“En la escuela Shyri Cacha se debería construir un hospital”
Expertos y ciudadanía sugieren que los edificios abandonados sean habilitados para beneficio de la comunidad. Se han convertido en sitios peligros
En un dolor de cabeza para la comunidad y en una pésima imagen para la ciudad se han convertido varias edificaciones que están abandonadas, desde hace varios años, en diferentes sectores de la ciudad.
Edificios que son reducidos a letrinas
Leer másLas estructuras internas y externas de estos locales sirven de refugios de delincuentes, consumidores de drogas, personas en situación de calle..., que llegan en las noches para hacer de estas un ‘hotel’ transitorio o sitio de desmanes que perturban la tranquilidad ciudadana.
Expertos y ciudadanos consultados por EXPRESO sugieren que estas edificaciones desocupadas deban ser habilitadas para que su uso beneficie a la comunidad en general. Albergues, edificios académicos, dispensarios, guarderías, hospitales, canchas deportivas, son, entre otras, las opciones que se plantean para la transformación de estos sitios que actualmente están vacíos.
Las paredes han sido tumbadas y ya no hay aulas que sirvan. Lo que sí existen son árboles caídos, basura y maleza que sirven de escondite de malandros que se camuflan en el sitio para acechar a quienes transitan por la zona para despojarlos de sus pertenencias.
— Diario Expreso (@Expresoec) July 7, 2022
Uno de ellos es la escuela fiscal Shyri Cacha, ubicada en la 26 y la K, suburbio de la ciudad, cuya estructura fue desocupada hace ocho años, cuando los estudiantes fueron unificados a otro local.
Los residentes de la zona han pedido la intervención de las autoridades educativas, municipales y de la Policía para que el edificio sea clausurado o se le dé el mantenimiento respectivo, pero no han tenido respuesta
Las instalaciones tienen pocas paredes y no hay aulas que sirvan. Por los agujeros se puede observar árboles caídos, basura y maleza que sirven de escondite para malandros que se camuflan en el sitio.
Juan Carlos Guzmán, arquitecto, cree que en este lote se podría construir un dispensario u hospital para que los vecinos cuenten con atención médica cercana. “El suburbio cuenta con el hospital Abel Gilbert Pontón que está saturado. Por ello, otra casa asistencial en la zona sería oportuno”, refiere.
La ciudad necesita espacios abiertos, verdes y seguros para usos recreativos, académicos y culturales; estos edificios abandonados podrían cumplir esos objetivos.
Guayaquil: Edificios escolares en abandono
Leer másZoila Sánchez, líder del sector, concuerda con el profesional. Señala que el sector carece de dispensarios médicos públicos. “Los pocos que hay no abastecen para atender la necesidad médica que se presenta a diario”, menciona, al considerar que la construcción de un hospital también sería bienvenida.
Si la ciudadanía de Guayaquil tiene muchas necesidades, no entiendo cómo existen tantas edificaciones vacías que bien podrían ser habitadas para uso comunitario.
En la esquina de Tulcán y Luque, centro de la ciudad, hay un edificio -como muchos otros, como lo ha venido relatando EXPRESO- que está abandonado. En el caso de esta edificación, lo está hace siete años tras el terremoto que sacudió a Ecuador en abril de 2016. Se trata del local donde funcionó una Unidad Judicial de la Niñez.
Guayaquil: Tres edificios abandonados son clausurados por desaseo
Leer más“Aquí se ocultan delincuentes después de cometer sus atracos. También lo han convertido en un basurero”, denuncia Magdalena Bermúdez , quien habita a pocas cuadras del inmueble y asegura que ella y sus vecinos han tenido que lidiar por varios años con este problema.
Bermúdez, quien es arquitecta, cree que a este sitio se lo podría transformar en un paseo comercial con restaurantes, boutiques, farmacias y zonas de esparcimiento. “Es decir, un lugar donde la ciudadanía pueda recorrer, comer, comprar y recrearse”, manifiesta.
En el centro, otra de las edificaciones abandonadas es el Conservatorio Nacional de Música Antonio Neumane, ubicado en las calles Esmeraldas y Miguel Hurtado, que dejó de funcionar en ese lugar desde 2014 tras sufrir un conato de incendio.
Mientras que el edificio del colegio Ana Paredes de Alfaro, en Sucre y Chimborazo, dejó de recibir a 500 estudiantes desde el 2016, luego de que las paredes quedaran endebles por el terremoto de ese año.
A esta lista hay que sumarle el edificio Buendía, en la 9 de Octubre y Machala, zona comercial, judicial y bancaria; así como la antigua Cárcel Municipal, en la calle Julián Coronel.
El arquitecto Juan Pablo Costa, quien participó en el concurso organizado por EXPRESO precisamente para rescatar el corazón de Guayaquil y cuyo proyecto quedó entre los 10 mejores, dice que sería una gran iniciativa rehabilitar los edificios en mal estado o abandonados. “Estos sitios pueden ser convertidos en parques, centros culturales, centros académicos, recreativos, centros de salud, en el peor de los casos estacionamientos bien gestionados (que es algo que hace mucha falta en la ciudad)”, indica.
Reitera que la ciudad necesita espacios abiertos, verdes y seguros, para usos recreativos, académicos y culturales, todo esto para dinamizar el uso del espacio público, la imagen de la ciudad e inclusive la economía. “Si el guayaquileño sale un sábado a un centro comercial, está muy bien, pero mejor que aproveche Guayaquil y haga esa salida en la ciudad que encuentra todo”, agrega.
Rehabilitar edificios abandonados para estos fines es un paso grande para lograr una ciudad en la que los guayaquileños utilicen su territorio, puntualiza.
Cincuenta edificaciones han sido notificadas como abandonadas, según el Departamento de Justicia y Vigilancia.
A los propietarios se les ha iniciado procesos jurídicos para su reacondicionamiento, rehabilitación o derrocamiento.