Los escolares de Playas, los testigos del crimen
Los riesgos de camino al colegio se proliferan. Se reportan robos y acoso. Los padres cuestionan el desinterés municipal
Mirta Zapata ya no quiere volver a vivir la amarga experiencia de ver a su hijo aterrorizado, a causa de la delincuencia. A él, de 15 años, dos delincuentes lo escopolaminaron para robarle el teléfono. Sucedió a pocas cuadras de la unidad educativa donde estudia, en General Villamil Playas. El joven fue auxiliado por los despachadores de una gasolinera, quienes lograron saber dónde vivía antes de que pierda la conciencia.
Faltan conserjes; el regreso a la escuela no tiene a nadie a cargo de la limpieza
Leer másZapata, desde entonces, lleva y recoge a su hijo en el nuevo colegio en el que estudia. Lo cambió porque no quería que se desplace más por la ruta anterior. El dolor, las secuelas fueron y siguen siendo grandes, advierte. Como Mirta, decenas de padres tal como pasa en ciudades como Guayaquil, donde los actos de violencia son cada vez más graves -de hecho ayer robaron a un expreso escolar y un alumno recibió un impacto de bala -, acompañan a sus vástagos a los centros educativos porque, coinciden, les aterra que lo hagan solos.
Tiempos hubo en los que percibí la inseguridad como algo posible, pero a la vez lejano y poco probable; pero hoy tengo la certeza de que mi derecho a la seguridad, que me debe proporcionar el Estado, se ha esfumado. https://t.co/7cJAWcIqcE
— Eduardo Morán Núñez (@Edmorannunez) May 30, 2022
“Aun siendo un balneario, un sitio pequeño, la delincuencia nos está atacando. Los asaltantes han escogido las zonas escolares para establecer su radio de acción para robarles o inducirlos a consumir o vender droga a los estudiantes. Nada de esto pasaba antes. Es horrible”, asegura la residente y madre de dos menores, Delia Roldán.
Ya no hay confianza en nadie, por eso, aunque me cuesta más, llevo y traigo a mis hijos del colegio. Así los protejo de los malditos delincuentes que acechan hoy a Playas.
Ni las escuelas se salvan de la delincuencia en Milagro
Leer másEs tanta la audacia de los delincuentes que en un colegio técnico nocturno dos delincuentes quisieron ingresar a la institución haciéndose pasar por alumnos, vistiendo el uniforme. Las alarmas preventivas lograron identificar que “había algo raro”, dijeron los padres, que ahora hacen énfasis a los chicos en que no confíen en nada, ni en nadie.
Kerly, una menor de 14 años y estudiante de otro plantel, aseguró a EXPRESO que dos hombres bien vestidos y con un maletín similar al que usan sus maestros se les acercaron días atrás y le ofrecieron llevarla a una heladería para “conversar”. “Me asusté tanto y solo se me ocurrió correr hacia una tienda, le dije a los dueños lo que me estaba pasando, ellos salieron y alcanzaron a ver un jeep que salía a toda velocidad”, relató la menor, que ahora sale solo en grupo a la calle, tras las clases. “Antes caminaba sola o con una amiga, ahora me gana el miedo”, confiesa.
Jorge de la A, inspector general del colegio Doctor Rashid Torbay, dice que en las tres semanas de clases que llevan, tiene registros de 9 casos de estudiantes a quienes les han robado los teléfonos móviles, según las denuncias de los padres. De ese total, 7 se cometieron con la amenaza de armas blancas y de fuego.
De la A y otros directivos reconocen que la Policía está presente a la salida y entrada de los alumnos, pero apenas van dos o tres motorizados, y no es suficiente. Los delincuentes suelen filtrarse entre los vendedores o esperan a los estudiantes, cuadras más adelante, para quitarles sus pertenencias y los uniformados no se alcanzan. “Solo en el colegio Rashid Torbay hay que cuidar a 2.800 estudiantes en las dos jornadas”, precisó de la A.
Hay gente sospechosa que, a pocas cuadras del colegio, siempre está merodeando. La Policía debería retenerlos, revisarlos, alejarlos. Todas las autoridades deben hacer algo.
General Villamil, insegura y encerrada
Leer másLuis Baque, director del distrito de Educación en Playas, informó que se han mantenido reuniones con la Policía y la Comisión de Tránsito y se han establecido estrategias, como colocar el botón de pánico y mantener los operativos, pero nada de esto es suficiente para las familias.
“Si nada de eso está sirviendo, por qué no toman más medidas, se instalan cámaras, mandan más agentes o hace algo el alcalde. Él se sigue lavando las manos con lo que ocurre aquí. Quiere acaso que un menor muera a causa de una sobredosis de escopolamina, quiere que los niños queden traumados, que los padres no puedan ni trabajar. Haga algo señor Dany Mite. Ya deje de lavarse las manos”, se quejó la residente Laura Palma, habitante de Bellavista.
Consultado sobre esta situación, el alcalde Dany Mite se limitó a responder en dos líneas que sí están actuando. “Hay trabajo organizado con los vigilantes de tránsito y la policía cantonal”, repitió; generando todavía más enojo entre los afectados, quienes critican el desinterés de la Municipalidad con este tema.
“Sé que los padres son los ojos que monitorean y dan alertas; sé que los padres han formado brigadas, pero desde la Alcaldía no se está haciendo nada. Qué decepción tener al alcalde que tenemos. Todos estamos en riesgo. Nunca más, lo juro, nunca más le daré mi voto”, alegó la residente Belén Donoso.