensario médico ubicado en la avenida Quito y Francisco Segura.
“Si no hay carros, no como. ¿Quién va a querer salir con lluvia?”, se preguntaba el hombre, que se identificó como Ricardo Lima y se gana la vida parqueando y cuidando los vehículos de los pacientes que se atienden en la casa de salud.
Más al sur la situación no cambiaba. La avenida 25 de Julio, una de las principales arterias de la ciudad, se encontraba llena de agua empozada, lo que no permitía que los carros circulen con normalidad.
Entre el tráfico, lo que más se escuchaba eran las bocinas de los autos que sus conductores tocaban con desesperación.
“Ya llegué tarde al trabajo, llevo 20 minutos en este semáforo y no avanzamos. Todo por la lluvia y la falta de cuidado en las calles”, decía Saúl Freire en la calle Maracaibo.
Otra problemática que se evidenció fue la falta de taxis. Algunos esperaron hasta dos horas por un carro.