Carlos Pástenes
Carlos Pástenes, a la derecha, es uno de los líderes que durante la pandemia buscó la manera de que sus vecindarios sean sitios amigables y seguros.Christian Vinueza

El alma del barrio cobra vida en Guayaquil

EXPRESO cuenta las historias de los líderes y barrios que han sido ejemplo de superación durante esta pandemia

Si algo bueno ha dejado la pandemia es demostrar que mientras se vive en comunidad y las familias se apoyan de los vecinos, todo es más llevadero.

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En Guayaquil, hoy que se conmemora un año más de fundación, es necesario recordar a su gente, que es el alma de los barrios y la razón principal por la que más de uno ha logrado enfrentar esta pandemia con valor, pese al dolor y al miedo.

En este espacio, EXPRESO destaca las historias de los vecindarios y los líderes que han venido trabajando, por más de un año, por su comunidad y por hacer que esta no se pierda. Hay quienes han sido los protagonistas de acciones que no solo han permitido que los adultos mayores y los niños, que integran el grupo de los seres que han tenido que experimentar más el encierro en esta época; recuperen sus espacios; sino que han luchado porque esas áreas que precisamente sirven como puntos de encuentro comunales y pulmones para toda la ciudad sean protegidas.

Un ejemplo de ello es la comunidad de Samanes 1, que en la pandemia, al ver como el bosque se convirtió en el refugio sanador y de entretenimiento de muchos, merecía ser respetado y cuidado; por lo que aquella lucha de años cobró más fuerza y logró el objetivo deseado.

A continuación, los relatos que dejan al descubierto la esencia de los guayaquileños.

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Logística. Esa fue la misión que tuvo hasta hace poco Carlos Pástenes con los residentes de la ciudadela Vía al Sol, en vía a la costa, de la que fue administrador hasta marzo pasado. “Quería que los vecinos tengan todo: desde alimentos hasta medicinas, tanques de oxígeno y golosinas”, asegura a este Diario; quien hasta diciembre pasado -ante la emergencia- usaba incluso su vehículo para trasladar a los pacientes con COVID y sus familiares -todos vecinos- a la clínica.

Con fotos que guarda en sus equipos tecnológicos y le recuerdan que le tocó vivir una pandemia, Pástenes habla de como su vecindario fue cooperador y solidario, y ha podido enfrentar con valor una de las épocas más duras. “Aquí, hasta ahora todos han seguido al pie de la letra las normas. Las familias se han acoplado a hacer ejercicios y practicar bailoterapia en grupos de 5 máximo, y los jóvenes continúan siendo quienes pasean los perros de aquellos que, por seguridad, deben permanecer todavía en casa. Estoy orgulloso. Vía al Sol ha sido una burbuja, la más segura en estos tiempos”, admite; mientras muestra las imágenes en las que aparece vistiendo trajes con los que parecería que fuera a pisar la Luna.

Carlos Pástenes
Carlos Pástenes, a la derecho, hizo de la logística el factor clave para sobrellevar los días más grises de la pandemia.Christian Vinueza

En la ciudadela, Pástenes destaca además el papel de los niños. “Con ayuda de sus padres, aún ahora, se las ingenian para respetar los tiempos y hacer de sus hogares las canchas de juego. Todo eso suma y refleja ser parte de un vecindario que se preocupa por el otro”, reflexiona.

La vecindad que luchó por respirar

Los moradores de Samanes 1 en diciembre de 2019 realizaron una minga para limpiar el ingreso al Bosque Seco Tropical, al que consideran su pulmón. “Unos meses después entramos en confinamiento por la pandemia y después de que salimos del semáforo rojo (mayo de 2020) se valoró más el lugar. Allí respirábamos”, cuenta a EXPRESO Emilene Aguayo, coordinadora de la Gestión Comunitaria Vecinos del Bosque Seco Tropical de Samanes 1. 

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Moradores Un grupo de habitantes de Samanes 1, el día que el Municipio anunció la protección del bosque.Miguel Canales Leon
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Recalcó que por el encierro que experimentaron, los vecinos apreciaron más el caminar al aire libre por los senderos que están llenos de árboles, con la compañía del canto de los pájaros. Entonces hubo más apoyo de la comunidad que en los 10 años de lucha por el bosque logró que técnicos de la Dirección de Investigación del Instituto Nacional de Patrimonio realicen un estudio para determinar la importancia del lugar, porque allí se encontraron, además, objetos de la cultura Chorrera. 

Ese análisis pasaría al Municipio de Guayaquil y se uniría a la carta formal de los habitantes, para que el bosque sea protegido y cuidado por el Cabildo, un hecho que se logró. Pero mientras esperaron el actuar de las autoridades, la comunidad se mantuvo al cuidado de cada pedazo de tierra de este espacio, que ahora más que nunca congrega a decenas de familias y niños que se aventuran a recorrerlo y convivir con las al menos 21 especies vegetales y 29 de aves que allí habitan.

El sitio también cuenta con áreas arqueológicas. Es un ambiente natural que necesitaba su conservación. Vamos a preservarlo y mantener las actividades necesarias.

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En el bosque, los residentes aprovecharon para respirar al aire libre y ejercitarse durante la pandemia.Alex Lima

  • El espíritu barrial no murió en la comunidad

Hablar de la ciudadela Urbanor, ubicada en el norte de la ciudad, significa unión, responsabilidad, amistad y empatía. Es hablar de como se logró mantener la calma en una época tan dura en la que las familias iban perdiendo a sus seres y amigos; y en la que hoy, pese al vacío, la comunidad está unida e intenta dar apoyo y aliento a los vecinos que más lo necesitan.

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Hecho. La casa comunal ha sido el punto de varios encuentros.Cortesía

Geofredo Calle, quien fue presidente del Comité Promejoras del barrio y ahora es uno de los miembros, recuerda como, sobre todo este año, la casa comunal y el parque central, se convirtieron en esos espacios que permiten mantener vivo el espíritu de barrio.

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En la imagen, Geofredo Calle, líder comunitario de Urbanor.Cortesía
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“Con ferias y talleres hemos buscado que el vecindario, manteniendo vigentes los protocolos de seguridad, se reencuentren, a fin de que -en lo posible- no se pierda el contacto. Nuestras canchas se han convertido en salas de cine. Nuestros miércoles se han transformado en miércoles de películas”, detalla Calle; quien por el Día de las Madres y en representación del comité les llevó mariachis a las celebradas.

 “Recuerdo ver a los artistas cantándoles a lo lejos, todos con miedo, muchos con dolor y sin poder abrazarnos. Han sido momentos emotivos los que hemos vivido, pero aquí estamos”, cuenta; al hacer hincapié en que la comunidad decidió dar también la mano a sus vecinos, comprándoles lo que emprendían: desde mascarillas y desinfectantes, hasta postres y almuerzos. “En la pandemia el barrio luchó y vivió y vive para el barrio”, piensa.

Fueron días muy difíciles los que nos tocó vivir, como todos, pero aquí estamos. Hemos tratado de trabajar juntos para mantener nuestra comunidad activa y unida. Hemos puesto los ojos en los adultos mayores y las familias. Le hemos apostado al emprendimiento, que ha sido la catapulta que muchos de nuestros vecinos puedan salir adelante...

Geofredo Calle, 
​líder barrial
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Una de las tantas actividades que en el vecindario se han hecho para mantener unida y activa a la comunidad.Cortesía