“Somos el espejo vial de un caos que nadie resuelve hace 20 años”
Llegó diciembre y con él los agobiantes atolladeros. La escena se replica en La Puntilla. Urbanistas consultados ven en el tren eléctrico aéreo una solución
“No importa cuándo leas esto, el tráfico en Guayaquil será cada diciembre insoportable. Es el mismísimo infierno, recuérdalo”, publicó en Twitter la noche del lunes pasado el habitante de la cuarta etapa de Samanes, José Rendón, tras demorar casi hora y media para llegar a casa.
La ciudad cuestiona la falta de un plan que oxigene a la vía a Daule
Leer másRendón es guayaquileño, trabaja en una compañía ubicada en la ciudadela Kennedy y el recorrido, que generalmente le toma 20 minutos, se triplicó. La avenida Francisco de Orellana, su ruta habitual, “era un caos”.
“Qué desastre de ciudad. Un carro estaba pegado al otro, las motos estaban a centímetros de rayarnos, todos pitaban de forma enloquecida, los peatones miraban rogando sin saber qué hacer y los semáforos, pues, hasta en un momento, llegaron a estar de adorno. Nunca he sido el grinch, pero cómo detesto este mes. La falta de planificación y el desinterés de la autoridad por remediar este problema que nos ahoga fácilmente desde ya hace 20 años, son detestables. Son 2 décadas viviendo la misma estupidez, somos el espejo de ese pasado. En Guayaquil diciembre jamás podrá ser un mes de paz. Patrañas”, se quejó Rendón, quien cuestionó -como otros tantos- que la ATM no ejecute un “verdadero plan” que logre revertir este escenario.
Solo pido esto: una relación tan fuerte como diciembre y el tráfico de Guayaquil.
Y es que para la ciudadanía, que además hizo pública su molestia en las redes sociales (ver detalle adjunto), que durante este mes la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) coloque más conos en las vías, bloquee los giros a la izquierda o instale más agentes, de poco o nada ayuda.
La ciudad cuestiona la falta de un plan que oxigene a la vía a Daule
Leer más“Tenemos un parque automotor que crece cada vez más, tenemos centros comerciales y plazas por montón; una Metrovía colapsada y buses de transporte público deficientes; unas aceras angostísimas que no facilitan la movilidad y ciclovías que solo existen en nuestra imaginación... Con todo esto, cómo no va a colapsar la ciudad, si por tener pésimo servicio, nos vemos obligados a usar el carro. En Guayaquil, nos hemos quedado de año en planificación”, agregó Jeremías Cáceres, quien reside en Los Ceibos y ayer llevaba ya 45 minutos intentando llegar al centro. Eran cerca de las 14:00 y no llegaba ni a la mitad de su destino. Estaba en la 9 de Octubre.
“Quiero dejar esta vaina botada y largarme caminando. Ya no puedo más, qué maldito estrés. El tráfico de Guayaquil saca lo peor de mí. Dios, siento que me vuelvo hasta violento”, se quejó una y otra vez, mientras se dormía dando bocinazos al aire.
Detesto diciembre, por el maldito tráfico. Qué horror e indignación me da al ver que las autoridades de tránsito no sirven para nada.
En la Carlos Julio Arosemena, en las calles aledañas a la bahía, así como en la Francisco de Orellana, en la avenida de las Américas y en la Juan Tanca Marengo, el escenario fue el mismo. Los autos rebosaron y los gritos plagados de insultos hicieron eco en las rutas.
el tráfico de guayaquil por DIOS voy a terminar agarrándome a puñete con alguien
— dani✿ (@coloredblues) December 21, 2022
el tráfico de guayaquil por DIOS voy a terminar agarrándome a puñete con alguien
— dani✿ (@coloredblues) December 21, 2022
Guayaquil: Avanzar en dos ruedas, el cambio que urge en el centro
Leer másFrente a este panorama, EXPRESO consultó a la ATM por qué no ejecuta de una vez por todas un plan macro que dé solución al problema, pero hasta el cierre de esta edición las respuestas no llegaron. También le pidió que detalle las medidas que han adoptado ahora para oxigenar a Guayaquil y las pruebas de que estas estén funcionando, pero la reacción fue exacta: silencio.
Quienes sí hablaron fueron expertos en movilidad, como el guayaquileño Héctor Hugo, también catedrático e investigador; quien tomando en cuenta que para el 2050 (según las proyecciones mundiales) el 70 % de la población estará en las urbes, apunta a que en el Puerto Principal debe construirse un tren eléctrico elevado que conecte al norte con el sur.
Que no podemos ya seguir pensando en parches únicamente para determinados meses y que tampoco es lógico botar a la basura lo ya instalado, advirtió; al hacer hincapié en que las autoridades deben apostarle a la movilidad multimodal.
“La columna vertebral entonces debería ser ese tren, que lo tienen ya las altas potencias, que lo están concretando también las medianas, que lo necesitan las ciudades de Sudamérica; y que en el caso de Guayaquil, conectaría a Mucho Lote con la Orellana, y a esta con la Universidad Laica, avanzando hasta la calle Machala, la Quito, la 25 de Julio y llegando al Puerto... Todo esto en menos de 45 minutos y sobre el aire. Y ojo, que esta estructura no resultaría costosa como parece, sería mucho más barata que la Aerovía o una obra bajo tierra”, precisó Hugo, quien además hizo énfasis en la necesidad de recuperar el río.
Son 4 años de pésima planificación de obras públicas en las calles del Puerto Principal. Está bien hacerlas, pero coordinen la mejor época y horario para que su impacto sea menor en el tráfico. En la peor semana de tráfico del año, se les ocurre romper en la avenida Orellana. ¿Qué les pasa? ¿Hasta cuándo?
El norte quedó atascado y las críticas apuntan a la falta de planificación vial
Leer másEl planificador urbano Roberto Freire coincide con ambos puntos. “El tren es una opción viable que a Tokio, cuya población es inmensa, le ha dado fluidez. No es para nada una idea descabellada. Hay que pensar sí o sí en el futuro. Ni los puentes ni los viaductos son la solución. Pasa igual con el río, si hoy tuviera vida, si nos pudiéramos mover a través de él, ni Guayaquil ni La Puntilla estarían como están. Por Dios, La Puntilla está insoportable. Con la Navidad, el problema no ha hecho más que agudizarse”, alertó.
Diciembre en Guayaquil es época de tráfico, caos, estrés, robos en las vías. En fin, Guayaquil es una pesadilla vial. Igual o peor está la vía Samborondón.